Venezuela

Influencia de Maduro y del chavismo pierde fuerza en comunidades pobres

Un cambio importante que se está operando en sectores populares del país es que el chavismo y el gobierno de Maduro vienen disminuyendo la influencia que una vez lograron en esos sectores. Un estudio del Centro de Investigaciones Populares desde hace varios meses en esas comunidades en varias regiones del país: “Vivir en Venezuela” revela cómo se han organizado por su propia cuenta como única opción para sobrevivir.

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Chavismo en barriadas populares

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En el contexto de la profunda crisis humanitaria de Venezuela que se ilustra en todos los índices de calidad de vida y estudios de importantes organizaciones civiles y académicas, las comunidades populares han buscado sus propios mecanismos para superar las limitaciones de vida a las que se encuentran sometidas debido al modelo político que ha intentado mantener a la población dependiente del Estado.

Las investigaciones del Centro de Investigaciones Populares (CIP), fundado hace casi 30 años por el presbítero Alejandro Moreno Olmedo, están reflejando los cambios que se están produciendo en las comunidades y los mecanismos de sobrevivencia y organización que surgen para contrarrestar los malos servicios, bajos ingresos, inseguridad y precaria movilidad, entre los males más comunes.

“Un aspecto interesante de destacar y que nos ha sorprendido es que las comunidades no están sometidas y muestran una gran fuerza para plantarse de modoautónomo”, señala la directora de esta organización no gubernamental, Mirla Pérez, PhD en Ciencias Sociales, investigadora y profesora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en entrevista sobre los estudios que están realizando en las comunidades.

Pérez explica que la mayoría de quienes integran el equipo son profesores universitarios y que la ONG cuenta con apoyo en distintas regiones; fundamentalmente trabaja con los estudiantes de pregrado y postgrado, quienes cuentan con habilidades para el proceso en las entrevistas y toda esa información se centraliza y se va procesando.

El estudio “Vivir en Venezuela” del CIP ya ha culminado una etapa de seis meses que deberá completarse hasta llegar al año. Las entrevistas se vienen realizando en más de la mitad del país y se trata de un estudio cualitativo por acumulación, para al año tener una perspectiva de la dinámica que están experimentando estos sectores en su proceso de sobrevivir en esta compleja situación. El último estudio publicado corresponde al mes de junio de 2022.

-En estas comunidades según registra el estudio, en su mayoría, conformadas por personas con ingresos inferiores a 100 dólares al mes se observa que las organizaciones del Estado tienen una fuerte presencia pero al mismo tiempo la gente busca sus propios mecanismos para proveerse de recursos y de servicios que son precarios en las barriadas.

Allí tenemos que diferenciar dos conceptos: influencia y penetración. La penetración del Estado es total y nos dimos cuenta con los resultados de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) que son una de las organizaciones bandera del gobierno chavista ya que se ocupan de la distribución de alimentos subsidiados. De acuerdo a los estudios que hemos realizado tienen una presencia de 87,5% en las comunidades, seguidas por los consejos comunales (83,3%). Entonces allí sí hay una penetración real. Sin embargo esa penetración no significa que la comunidad esté alineada a ella y acoplada a los grupos oficialistas. De hecho sólo 31,9% dice pertenecer a esas estructuras pero 96% no está activa en ellas, es decir, la participación real es casi nula.

Esa pertenencia no significa que es por adhesión ideológica, que quieren hacerlo, sino por conveniencia o necesidad. Sostenemos que no lo hacen para estar integrados al sistema de organización oficialista porque cuando cruzas ese dato con la aceptación del CLAP nos damos cuenta que la gente está forzada a usar la caja o bolsa de comida CLAP por necesidad.

Cuando se les pregunta si la distribución de las cajas CLAP es justa, 81,8% dice que no. Ello prefieren resolver por su cuenta (42,9%) pero se ven en la necesidad de recibirla, opinó 51%. Solo 6% afirma que prefiere contar con el CLAP.

Del estudio se desprende que las personas se ven obligadas a depender del Estado, que reconocen que el manejo de este instrumento es injusto, que sienten que los irrespetan y juegan con su necesidad que el propio Estado ha creado.

opción CLAP y el chavismo
La venta de comida subsidiada y de mala calidad a través de los CLAP, sigue siendo el principal programa social del chavismo y un instrumento de control. Foto: Daniel Hernández/El Estímulo

No pertenezco a ninguna de ellas

A la pregunta que hace el estudio “¿Pertenece usted a una de estas organizaciones? ¿Sí? ¿No? ¿Por qué?” las organizaciones comunales no son bien vistas ni acogidas por la comunidad. Las personas prefieren no participar porque les demanda mucho tiempo y más bien encuentran problemas; no son un recurso al final para procurar el bienestar general.

Algunas respuestas así lo reflejaron en la investigación del CIP:

“No, las mujeres son muy maltratadoras, les falta educación”. (Edo. Lara, El Moroturo).

