¿Qué hacer para salir de Maduro?
Respuesta a John Magdaleno, y la propuesta correcta.
En una serie de tuits, y en una entrevista con Nelson Bocaranda, John Magdaleno aboga por una solución negociada, por la unidad de la oposición, y defiende las elecciones como mecanismo de preparación de una transición. Además, implica que en la transición debe estar una coalición que incluya a los representantes del actual régimen y sus instituciones. Afirma que su estudio es científico, y que desbanca las afirmaciones de que este régimen no sale con votos, y que no hay que negociar con él.
En este artículo doy respuesta a estas afirmaciones, negando su validez, usando análisis teórico y la evidencia a la que tenemos acceso, que es pública, para hacer una propuesta alternativa, que incluye negociación y elecciones, pero apuntando a la verdadera diana.
En primer lugar, saludamos su invitación a dialogar sobre el tema, sobre bases sólidas, científicas. Empezando con eso, no es cierto que si usted encuentra uno, dos, o pocos contraejemplos, logra hacer falsación de la teoría respectiva. Eso es falsación lógica. Pero no científica. Incluso en ciencias naturales se sabe lo que se sabe en econometría: no puedes usar dos datos para hacer una regresión.
En segundo lugar, Magdaleno afirma que si encuentras 34 casos; no solo uno, que contradicen la afirmación de que “dictadura no sale con votos”, la falsación científica es sólida. Es usualmente cierto que si creas condiciones idénticas para un experimento, y logras contradecir una afirmación, o “hipótesis nula”, con una muestra de tamaño 34, invalidas la teoría en cuestión, con un pequeño margen de error. Pues el número 30 es un número mágico como tamaño de muestra para lograr, en bastantes casos, una distribución similar a la de Gauss (la llamada “normal”) para muestras poblacionales que te permiten hacer inferencia estadística, basándote en el inmenso poder de la ley de los grandes números.
Ahora bien, si la muestra es de tamaño 70, como se dice del estudio, y son 34 los casos que contradicen la teoría en cuestión, no se puede hacer inferencia estadística, no solo lógica. Menos de la mitad de los casos obedecen al criterio que niega la teoría sujeta a prueba. En estos casos no rige el criterio de mayoría democrática, por cierto, de manera que incluso si hubieran sido 40 los casos exitosos de la muestra de 70, tampoco se podría contradecir la teoría que Magdaleno está criticando. Debes hacerlo con un margen de error muy pequeño, y el número debe estar más cerca de 70 que de 35 (por arriba, no por debajo, además), que es la mitad de la muestra. Así que Magdaleno parte de criterios que no son científicos para hacer sus afirmaciones, cuando empieza diciendo que se trata de refutar científicamente las afirmaciones que critica.
Por si esto fuera poco, es clave, además, que el experimento sea el mismo. Que la población, estadísticamente hablando (no fácticamente, claro, como cuando hablamos de un país), de la que salen las muestras sea la misma. O debes definir la diferencia entre las poblaciones, y hacer comparaciones poblacionales a través de análisis de muestras respectivas.
En el caso que nos ocupa, la inferencia no es posible, pues en esos países de estudio, la contradicción es entre gobierno (o coalición de gobierno) y oposición. En Venezuela es entre los caza-renta, y el resto de los venezolanos. El enemigo es distinto al de los casos estudiados. De hecho, Venezuela es un caso único, porque también es único en demasiados otros respectos, empezando por el que estamos adelantando, que es el fundamental, pues es el modelo que explica su comportamiento económico, político y social: el rentismo petrolero.
En el siguiente artículo hago un resumen sustancioso de la literatura especializada, que sí que ha hecho estudios econométricos rigurosos que permiten inferir efectos, y también remedios a los países que padecen o han padecido esta enfermedad, denominada con frecuencia “maldición de los recursos, o de la abundancia” (página 17). Y las particularidades de Venezuela.
El efecto que más nos interesa, pues, es el de la existencia en los países en cuestión de un cartel de mafias que se constituye para apropiarse la renta respectiva, y de los negocios relacionados vertical y horizontalmente, como tráfico de drogas, de armas, trata de blancas; conexiones geopolíticas. Ese cartel captura, sistemáticamente, tanto a los gobiernos de turno, como a parte importante de las dirigencias opositoras de turno, medios de comunicación, analistas, etc. En conclusión, la existencia del cartel de mafias caza-renta impide una comparación entre países que no padecen esta enfermedad.
Es claro que si el estudio de Magdaleno no filtra su muestra para comparar países similares, no puede usar las mismas teorías para recomendar la acción estratégica en Venezuela, pues no se trata de la misma población estadística. Hacer falsación usando teorías buenas y evidencia apropiada para otros contextos, no es un ejercicio científico válido. Y sus conclusiones no se siguen para nuestro país.
