Íconos

Santa siempre ha vivido en Caracas

Su oficina se mueve por toda Caracas. Un sofá, un arbolito y una humeante chimenea es todo lo que necesita para atender a sus clientes. Considerado el reflejo de su padre, tomó las riendas de la Navidad al relevarlo hace casi 10 años. Esta es la historia de un publicista que dejó crecer su barba e hizo de diciembre un negocio y estilo de vida

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Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida. –Confucio

Esta frase describe y señala a Henrique, un caraqueño de 58 años de edad que decidió dejar a un lado su carrera profesional como publicista para brindar alegría a todos los que lo rodean durante cuatro meses al año. Su padre, Ramón Losada, quien es su máxima inspiración, es un histórico personaje del Centro Comercial Ciudad Tamanaco. Con orgullo y convicción, escondido tras el abultado disfraz del panzón de las carcajadas en «jo» , dedicó 22 años a los niños y a la celebración decembrina . Se disfrazaba de Santa Claus para ganarse el sustento y pan.

Los años pasaron y el hombre envejeció. Ya mucho mayor, su barba dejó de decolorar para aceptar la naturalidad de su vejez. Hace casi una década, cuando los compromisos se empezaron a acumular, Henrique decidió apoyarlo en la misión navideña, así que tomó sus vestiduras postizas –según él bastante incómodas− e hizo de su primer polo norte el centro comercial Lomas de la Lagunita.

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Aun así, Ramón no se detuvo hasta el 2013 cuando cumplió 90 años de edad. La hora de tomar un descanso había llegado. Además de CCCT, tuvo la oportunidad de pasearse por los pasillos de casi todos los centros comerciales de Caracas, teniendo como última parada el Tolón Fashion Mall de Las Mercedes, donde mantuvo e hizo crecer la magia del santo de los juguetes.

Su vida siempre ha estado escrita en cartas de obsequios y envuelta en papel de regalo. Ahora su hijo, quien por amor decidió seguir los pasos de su progenitor, formó una empresa de Santas, alimentada por las ganas de formar experiencias inolvidables en los corazones de los más pequeños.

Henrique es publicista. Egresado del Instituto Universitario Nuevas Profesiones, fue director creativo. Ahora, se dedica únicamente al negocio de la navidad. Años atrás, empezó a sumar personas al grupo, amigos suyos, un grupo  informal que ponía en típicos stands de Santa.

Lo que inició como un simple proyecto, se convirtió en lo que hoy en día es su compañía. Con ocho alegres barrigones bajo su tutela, su propia empresa salió a flote. Lo que solían ser 365 días de trabajo constante, se transformaron en sólo 4 meses. Desde septiembre las alegrías y retribuciones, emocionales y económicas no se hacen esperar. Les permiten vivir tranquilamente durante el año.

Santas

¿Cómo es la preparación para convertirse en San Nicolás? ¿Cómo entras en el papel?

Va más allá de un curso de actuación. En mi caso, crecí viendo a mi padre durante mucho tiempo y de alguna manera, aprendí sin darme cuenta. Muchas personas dicen que a veces mis gestos, mis poses y mi forma de representar al personaje me hacen ser igualito a él y eso me llena de orgullo. Muchas personas toman cursos, es cierto, pero lo primordial recae en la vocación: el querer transmitir algo positivo. El trato con los niños es la clave del éxito.

¿Consideras que transformarse en Santa es una forma de ganarse la vida en Navidad o es netamente algo que haces por convicción?

En realidad son ambas cosas. La convicción porque me gusta, tal y como dice la frase: elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida. –Confucio.

Para mí los niños lo son todo. La empatía que tengo con ellos es muy grande. Logro conectarme con casi todos. Hasta con los más ariscos y penosos.

No te puedo mentir: se gana bien, bastante bien, pero también se trabaja muchísimo. Empezamos a trabajar en octubre. Durante ese mes nos encargamos de revisar agendas, planificar las actividades, confeccionar los vestuarios, firmar contrataciones y pautar reuniones con el equipo de Santas para incentivarlos a que hagan un trabajo de calidad. Es algo realmente agotador, pero vale completamente la pena. Lo que ganaba en un año, ahora lo consigo en 4 meses, pero no te creas, no es nada fácil.

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¿Qué significa ser Santa?

Muchísimas retribuciones y mucho trabajo. La gente solo ve  las sonrisas, los regalos, abrazos y jojojos. Aunque no lo crean, esto requiere un grandísimo esfuerzo, tan grande como en cualquier otro trabajo. Pero lo vale, lo que se gana aquí, no tiene precio. La alegría, el cariño, las emociones, eso es lo que nos llena. Por lo general, trabajamos hasta la primera semana de enero y el desgaste suele ser increíble.

Mi mayor satisfacción es trabajar con niños con down. Estos pequeños angelitos tienen formas de manifestar el cariño con una profundidad que a veces te hacen tragar grueso. A veces Santa no puede cumplir todo lo que se le pide, y eso no es fácil. Una vez un niño me pidió que reconciliara a sus padres ya que estaban separados. Definitivamente, no siempre es fácil.

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¿Qué desea Santa en esta Navidad?

Quisiera que la Navidad culmine como debe ser. Me pregunté muchas veces: ¿será que vamos a tener esta Noche Buena? Las Navidades para mí comienzan desde mucho antes de octubre. Este año, los teléfonos empezaron a sonar a finales de ese mes, lo cual me asustó muchísimo. Sentí que este año nuestro país se iba a quedar sin celebrar diciembre. Pero menos mal que eso no pasó.

Mi mayor deseo es recuperar el espíritu de las fiestas: la tranquilidad de poder estar en la calle hasta tarde como solía ocurrir años atrás, al igual que las compras hasta tarde en los centros comerciales. Antes, se hacían colas a las 8 de la noche para tomar fotos con Santa, eso ya no ocurre. Nada de esto lo digo por la parte comercial, sino por la parte del espíritu de la Navidad.

Actualmente se viven tiempos difíciles en Venezuela, aun así ¿la magia resiste?

La magia de Santa no la tumba nadie. Pero ojo, “la magia”. La ilusión de los niños sigue siendo la misma. Todos los años suelo visitar el Hospital San Juan de Dios donde además soy paciente desde pequeño. Ver las caras de esos niños no tiene precio.

El tema económico nos ha afectado a todos. Sí, el negocio ha mermado un poco como todo, quizás el número de fotos ha bajado, pero la mayoría de los clientes se mantiene y siempre llegan otros nuevos. Si voy a un evento mañana, seguramente saltarán dos nuevas propuestas.

Trabajo fijo los fines de semana en el centro comercial Manzanares Plaza. Se ha convertido en un compromiso sentimental. Mi equipo se distribuye en varios sitios: CCCT, Tolón, Paseo El Hatillo, Líder, eventos privados, entre otros.

¿Existe una Sra. Claus?

No. Creo que de estar casado, las cosas no serían iguales… “ya me hubieran mandado bien lejos”. Suena extraño, amo a los niños pero no los tengo.

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