“…para ser sincera, eso no sirve, siempre llegan hablando que van a hacer algo por la comunidad y al final se vuelven es pura bulla. No pertenezco a ninguna de ellas”. (Edo. Carabobo, Naguanagua).

“Ya no. Fui miembro del CLAP, pero es mucho trabajo y exigencias, poca colaboración de los vecinos y es tener una responsabilidad adicional”. (Edo. Bolívar, Ciudad Guayana, Monte Cristo).

“No. No soy militante del chavismo, por lo tanto es prácticamente imposible que yo pueda entrar allí́”. (Caracas, Municipio Libertador).

Se sienten vigilados

Al consultar si se sienten libres en su comunidad con estas organizaciones, gran parte responde que se siente vigilada y controlada por las organizaciones comunales. “Aunque las personas se sienten cohibidas de expresar todo lo que piensan, han ido perdiendo el miedo a lo que puedan hacerles. Las reconocen como organizaciones injustas y manipuladoras”, indica el estudio del CIP.

En algunas consultas respondieron:

“No le hago caso, pero qué voy a hacer. Siempre están pendientes de uno”. (Edo. Aragua, Maracay).

“Sí, todavía me siento libre, pero uno no puede hablar mucho porque te ponen el ojo y te quitan la bolsa”. (Edo. Nueva Esparta, Carapacho).

“Sí, porque no les tengo miedo”. (Edo. Nueva Esparta, Cotoperiz).

“No. No me gusta como están organizados, siento que nos vigilan, veo cómo estas personas que se encargan de las juntas comunales o del CLAP y del gobierno reciben beneficios todo el tiempo y parece que supieran quienes son los que no apoyamos y nos tienen en segundo plano. No recibimos casi nada, pocos bonos, y dos veces al año los CLAP”. (Edo. Zulia, La Cañada).

“No, porque siempre andan amenazando a las comunidades”. (Edo. Apure, Mantecal).

“Yo sí, porque no les hago caso; pero los demás sí se sienten amedrentados y cohibidos”. (Edo. Yaracuy, Yaritagua).

“Libre no estás porque te controlan”. (Edo. Aragua, Maracay, Pasaje Venezuela).

-En las actividades que hace la gente para sobrevivir, para obtener los servicios públicos o comer se observa en las entrevistas que la comunidad ha comenzado a ser autosuficiente, a organizarse, sin recibir un alto porcentaje de las ayudas del Estado.

Así se refleja en las entrevistas. No dependen del Estado y cuando hacemos la pregunta si quisieran recibir ayuda del Estado o qué preferirían como proyecto de vida responden que no quieren la dependencia del Estado o del CLAP. Prefieren tener las condiciones para poder subsistir por su cuenta. Un ejemplo: el problema del agua lo terminan resolviendo de manera autónoma, en algunos barrios de Caracas se movilizan para ubicar fuentes de agua, la comunidad se organiza en cooperativas y distribuye el agua, es decir van surgiendo iniciativas de autodeterminación.

Chavismo y los servicios
La escasez crónica de agua es un problema grave en todas las comunidades del país. Foto: Daniel Hernández/El Estímulo

Lo mismo ocurre con otros servicios. Sucede con la electricidad, las aguas servidas, entre otras carencias. Hay una gran autogestión de las comunidades. Aunque estos servicios el Estado debería garantizarlos, realmente no lo hace y estas salidas que buscan las comunidades son iniciativas privadas o comunitarias, porque los servicios han sido tomados por el Estado y como no funcionan la gente trata de no depender de ellos, buscan resolver por su cuenta hasta donde pueden, a pesar de que no tienen las herramientas para hacerlo.

Resuelven como pueden

Los investigadores del CIP al indagar sobre cómo se organizan en las zonas populares para resolver los precarios servicios encontraron que las personas están convencidas, en su mayoría, que las salidas comunitarias son las que pueden ayudar a resolver sus problemas, sea protestando, ayudando a los demás o reuniendo dinero entre todos. Aunque el Estado haya ocasionado una realidad que obliga a las personas a depender de él, no es impedimento para que ellas busquen resolver con su ayuda o sin ella.

En algunas respuestas expresaron:

“Yo apoyo a mis vecinos en lo que pueda; a unos niños de mi vecina les doy de comer. Visito a los enfermos y les ayudo a conseguir medicinas”. (Edo. Lara, Moroturo).

“Colaboro donando agua cuando logro cargar”. (Edo. Nueva Esparta, Cotoperiz).

“Protestando”. (Edo. Apure, San Rafael de Atamaica).

“Activar a la gente, pero aquí́ no se hace nada”. (Edo. Sucre, Güiria).

“Siento que no puedo ayudar porque no estoy en el consejo comunal”. (Edo. Miranda, San Isidro).