Esto, en el mejor de los casos. Dando el beneficio de la duda sobre si tiene algún valor positivo en nuestro contexto, y no más bien negativo, que perjudica las decisiones políticas en nuestro país, y desorienta a los venezolanos que quieren salir de este régimen, y hasta sus líderes, pues el estudio no ha sido publicado, como debería haberlo sido, dado el peso de las afirmaciones que se han hecho en público, en un contexto en que esas afirmaciones potencialmente tienen consecuencias de vida o muerte para millones de personas, y no podemos ver los detalles, para poder hacer lo que se llama una réplica científica respectiva del experimento, del ejercicio investigativo.
Lo dicho nos pone a considerar el caso venezolano como único, realmente. Por si fuera poco, no solo tenemos el caza-rentismo como diferenciador determinante. Hay otros factores que, por su peso, separan a nuestro país de los otros casos de análisis, como el dominio de Cuba en el gobierno desde 2003. El boom petrolero desde el 2004. La caída del precio y el ingreso petrolero durante Maduro. La debacle de la política económica en términos de hiperinflación, hiper escasez, somalización; la emigración indeseada, el tráfico de drogas desde el gobierno, y las pugnas internas de los caza-renta.
Seguiremos entonces el análisis sobre el carácter único de la realidad nuestra, sobre informaciones que manejamos, lo mismo que las élites, que no siempre son públicas, pero que son determinantes; y sobre las teorías que se pueden aplicar con más propiedad a nuestra situación, sobre todo de cara a la estrategia óptima para salir de la crisis. Una combinación de ciencia social, con el arte del análisis, la práctica, y las propuestas ajustadas; y en aprendizaje racional, afinando el modelo a medida que se dan los acontecimientos en medio de la complejidad que vivimos.
La implicación geopolítica, por ejemplo, implica una solución geopolítica. No necesariamente de una intervención armada de los EEUU. Pero sí un involucramiento de la comunidad internacional en la solución, como proponemos abajo. La debilidad económica después del boom petrolero tiene también implicaciones diferenciadoras definitivas, pues la salida desde un totalitarismo fortalecido en lo económico no es lo mismo que desde uno debilitado en esa materia, y en franca implosión, como en nuestro caso. Tendremos en cuenta todas estas características diferenciadoras en nuestro diagnóstico, y nuestro remedio.
En teoría de la guerra, la guerra política en particular, es básico identificar a tu enemigo, y a sus aliados, así como los tuyos. En la gran mayoría de los países analizados por Magdaleno, es adecuado separar la oposición, en un solo bloque, del régimen gobernante. Y abogar por su unidad. Ahora bien. En el caso nuestro, criticar, y hasta descalificar, como lo hacen Magdaleno y los analistas famosos en Venezuela, a quienes “promueven la división”, a “los radicales”, “los guerreros del teclado”, denigrando con frecuencia de la opinión de los venezolanos por las redes sociales, es inadecuado. Cuando la opinión de las redes sociales, en general, ha estado más acertada que la Magdaleno y la de dichos analistas.
En efecto, en Venezuela, parte importante de la “oposición” está capturada por el cartel caza-renta. Es algo realmente incuestionable por la teoría adelantada, por la evidencia empírica (además de que personalmente, por cierto, lo viví con varios intentos de corromperme, cuando estuve en el gobierno), y por las señales inequívocas en Venezuela.
El enemigo en nuestro país, pues, no es solo el gobierno. Son los caza-renta, y su modelo. Y el enemigo captura a parte importante de la oposición; no solo al gobierno, lo cual los convierte a ambos en enemigos, al ser agentes del enemigo. Maduro, por ejemplo, es un títere. Si analizamos a quiénes beneficia más la política económica, y quiénes se perjudican, nos daremos cuenta claramente de que la cúpula militar corrupta es el grupo jefe del cartel mafias caza-rentas en nuestro país, en que participa Cuba como una de las mafias respectivas en el ámbito geopolítico del cartel. Si quitas al títere, y los caza-renta también lo quieren quitar, y poner otro, en una operación gatopardiana, no haces mucho, cuando el abismo en que estamos metidos ha producido, paradójicamente, la oportunidad de salir de los titiriteros, y de su sistema mismo.
Es de recalcar que prácticamente todos los analistas políticos famosos han errado, como Magdaleno, en la caracterización apropiada del enemigo, y los ha llevado a insistir en la unidad de la oposición. La unidad, al contrario, como hemos establecido, no debe ser la de la “oposición”, simplemente. Es la unidad de quienes quieren salir del gobierno, y de los caza-renta y su modelo. Es la oposición, sin comillas, a los caza-renta y sus aliados. De hecho, la división es buena en la “oposición”, y ya se está dando, sobre todo después de los fracasos de los diálogos, de las elecciones, y de los mecanismos “unitarios” que ha ideado la dirigencia política opositora, como la MUD, y ahora el Frente Amplio. Si te unes a tu enemigo, pierdes la guerra, de entrada, como nos ha estado ocurriendo, hasta ahora.
