Tributo en la mesa

Polito, arte para ver y no comer

Venezolano de descendencia italiana, Gian Pablo Polito ha despertado la memoria gustativa de quienes lo siguen a través de sus obras y, como artista plástico, se ha posicionado con un único objetivo: crear una sonrisa con cada una de sus apetitosas piezas

Fotos: Pedro Agranitis
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Gian Pablo Polito estudió Publicidad en el Instituto Nuevas profesiones y para complementar sus conocimientos ingresó al Instituto de Diseño Darias para obtener el título de Diseñador Gráfico. Como buen italiano, trabajó en paralelo junto a su papá y hermano en el negocio familiar: un taller de latonería y pintura.

En el año 2004 empezó a pintar y a sacarle provecho a todo lo que había aprendido en la escuela de diseño. Sus cuadros habían tenido buena receptividad. En un principio pintaba paisajes y animales, eran hiperrealistas pero gracias a la recomendación de una amiga que le dijo que pintara frutas, fue que empezó a tomar en cuenta a los alimentos como fuente de inspiración. Así fue como su hobby se convirtió en una entrada de dinero que lo motivó a tomarlo en serio para asistir a bazares y darse a conocer.

Luego de ver crecer a sus dos hijos, haber consolidado a su familia y obtener una estabilidad económica, tomó la decisión de ir tras sus sueños y dejar ese negocio que le había dado todo para dedicarse a eso que siempre le había gustado y que estaba rindiendo sus frutos.

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Viendo lo apasionante que es el mundo del arte, en el año 2012 estudió Escultura, donde descubrió lo interesante que aporta la tercera dimensión, el volumen y eso explotó su vena artística. Desde entonces no ha parado con la producción de piezas y su talento le ha permitido llevar su trabajo a la Biennale de Florencia (Italia) así como a formar parte del Art Basel de Miami (Estados Unidos) y Artexpo en Nueva York.

Como una de las asignaciones de este curso, tuvo que hacer una fruta y Polito hizo una cereza. El resultado fue todo un éxito y el camino a sus próximas creaciones. Vendió muchísimas en ese modelo y posteriormente hizo una pera y una patilla.

El artista comparte: «Yo divido mis colecciones por año. Durante el año pienso las ideas, y en enero y febrero hago los moldes para producir y comercializarlas. En 2014 fueron las frutas y la paleta de helado. En 2015 lanzó el toronto, la lata the mess y chucherías como el kiss y la galleta Oreo y en el 2016 saqué la edición especial del toronto que es chorreado, así como el salvavidas, la cotufa y el cubo de Rubik».

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Tiempo de cocción o ¿producción?

Cada obra toma aproximadamente tres semanas en estar lista. El proceso inicia con la idea y un pedazo de barro que se moldea hasta obtener la forma deseada. A esta figura se le hace un molde en yeso en el que se vacía la resina, se pulen los detalles y se hace un molde definitivo en silicón que es apto para producir y reutilizar.

El artista comenta: «Yo no tengo piezas listas para entregar. Yo creo en base a los pedidos porque me gusta que sea personalizado, que cuando me contacten puedan pedir los colores. Por eso la entrega no es inmediata».

Ping pong del escultor:

  • La pieza más grande: el muñeco del Lego y la galleta de Oreo que se chorrea
  • La más popular: el toronto que ha sido emblemático. Al final no es una pieza mía, sino de todos los venezolanos, porque todos tenemos un recuerdo grato de esta chuchería.
  • La favorita del artista: el cubo de rubiks.
  • La más compleja: la lata que se chorrea.

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En el 2017

Polito quiere mantener el concepto de las chucherías y los juguetes. Su objetivo, más allá de crear, es que sean piezas divertidas, que cuando vean sus creaciones se rían. No podría hacer obras grises. El artista confiesa que si con tan solo ver su arte, el labio se le mueve hacia arriba, él ya sabe que hizo bien su trabajo. Sin duda, el quiere que a la gente le de felicidad tener alguna de sus piezas en casa, es para él lo más gratificante. Agrega: «También trabajo con los sentimientos y nostalgia de las personas. No solo me preocupo por la visual sino también por el significado que ésta pueda tener, que represente una historia».

Adelata que viene con los soldaditos de guerra estáticos de aproximadamente 80 cm. pero que en vez de tener un fusil tienen una chupeta en los brazos y estará elaborada con aluminio. A partir de ahora empezará a trabajar con otros materiales como el hierro.

¿Dónde se consiguen estas apetitosas piezas?

En Venezuela solo están disponibles en Iskia de Altamira Village y en la Galería de Arte del Centro Comercial Los Naranjos. En Miami tiene el honor de ser uno de los tres artistas venezolanos que expone Camila Canabal en su showroom ubicado en Key Biscayne (Florida).

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 Coordenadas para comer con los ojos:

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