Investigación

Por el éxodo: amor de lejos… ni tan pendejo

Ante el malhadado éxodo de venezolanos, muchas parejas se han separado. La tecnología, sin embargo, echa una mano para mantener fogosa y palpitante la llama del deseo vía Skype o Whatsapp. Mientras tanto, una aerolínea tras otra cancela actividades comerciales y cierra oficinas en el país. Viven su amor a distancia, así la revolución y la conexión inestable de internet saboteen el empeño

Texto: Luz Elena Carrascosa | Composición fotográfica: Andrea Tosta
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Una medio atractiva oferta laboral, la corazonada irreductible de abandonar el destrozado terruño antes de que sea muy tarde, haber sido víctima de un atraco, o la esperanza de volver a vivir con libre acceso a productos básicos y medicinas son algunas de razones que incitan a tomar la decisión de la partida. Muchas parejas intentan la huida al mismo tiempo y lo logran, otras no.

El amor de lejos es, tristemente, otro de los incordios que ha largado el socialismo en Venezuela. Uno se va y el otro se queda “empatriado”.

El portal de noticias de Globovisión publicó, en octubre del 2014, una cifra ofrecida por el sociólogo Tomás Páez, entrevistado a propósito del tema del éxodo. Páez aseguró que “1,6 millones de sus compatriotas viven en el exterior.” Así mismo, el sociólogo, autor de una investigación titulada La voz de la diáspora venezolana, y de nuevo, en una entrevista concedida a Noticierodigital.com, el 30 de junio de este año, actualizó el número, “casi 2 millones de venezolanos que han emigrado.”

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Según Rubén Hernández, psiquiatra y sexólogo, y Aminta Parra, psicólogo y también sexólogo, “la tradición pauta que sea el hombre quien establezca primero una cabeza de playa”. En estos días que corren, la autonomía femenina puede invertir el plan y cerrar el capítulo del noviazgo, por un tiempo o indefinidamente, en el caso de que la relación no pese tanto como para llevársela y echarle pichón ultramar. O, simplemente, la impulsa a partir antes que su pareja. Y Hernández continúa: “El hecho de que la mujer tome la decisión o parta primero es producto del nivel que han alcanzado en el país. Hoy hay más mujeres médicos que hombres, por ejemplo.”

Afortunadamente la tecnología, a un dedo de distancia de todos, es el auxilio de estos tórtolos separados —ya sin discado internacional en operadoras de telefonía celular. Las aplicaciones que ofrece el universo cibernético ahogan a los enamorados en la distancia. Un baño de presencia virtual que padres y abuelos echaron de menos en cartas y telegramas.

La correspondencia contemporánea que se vierte en Whatsapp, o en otros vehículos de mensajería, muchas veces no es leída con la misma emoción con la que vibra quien la escribe. Sara, una de las entrevistadas, deconstruye el discurso breve de Simón, “sé que no hay rollo, pero hay veces que es tan cortante y seco. La distancia me pone paranoica. Pero deben ser vainas mías”.

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Lo cierto es que, aunque la sabiduría popular azuce con que el amor de lejos es de muchos, de pendejos y de cuatro, los entrevistados a continuación, le echan ganas y se empeñan para que sus fuegos sobrevivan a distancia.

Revivir la llama

Hay parejas que toleran la separación o la asumen más como una dinámica coyuntural entre ambos y con el feliz y único fin de garantizarse —familia incluida— un nivel de vida aceptable y seguro; y si además, en lontananza, arde de nuevo la famosa llama entre ambos, todos tan contentos.

Desde que la revolución se atornilló y se recrudeció el drama económico en el país, Tatiana —quien prefirió usar ese nombre—, casada y con dos hijas, decidió junto a su esposo que se mudarían a Colombia. El procedimiento sería así: él se iría primero porque no tenían suficiente para irse los cuatro; allí su esposo instalaría la primera etapa del negocio, y ella mantendría su empresa de textiles y lencería íntima en Caracas, bajo la esperanza de que al año, o menos, se reunirían los cuatro miembros de la familia en Bogotá. Han pasado dos años y aún están separados.

Aminta Parra afirma: “tenemos muchísimos casos como esos, a uno le resulta más el negocio aquí y al otro allá” y así pues, manejan la unión y la prosperidad familiar. “La distancia tiene una parte mala: uno resolviendo aquí, solito. Y la parte buena: cuando nos vemos es bonito, lo valoras más. Ahora que no me tiene, me aprecia mucho más”, se emociona Tatiana.

Aunque es un detalle que tu media naranja recuerde tu cumpleaños y fiestas de guardar, a Tatiana el aniversario de bodas no le causa problema porque ninguno de los dos lo recuerda y no tiene mayor importancia para ellos —pormenor que han resuelto dándole un vistazo al acta de matrimonio, pero les vale un pepino y lo vuelven a olvidar. “Para Navidades siempre estamos juntos, y los cumpleaños o estamos juntos o nos vemos por Skype o video llamadas”.