La solución,pues, va por otro lado, y de eso hablaremos aquí, contrastando con la de Magdaleno y otros analistas similares, como Luis Vicente León, Ángel Oropeza, José Virtuoso, Fernando Mires (especialmente equivocado en su análisis sobre nuestra situación, detrás del ropaje de ilustrado de sus afirmaciones), entre otros, cuyos análisis y remedios han formado parte del establishment cultural que no nos ha permitido salir de esta situación.
Un elemento importante a identificar para comprender la situación nuestra, y para trazar la estrategia y la tácticas óptimas, se refiere a las pugnas internas de los caza-renta, algunas de las cuales han sido tan grandes, que se han hecho públicas. Otras de esas pugnas han trascendido en los círculos informados (públicas en esos ámbitos). Lo que hemos visto refleja lo que predice la teoría, y la evidencia empírica, para casos en los que el negocio que sustenta al cartel se deteriora notablemente, al punto de que su existencia misma se pone en peligro, surgiendo pugnas internas entre las mafias componentes. Se pone así en peligro también el cartel mismo, pues los desvíos de la cooperación que lo mantiene funcionando, son más atractivos que mantener el acuerdo, que se hace muy inestable y sin medios de reproducirse como tal. Ese resquebrajamiento del cartel en nuestro caso viene desde la caída de los precios petroleros, y de la caída de la renta, por la misma razón. Pero el deterioro posterior de la economía, y del gobierno mismo, que ha devenido en desgobierno, ha hecho que el conflicto interno se exacerbe a grados explosivos.
Sobre lo más reciente, es ya bastante conocida en los círculos informados que en varias ocasiones Maduro fue considerado como un lastre inconveniente e insoportable para un sector de los caza-renta. Pues era un agente de las mafias radicales tan adictas al poder, que estaban poniendo en peligro el modelo mismo que los alimenta a todos, y no tiene capacidad de resolver, incluso si se lo propone, la situación económica, por su incapacidad de generar confianza, y por las sanciones a las que está sometido.
Recientemente se produjo una pugna para tratar de sustituirlo, por ejemplo con Falcón, considerado un peón alternativo que podía implementar una política económica más moderada. Resolver los equilibrios básicos de la economía para parar la inflación, liberar controles, e impulsar así el aparato productivo. La idea era permanecer en el poder, a cambio de ganar menos renta mediante la eliminación del control de cambios, los CLAP, el subsidio a Cuba, aumentando el precio de la gasolina; haciendo un refinanciamiento de deuda, e incurriendo en nueva deuda para reactivar la economía. Ese cambio lo iba a dirigir Francisco Rodríguez, con un plan económico bien concebido y formulado desde el punto de vista técnico, y acoplado para que en materia política permanecieran en el poder los caza-renta, a través de sus nuevos y viejos títeres (como el caso del TSJ, la ANC, parte de la oposición, etc).
Se planteó seriamente la posibilidad de dilucidar esa pugna entre los moderados y radicales en las elecciones del 20 de Mayo. La pugna dependería del control sobre el CNE: el que contaba los votos era el que decidía la contienda, no el número de votos. Jorge Rodríguez, con importante incidencia sobre el CNE, estuvo inclinado hacia los moderados. Pero los radicales, cuyo títere más sobresaliente es Maduro, como dijimos, apoyado por Cuba y la cúpula militar corrupta, entre otros, se impusieron. Argumentando que ellos podían hacer las reformas. Con el resultado, como ya sabemos, de que el intento de reformas fue mal concebido, mal planificado y mal implementado, con las consecuencias desastrosas que tenemos, y que ponen en peligro aún más el modelo caza-renta, si las fuerzas contrarias se organizan y aprovechan la oportunidad, como explicaremos abajo.
Ante ese fracaso, en todo caso, ahora se plantea de nuevo un nuevo cambio gatopardiano, que sería instrumentado a partir de un nuevo proceso de diálogo, para sacar definitivamente a Maduro, y permitir un gobierno de transición moderado, como el propuesto por Magdaleno, otros analistas, y los partidos cohabitadores, que deje en el poder político y militar a los caza-renta, con control de algunas cosas claves en lo económico, como el arco minero.
La pregunta que debemos hacernos, entonces, es si es posible sacar a los caza-renta de cuajo, o aceptar una transición en la cual conserven el poder para mover los hilos, y haya reformas que pongan parches a la situación. Que siga el modelo rentista, cambiante de ropaje ideológico, que viene de la cuarta república, y que se exacerbó en la quinta, ahora rebautizado como “una nueva democracia”, que “dejó atrás el socialismo del siglo XXI”.