“Si se daña la bomba colaboramos todos para repararla. Todos los que pueden”. (Edo. Zulia, La Concepción).

“A veces la comunidad se queja en la alcaldía y manda cuando quieren una cisterna”. (Edo. Apure, San Rafael de Atamaica).

“Quienes tienen acceso a acueductos rurales nos dan agua en tobos”. (Edo. Táchira, San Cristóbal).

“… en donde yo vivo lo que hacemos es simplemente tener turnos para usar el agua del tanque”. (Caracas, Municipio Libertador).

Instrumentos de control social

A la pregunta del estudio: “¿Qué piensa de estos instrumentos? (CLAP, bonos, carnet de la Patria)” las respuestas de las personas revelan que son conscientes del propósito de estos instrumentos y aunque por necesidad los aceptan, saben que están lejos de ser la solución, al contrario, son el problema.

Algunos entrevistados respondieron:

“En la situación de la crisis económica en Venezuela estos beneficios pueden solventar momentáneamente, pero no erradica el problema principal que es la hiperinflación”. (Edo. Carabobo, Trapichito).

“Que son un bozal de arepas”. (Edo. Nueva Esparta, Cotoperiz).

“Son instrumentos de control social”. (Edo. Táchira, San Cristóbal, Los Teques).

“No sirven, pero en estos tiempos son útiles”. (Edo. Apure, Mantecal, Temblador).

“Yo puedo resolver por mi parte, pero si llega la recibo”. (Edo. Lara, Santa Inés).

“Preferiría tener un buen salario y resolver por mi cuenta”. (Edo. Zulia, La Cañada).

“Si hubiera un sueldo digno y fuentes de empleo con una seguridad jurídica yo compraría lo que me de la gana”. (Edo. Yaracuy, Yaritagua).

-Otro aspecto que refleja el estudio es que la mayoría de la gente se informa por los celulares y redes sociales, por encima de los medios tradicionales que era lo normal hace unos años. ¿Suponemos que esa tendencia aumentó por la cantidad de emisoras radiales y televisivos que han sido cerrados por el Estado?

Sí, esa tendencia sigue en aumento, pero la gente ahora tiene más dificultad económica para adquirir teléfonos inteligentes. Por eso se están creando dinámicas comunitarias alrededor de grupos de personas que con un solo teléfono se comunican e informan. Habíamos visto que la tendencia era la utilización de la radio porque desde hace mucho tiempo la televisión estatizada y otras alineadas al gobierno no informan. La población optaba por la radio, le dio una relevancia muy interesante, pero ahora se están cerrando también esos canales y la gente busca estas vías interactivas. Lo que más usan son Whatsapp y Facebook. Las utilizan no solo para comunicarse con los familiares sino también para búsqueda de información.

El instrumento de comunicación más utilizado es el teléfono móvil. Los más utilizados son los grupos de Whatsapp (36,17%) y Twitter 8,5% como preferencia para estar informado. Mientras que la radio y televisión (21,2%) marcan una tendencia a la baja en los distintos estudios realizados.

Al serles consultados en el estudio para qué utilizan estas plataformas 41% respondió “para estar informado”; 16,3% para mantenerse comunicado con el extranjero (familiares migrantes); 11,6% para estar en contacto con los vecinos y 16,6% para informarse del CLAP.

-Según este estudio las comunidades pareciera que no estarían sometidas a los designios del gobierno y al modelo político actual.

Un aspecto interesante de destacar y que nos ha sorprendido es que las comunidades no están sometidas, tienen un gran fuerza para plantarse de modo autónomo. Ellos pueden hacer proyectos políticos o sociales con la gente porque no están obedeciendo a las organizaciones comunales. A la larga puede ser que los vayan obligando más a meterse por el canal establecido por ellos porque sus condiciones económicas son muy precarias.

El mejor ejemplo ha sido el CLAP. Lo primero que dice la gente es: “no estoy de acuerdo”, “quiero resolver por mi cuenta”, “pero no me queda otra opción”. Si tienen un salario mínimo que ya va por los 20 dólares y la canasta alimentaria mensual está por encima de 350 dólares es evidente que la población necesita un apoyo para poder sostenerse porque también la remesa del exterior, de los que se han ido es baja (80% tiene familiares que han emigrado). El migrante también la está pasando duro y apoyar a los familiares que se quedaron en el país no es fácil.

Como se indica en el estudio “Vivir en Venezuela” del CIP la comunidad va gestando nuevas formas de organización y de convivencia, las relaciones de vecindad adquieren un valor primordial ante el poder de control y dominación. La dinámica familiar y comunitaria entra en la trama de mantenerse vivos ante las condiciones de vulnerabilidad y de miseria en la que han sido sumergidos. Familia y comunidad superan sus límites para establecer mecanismos y medios de sobrevivencia fundamentados en la solidaridad.

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