Venezuela

60 estómagos llenos en Petare para evitar más muertes por desnutrición

Sesenta carteles con distintos nombres reposaban sobre una mesa roja en una humilde vivienda al borde de un despeñadero en la enorme Petare.

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FOTOGRAFÍAS: ARMANDO DÍAZ | EL ESTÍMULO

En la fachada de la vivienda corren niños de entre dos años, hasta los 12, tienen cosas en común entre si, pero la que más los une es el hambre.

La organización, Un Par por un Sueño, fundación dedicada a la recolección de zapatos de fútbol para niños fue la encargada en llenar los estomagos de estos pequeños, quienes esta vez cambiaron su modalidad y abrieron un comedor para menores. La sede es la casa de Ana Gutìerrez, una mujer con siete hijos , cinco de estos fuera del país, quien prefirió permanecer en Venezuela para ayudar a sus vecinos en el sector República Unida de Petare.
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La muerte hace solo una semana de la niña Charot Castro de un año y seis meses, por desnutrición fue el detonante. El hambre estaba llevándose la vida de los menores, mientras la delgadez se hace más evidente en los pequeños cuerpos.
Muchos niños ya portan su cartel que los identifica como los privilegiados que podrán comerse una pasta con pollo y platano frito, están: Paola, Darwin, Wilmar, Maikely, Eduardo y Kenny, entre otros.

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Esperan con impaciencia, dentro de la vivienda, la cual está bastante oscura debido a la falta de bombillos, es iluminada por la luz que entra desde la ventana. Hay cuatro mesas con vasos de agua y platos humeantes a la espera de los niños que con emoción e ilusión se devoraran cada fideo y pedazo de pollo.
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Los sesenta platos no tardaron en quedar vacíos, habían sonrisas y un desespero voraz por alimentarse. El comedor es sólo para niños y es el inicio de una serie de establecimientos que abrirán en distintos sectores de Petare.
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El presidente de la fundación Brian Fincheltub y su hermano Eithan Fincheltub coincidieron en que estos comedores no deberían existir, porque el hambre debería ser una situación erradicada de Venezuela, pero que con el auge de la crisis, todo se volvió un desastre.
Las mujeres son cristianas. Todo estuvo envuelto en una especie de ofrenda a Dios por la nueva oportunidad de poner alimentos en la boca de esos niños, quienes elevaron una oración a Dios y le dedicaron una canción antes de tomar el primer bocado.
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Para Mayra Castro, madre de la fallecida es muy dificil recordar que su hija no sobrevivió al hambre, a la falta de comida y a la frustración que sintió al no poder protegerla y dedicarle todos los cuidados que necesitaba, porque el dinero simplemente no alcanzaba para un mercado de verdad porque en Venezuela el sueldo no rinde para nada. Sin embargo su consuelo es que otros menores no vivirán el mismo destino gracias a ese comedor el cual en su frente muestra el nombre de la organización pintado con la mano de los pequeños beneficiados.
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