La pregunta no es, pues, si entrar a una negociación sin más ni más, como plantean analistas como Magdaleno, León, Virtuoso, Oropeza y otros, además de los partidos de la cohabitación, sin distinguir a quién estamos favoreciendo. Sin saber qué juego estamos jugando. Es claro, a estas alturas, que la “oposición” capturada por los caza-renta, los cohabitadores, actúan como agentes de esta solución “moderada”, escondiendo al resto de los venezolanos qué es lo que está pasando en realidad. Afortunadamente los estamos identificando.
Desde que Chávez cayó directamente en manos de Fidel Castro, por los años 2003, y este caracterizó al enemigo del gobierno como la burguesía y el imperialismo, estaba claro que no iban a entregar el poder mediante “elecciones burguesas”. Ahí empezó la guerra política y económica que nos ha llevado hasta hoy. A pesar de tener cierta independencia al principio de los caza-renta, estos capturaron por completo el gobierno de Chávez, sobre todo a partir del boom petrolero. Y facilitó la jefatura militarista del cartel en cuestión. Pero este fue un período en que aceptaban algunas derrotas electorales, para dar la apariencia de democracia.
Ahora, con Maduro, luego de la baja del precio y el ingreso petrolero, el régimen cuasi-estalinista, capturado como nunca por mafias caza-renta, se quitó por completo la careta, y ha quedado claro que no va a entregar el poder a sus enemigos por medio de votos en un régimen electoral administrado por ellos. Ha quedado claro que se trata de un totalitarismo delincuencial, capturado por mafias delincuenciales especialmente voraces.
Es claro que el cartel de mafias mutó de piel ideológica y terminó capturando, como nunca, al gobierno de Chávez hacia mediatos y finales de su mandado, y sobre todo con Maduro. Lo que dijimos sobre el posible cambio de Maduro, nos debe llamar a alerta, de posible aceptación de elecciones, para que cambie el títere, pero siga su dominación mediante unas votaciones en las que no puedan perder. Habría elecciones, pero no para entregar el poder a sus enemigos. Sería para entregar el poder a otros títeres controlados por ellos. La pregunta es realmente entonces, si los venezolanos debemos transarnos con un cambio gato-pardiano.
Para cerrar este apartado, para afinar las definiciones, diremos que este no es un autoritarismo competitivo; es un régimen de vocación totalitaria (o pretotalitario) con aristas mafiosas, que vienen de su carácter de títere del cartel de mafias caza-renta con sus negocios relacionados. Es la caracterización más acertada que he visto, usada por Alejandro González, abogado experto en la disciplina del derecho de la política (derecho constitucional).
No está demás decir que en la radicalización de Chávez para echarse a las manos de Fidel Castro tuvo que ver la oposición y el empresariado capturados por los caza-renta, cuando promovieron el paro petrolero. Tienen parte importante de la responsabilidad de lo que está pasando hoy. Son los mismos que hoy tratan de cohabitar con el régimen, y conservar el caza-rentismo. Pero esa es otra historia, que es interesante en sí misma, pues nos muestra cómo actúan quienes mueven y han movido los hilos en Venezuela, por demasiado tiempo ya, perjudicándonos, y hasta poniéndonos a pelear entre nosotros, para ellos reinar.
Una vez establecido, pues, que esto es un juego de facto, más que de jure, está el asunto de qué estrategia adoptar frente al enemigo y sus aliados. A estas alturas las opciones son si vamos a un cambio gato-pardiano, o si vamos a un cambio de modelo, pues Maduro no puede seguir por mucho tiempo más, y sería para los caza-renta, un chivo expiatorio, si es que van a seguir mandando. En efecto, un cambio gatopardiano vendría de un diálogo en que se acordaría cohabitar con los caza-renta, con Maduro fuera del escenario. Liderado por sus aliados que posan como oposición política. Un cambio de modelo, por otro lado, implicaría una derrota del cartel de mafias, y de sus aliados que posan como oposición.
De qué depende la estrategia óptima? Evidentemente del diagnóstico. Si el gobierno es más fuerte en términos relativos que nosotros, lo óptimo es cohabitar. Si, por el contrario, somos más fuertes nosotros, como estamos convencidos, la estrategia óptima es la del coraje.
Por cierto que en los dos casos se requiere negociación, y elecciones, como veremos abajo. Así que no es cierto que esas son las disyuntivas. Tampoco la disyuntiva es si votamos o nos matamos, pues las dos son pacíficas, como también ilustraremos.
Magdaleno habla de rupturas internas al gobierno como requisitos en muchos procesos que posibilitan la transición. Es cierto. En nuestro caso, hemos hablado de la contradicción entre moderados y radicales, aunque hay más facciones internas de los caza-renta que esas, en las cuales no nos adentraremos ahora. Pero hay otra crucial: la de las fuerzas armadas.
Es sabido hoy por hoy, en particular entre los expertos, y las élites, que más del 80% del personal del estamento militar está contra Maduro. Las fuerzas leales están entre la cúpula corrupta, la mafia dominante, y sus seguidores relacionados. La razón básica es que ahí pasa lo mismo que pasa en el resto del país, básicamente, en términos de penurias económicas y sociales. Eso es un polvorín que ha estado a punto de explotar desde hace por lo menos dos años en varias ocasiones, lo cual es reflejado en el hecho de que hay más militares que civiles presos por razones políticas.
Y no se ve un fin a esto, como tampoco hay un fin en el horizonte a la hiperinflación, ya que el gobierno, y el G2 cubano, optan por la misma solución en los dos casos: frenar los efectos, en vez de corregir las causas. En vez de cerrar la brecha fiscal, y parar la monetización del déficit, se pretende controlar los precios y penar a quien no cumple el control. En vez de corregir las causas del descontento militar, se trata de acallarlo encarcelando a quien se queja. Lo cual produce más enojo al interior del estamento armado, y exacerba el conflicto, como en el caso de la hiperinflación.
Es claro que el gobierno domina el aparato represivo. Es cierto. Pero lo que no se examina, en particular los “expertos”, es que eso es natural, y predecible, en un juego como este. En el que el jugador débil, en trance probable de perderlo todo, trata de aparentar que es fuerte. Es lo que se llama “bluffing” en teoría de juegos, o alardeo falso de fuerza. Fanfarroneo.
Otra cosa que dicen los “expertos” es que el gobierno es fuerte. Que no hay que subestimar al enemigo. Pero lo que no se dicen es que eso no es lo determinante para un desenlace en un juego como este. Lo determinante es la fuerza relativa. No la fuerza absoluta. Claro que tienen fuerza. Pero no tienen más fuerza que los venezolanos que quieren salir de este modelo y sus agentes.
Además de la mencionada fuerza, la militar, las otras fuerzas determinantes son la calle, la voluntad ciudadana, los partidos políticos del coraje, y la comunidad internacional. No es que en neto tengamos más fuerzas. Lo paradójico, que hace prácticamente inexplicable que Maduro siga en el poder, es que en todos y cada uno de esos ámbitos, excepto en materia de partidos políticos, hemos tenido más fuerza desde hace mucho tiempo. Por lo menos hace dos años y medio.
No hay porqué detallar que el gobierno no tiene calle, ni apoyo popular, porque es obvio: Ni siquiera para defender a Maduro salió la gente a la calle cuando trataron de asesinarlo. Y en materia internacional? Pues Trump neutralizó en Siria las armas químicas, sin que Rusia actuara, luego de amenazar con una cuarta guerra mundial. No hay discusión sobre quién es más fuerte en esa materia aquí en Venezuela. Está conformándose una fuerza internacional para la cohabitación, como sabemos, en la que participan Pedro Sánchez, primer ministro de España (hasta hace poco con Zapatero), pero incluso esa es mucho más débil que la nuestra, obviamente.
Potencialmente, pues, tenemos más fuerza en cada ámbito determinarte. Pero son fuerzas potenciales. Hay que activarlas, por un lado, y coordinarlas, por el otro. Ahora, en materia de partidos políticos? Es precisamente eso lo que ha impedido que se activen y coordinen las fuerzas potenciales hasta ahora, y todavía veamos a Maduro en Miraflores. Los partidos de la cohabitación, y sus analistas, han estado trabajando hasta ahora, con todo ahínco, sea porque están comprados, o porque están equivocados, a favor de la cohabitación. Para que Maduro continúe. En particular luego de la Consulta del 16 de Julio del año pasado. Han prevalecido, sin duda, frente a los partidos del coraje. Y en ese frente nuestros enemigos tendrían más fuerza relativa que nosotros.
Pero ahora la cosa ha cambiado incluso en ese sentido. Las encuestas desde hace un tiempo dan como ganadora a María Corina Machado, quien ha estado jugando coraje por todo ese tiempo, por sobre los otros líderes partidistas. Y los tradicionales, como Ramos Allup, Rosales, Falcón, Capriles, todos cohabitadores, tienen un alto porcentaje de rechazo. Así que en este momento, a diferencia de hace unos cuantos meses, también en esa materia somos más fuertes que el enemigo: los caza-renta.
Aquí podemos ver claramente, de paso, que la tesis de Magdaleno de la “coalición dominante” no es apropiada aquí. Primero, que realmente el gobierno está implosionando, en términos relativos, y en términos de apoyo interno, por los grandes conflictos que hemos descrito, y que podríamos detallar más. Segundo, porque realmente lo que los ha hecho dominantes es la alianza con los partidos y líderes opositores que le han dado oxígeno. Como explicamos abajo, eso se ha roto. En resumen. La tesis de la coalición dominante es válida para regímenes autoritarios o totalitarios puros que tienen solidez política, militar y económica, además de geoestratégica. Pero no para países colonizados por clanes mafiosos, en situaciones de conflictos internos notables y debilitamiento en todos los ámbitos como los descritos.
En conclusión, la estrategia correcta es la del coraje. No la de la cohabitación. No solo debemos salir del modelo que nos tiene postrados dese la cuarta república. Podemos hacerlo. Sobre todo porque ahora se están cayendo las caretas: estamos en capacidad de definir al enemigo, y a sus colaboradores, que no pueden ahora pasar como amigos. Como se verá, esto no implica un desenlace violento. Y también implica negociación. Y elecciones, por si fuera poco.
Un hecho histórico ocurrió recientemente durante la votación contra Zapatero en la Asamblea Nacional. Por primera vez, desde que tenemos memoria, hubo un claro deslinde entre partidos cohabitadores, aliados de los caza-renta, y los del coraje, que quieren salir del gobierno y del modelo. Estos últimos fueron Vente Venezuela, Alianza Bravo Pueblo, Voluntad Popular, Primero Justicia, y Causa R. Entre los cohabitadores, están los partidos de Ramos Allup, Rosales, Timoteo Zambrano y Falcón.
Un equilibrio separador ocurre en juegos dinámicos con con información asimétrica cuando los “malos” no son capaces de incurrir en el costo de una señal que los “buenos” sí pueden enviar al observador. Los del coraje emitieron una “señal costosa” que los diferenció. Los cohabitadores no fueron capaces de emitir esa señal, demasiado costosa para ellos por sus compromisos. Por su rabo de paja.
De manera importante, lo camaleones no pueden mimetizarse en situaciones como estas, y los observadores los identifican claramente. En este caso, la mujer del César no solo es honesta (en este caso, consecuente con el pueblo venezolano), sino que pareció serlo. En política, como en gerencia, y hasta en religión, se juzga por desempeño, por las señales costosas: por sus frutos los conoceréis, como decía Jesús de Nazaret.
Esto establece una nueva base para predecir lo que puede pasar. Una nueva dirigencia opositora está surgiendo, y se está diferenciando. Es cuestión de tiempo antes de que Soy Venezuela se agrupe con la parte del coraje del Frente Amplio. Este, por su lado, está paralizado mientras tanto, pues acoge en su seno a liderazgos con estrategias opuestas e incompatibles: coraje y cohabitación.
Por cierto que, hablando de la separación por las señales, la correlación entre corrupción y cohabitación es casi de 100%. No solo en la teoría, como hemos dicho, pues están capturados. Sino por la evidencia empírica. Si no lo creemos de entrada, pensemos en Ramos Allup, Rosales, Timoteo, Florido, Capriles. Para mencionar solo algunos. De manera que la estrategia de la cohabitación es una buena variable proxi para identificar a los partidos y dirigentes opositores aliados del enemigo. Y la del coraje lo es para los que están con los venezolanos interesados en salir no solo del gobierno, sino del modelo caza-renta y su actual ideología y ropaje cuasi-estalinista.
Sobre las tácticas para la estrategia del coraje, hay básicamente dos. La que esa siguiendo Soy Venezuela es la de la guerra de desgaste: las fuerzas espontáneas de la calle, la comunidad internacional, y la de la rebelión armada, siguen su curso, mientras el gobierno implosiona. Y María Corina surge como la líder más descollante luego de un quiebre. Esta táctica tiene su base teórica: desgaste relativo superior del enemigo, con una criticalidad auto alcanzada (self-achieved criticality) que determina el quiebre tarde o temprano.
Pero esta táctica, a pesar de que está enmarcada dentro de la estrategia del coraje, no es óptima. Porque un mecanismo de activación y coordinación de todas las fuerzas, está disponible: una elección presidencial tipo Consulta 16J. También suma todas las fuerzas de la base opositora, al servir simultáneamente de primarias que define el liderazgo opositor. Hemos analizado los tiempos políticos, que incluyen la aceptación de todos los candidatos disponibles, incluyendo los del gobierno, y los cohabitadores.
Así que la salida es electoral, con votos. Es el detonante que Magdaleno ha identificado en sus estudios. Pero no con el CNE. Sino en una elección paralela. Su poder de convocatoria fue demostrada el año pasado.
Ahora bien. Debemos hacer un balance de la Consulta del año pasado, y corregir sus fallas y aprovechar sus bondades. Las fallas fueron la dirigencia: la MUD y la AN. No deben ser quienes dirijan esto ahora, por la falta de confianza que generan en la población.
La otra falla es la falta de coordinación entre todos los jugadores. Deben coordinarse pronunciamientos de todos los actores para que expresen que el electo en la Consulta es el nuevo presidente. Y Maduro ya no lo es. Por ejemplo, la fuerza armada en rebelión para restituir la constitución, obedeciendo el artículo 333 Constitucional. El gobierno de Trump y Almagro. Los sectores sociales.
Es claro que las fuerzas armadas lo harían, porque lo han estado pidiendo hace tiempo. No quieren jugar a perdedor, si actúan solos. Óscar Pérez lo pedía a gritos. Llegó el tiempo de hacerlo, y jugar a ganador: coordinados. Lo mismo la comunidad internacional, que lo ha estado pidiendo a gritos también, y es coadyuvante, en los casos citados por Magdaleno. Si nos activamos aquí, ellos apoyarán. No quieren actuar unilateralmente. Los sectores sociales? Desde luego. Habría pronunciamientos de los trabajadores, estudiantes, líderes sociales de todo tipo, reconociendo al electo, y desconociendo a Maduro.
El secreto de esto es actuar todos a la vez: la coordinación de esas fuerzas activadas. Focaliza el poder de fuego político. Es lo que se llama un “sun spot equilibrium”, o equilibrio de mancha solar, pues es un evento público, que al verlo todos, motiva que se auto-coordinan mediante su activación simultánea, y en la misma dirección; no solo los que están programados, sino todos los demás que no lo están, porque sus intereses los llevan a hacerlo de manera espontánea, una vez que ocurre el disparador, que hace de coordinador de todas esas fuerzas.
Ahora bien. Quién debe convocar esa elección para generar confianza?
No se puede culpar a un banco de que no dé crédito a un inversionista que haya malgastado el dinero prestado. Porque no le tiene confianza. No se puede culpar a los venezolanos de que no acudan a las convocatorias de la MUD, ni del Frente Amplio, su nueva versión que usa a la sociedad civil organizada. El inversionista que pida el crédito debe ser uno que haya sido consecuente. O uno que haya reconocido sus errores de manera creíble (como con el equilibrio separador), y tenga un plan para reivindicarse.
El plan debe ser uno que tenga capacidad de sacar a Maduro, y a resolver los problemas de la gente. Pues un banco sin inversionistas quiebra. El pueblo venezolano en esta situación, y sin líderes, sin una estrategia ganadora de esos líderes para salir del foso, se muere. Evidentemente no quiere eso, y reaccionaría para dar el crédito si ve al inversionista que cumple con esos requisitos. La confianza viene, pues, con esos dos elementos: el equipo confiable, y el plan ganador.
Un pacto, similar al de Punto Fijo corregido, lo lograría: partidos del coraje, de amplio espectro, democráticos, sociedad civil (incluyendo iglesia, rectores, estudiantes, profesores, trabajadores, comunidades, ONG, campesinos, etc), fuerza armada institucional, y comunidad internacional, deben hacer la convocatoria para generar confianza. Y deben garantizar el éxito del gobierno de transición, con apoyo para la gobernabilidad. El plan ganador sería táctica de la elección presidencial en Consulta tipo 16J.
Es correcto que debes negociar, como dicen Magdaleno y el resto de los analistas que apoyan la cohabitación. Ahora bien. No es cierto que la estrategia del coraje niega el diálogo para llegar a eso. Pero la teoría básica del conflicto y la negociación te dice que debes negociar cuando tienes algo qué ofrecer. Una negociación no es más que una subasta bilateral con información asimétrica. El contendiente debe creer, y hasta saber, que tienes algo qué ofrecer, pues.
En el caso nuestro, no negocies cuando estás débil. Negocia cuando tengas fuerzas activadas. No cuando lo único que tienes que ofrecer es entregar la lucha. Ofrecer convertirte en esclavo domesticado, que es lo que pasó, realmente, en las negociaciones pasadas, en que los representantes no tenían legitimidad, por un lado, y por otro, representaban a los caza-renta.
La propuesta nuestra es negociar cuando puedas hacer una calibración de fuerzas que muestre que eres superior en esa materia. Y la salida no es violenta. Ni siquiera en el reino animal se predice muerte en una confrontación de medición de fuerzas.
En todos los casos de confrontación de este tipo, sea en el reino animal, o entre los humanos, lo que se calibra en una confrontación fáctica es la fuerza relativa. En los humanos es mucho más fácil hacerlo. Con llamadas telefónicas de los jefes militares en conflicto para evaluar, porque se sabe quién es quién como comandante, el tamaño de la tropa, de los tanques, de la aviación y los barcos.
Hay amenaza creíble, pues, que no se pone en práctica si el jugador contrario acata el ultimátum. Una guerra en caliente no está en el camino del equilibrio en este juego dinámico, porque se predice que el jugador débil no se va a confrontar a muerte con uno fuerte, pues sería suicida. Solo necesita que la amenaza esté ahí como una posibilidad.
Además, está la oferta de salvoconducto. En presencia de la amenaza creíble. Pedir que Maduro renuncie, sin estar rodeado, es iluso. Pero en una situación así, aceptaría irse. Con la banda de los siete. Con árbitros aceptables por ellos, como la iglesia católica, por ejemplo. Lo del salvoconducto alguna gente lo cuestiona. Pero no te conviene acorralar a una rata. Pues te puede sacar un ojo. Te conviene recuperar tu espacio, no matar a la rata. Y para eso negocias, y garantizas que se vayan, y que no haya muertos, que son innecesarios, de tu lado.
Por cierto que lo que Magdaleno critica, sobre la afirmación de que “con delincuentes no se negocia” no aplica aquí. Es al contrario en nuestro caso: por muy delincuentes que sean, van a rendirse. Porqué? Porque gente con principios es más probable que estén dispuestos a morir por su causa. Pero estos no son ningunos Allendes. Son especialmente cobardes, por su carácter de abusadores agavillados. Tampoco aplica lo de que son de “izquierda”, pues, como sabemos, se guían más por su bolsillo que por su ideología a la hora de las chiquitas. Incluso los cubanos, por cierto.
En procesos dinámicos, un equilibrio es un punto fijo, en el sentido de que si en el período inmediatamente anterior estabas en el equilibrio, en el siguiente lo estarás también. Es estable si, al salirte de él, vuelves a él en un proceso iterativo de convergencia. Es inestable si, al salir de él, diverges del mismo.
El modelo del rentismo ha sido un modelo estable por demasiado tiempo ya. Se ha transformado en inestable en esto momento, solo por la avaricia sin medida de los caza-renta radicales, por su adicción a la droga del poder político, y sus mieles económicas, en momentos en que la renta petrolera se fue al piso, y no tuvieron una forma inteligente de adaptarse a la situación.
La oposición caza-renta quiere actuar inteligentemente, para que vuelva a ser un equilibrio estable, y converger a él de nuevo, con condiciones más o menos aceptables para la población, en un remedo de democracia. Y los analistas políticos como Magdaleno, en el mejor de los casos, no se dan cuenta de que el modelo rentista es un atractor: por diseño vuelves a él si no lo cambias, si no pones el remedio para la enfermedad. Y no son los beneficiarios del sistema los que pueden hacer el cambio. Tienen que ser enemigos del sistema quienes lo hagan.
Los analistas que se han beneficiado de este estatus quo, por otro lado, no quieren salir de él. En él han encontrado un modus vivendi en el que ganan mucho dinero, y no les preocupa lo que pase realmente con el resto de los venezolanos. No tienen el incentivo para el cambio, realmente, pues son parte del sistema, consciente o inconscientemente.
El resto de los venezolanos queremos aprovechar y que ese equilibrio rentista sea inestable, porque nos desviamos sistemáticamente de él, hacia otro equilibrio estable: el del desarrollo sustentable y armónico, con democracia verdadera. Hacia una verdadera república, en el que el soberano sea el que mande, y los partidos y el gobierno le sirvan, y no se sirvan de él.
Por el artículo citado en el que analizo la enfermedad del rentismo, y su remedio, pues, si salimos del equilibrio rentista, y no ponemos el remedio, que consiste en quitar la carne para que no haya zamuros, nunca saldremos de él, sino que volveremos a él. Si ponemos a zamuros a cuidar la carne, nunca la van a quitar.
Debemos poner a venezolanos que no estén comprometidos con ese modelo para que pongan el remedio, y converjamos, en un proceso de aprendizaje, en que la cultura va cambiando con la nueva estructura, a un nuevo equilibrio estable caracterizado por lo que realmente queremos, la verdadera república desarrollada que mencionamos. Se sabe por teoría de juegos, que si cambias el juego, cambias el comportamiento de los jugadores. La cultura cambiará con el tiempo.
La participación de los ciudadanos en esto es crucial. A diferencia de lo que dice Magdaleno, y otros analistas como León, Mires, las redes sociales son imprescindibles en esta tarea. Los ciudadanos que las han usado no se han equivocado, en general, sino que han sido muy acertados en diagnosticar lo que ha pasado con la complicidad de cierta oposición con el enemigo. Cosa que los analistas referidos, a pesar de sus estudios, y su trabajo, no han sido capaces de identificar.
Más ha podido la intuición de los venezolanos, que los estudios de los expertos, pues se han atado a modelos que no son los nuestros, y han pretendido hacer una traslación poco inteligente, y sin rigor alguno, a nuestra realidad, que es única. Esperemos que rectifiquen. Y que todos estemos abiertos al aprendizaje racional, con la inteligencia del venezolano, que también es única, por cierto, y nos puede llevar a niveles de relieve mundiales en materia de desarrollo humano, económico, social, cultural y espiritual.
Depende de nosotros que vayamos a este nuevo equilibrio, para salir de esto de una vez por todas, y lanzarnos a la modernidad, con humanidad y armonía con la naturaleza.
Estoy seguro de que lo lograremos.
Cordialmente y pendientes,
Felipe Pérez Martí.]]>