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Tatiana es afortunada. Puede pagar los pasajes de ella y sus hijas para visitar a su esposo. Otros no tienen ese lujo. Aunque un par de veces ha experimentado la odisea del viaje por tierra. “Menos mal que es a Colombia y costeable para nosotros”, dice. En cuanto al punto carnal es meridiana: “una vaina es el amor y la pareja nuevecita y otra es estar casados”.

La calamidad local de la conexión de internet también ha afectado la comunicación. “Él hasta llegó a pensar que yo no estaba haciendo la diligencia, que yo no había hecho el reclamo. Se fue hace dos años y ya se olvidó de cómo son las cosas en Venezuela. Bueno, ni uno mismo las entiende”.

“Me resguarda burda de latinamente”

Laura, de 26 años y PreSchool Assistant en un colegio internacional, se fue a España este verano. Obtuvo su documento de identidad, se empadronó y buscó trabajo. Totalmente confiada en su amor y en su relación de seis años, dice muy free spirit, “tienes que dejar ser a tu novio, rumbear igualito como él está rumbeando y conocer gente. Jamás sentí celos, pero llega un momento en el que piensas ‘bueno qué es lo que es’ y se pone seria la vaina. Pero aún así, estás en un lugar diferente al tuyo y tanta distracción y tantas cosas nuevas te entretienen”.

Dice que su separación fue muy corta para cybersex. Se confiesa más de Snapchat, fotos y videos, y el sexting —los textos con deliciosa narrativa cochina, recuerdo y promesa de las revolcadas más escandalosas— le parece “una novela, más pa´chamos. Para mí, hay más estímulo visual con Snapchat”. “Mi jevo tiene con qué movilizarme. Ahí corro con suerte. Y me regresé al mes porque mi novio cree que Venezuela surgirá y me lo contagia y él es de esos jevos que te resguarda burda de latinamente”.

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Los celos

“Burda de latinamente” es el nivel en el que Benjamín, periodista y anticuario, de 52 años, no quiere caer. “He sentido celos, pero qué voy a hacer. De tu aguante depende que la relación se mantenga”. Su novia tiene 25 y trabajaba para un ente gubernamental. Se hartó de la presión y de tener que acudir obligada a marchas y eventos del gobierno. Buscó un trabajo como au pair, fue seleccionada por una familia alemana y se fue. Apenas lleva dos meses en Alemania y el contrato es por un año. Se comunican a diario y muchas veces por Whatsapp y por Skype.

“Hablamos a las 4 pm., hora de Caracas. Yo he querido ir a verla. Es muy triste estar separados, y ya le he planteado visitarla”. Y justo estas últimas semanas eran perfectas porque la familia estaba de vacaciones y ella estaba sola. Sigue con desazón: “pero apenas está empezando en su trabajo y no puedo caerle ahí ahorita”.

Benjamín se abstiene de temas políticos o crisis mientras se ven. El tiempo es para ellos. No contempla irse del país, porque espera que la situación cambie y porque, quiere seguir viviendo en su país, y con su novia. Adicional al sexting, asegura que el cybersex es una gran ayuda para aguantar y mantener la promesa de que el encuentro carnal será de palco.

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La hora de Simón

Sara, maestra de Primaria en un plantel en Santa Paula, tiene otra historia. Su novio Simón decidió irse primero para acompañar a su hermano y ayudarlo en una empresa familiar en Panamá. Ella estaba hasta la coronilla con toda la situación del país y dio el sí al anillo de compromiso, sumergido en una copa de Daiquirí en un bar caraqueño.

Simón se instalaría primero en el istmo para conseguir el apartamento y ahorrar para la boda. Entre obras, presupuestos, papeles y gastos se ha ido un año. “Ha sido muy rudo porque pasas de verte todos los días a no verte nunca. Simón pagaba casi todo. Y ahora me doy cuenta del gasto”.

De encuentros virtuales no tiene queja. De la fidelidad de ambos está convencidísima. Asegura que, sin Skype, no sería igual. Se ven casi todas las noches a las 10 pm. “Brinco cuando oigo el rayito de Skype con su mensajito, ese es el aviso”.Pero no es la regla, todo depende de la pauta que Simón dicte desde tempranas horas de la mañana vía Whatsapp.

Para sus sesiones de Skype se plancha el pelo. Y cuando se acerca la hora de Simón es un torbellino de hormonas y ansiedad. “Me tiene acostumbrada a la hora y no te creas, he pensado en ponérsela difícil, porque coño, yo también me quiero ir y estar allí con él, y lo amo, pero quisiera que ya, pues. Ya estoy harta. Casi todas mis amigas están casadas y estabilizadas, falto yo. Pero bueno, tampoco puedo estar amargada y quejarme en Skype. Es difícil”.

A la pregunta triple equis, confiesa sin ningún pudor: “Eso es algo que no falta en nuestra relación. Nuestra mentalidad es abierta y disfrutamos de todo, hasta pixelado él, no le paro, yo sigo hasta que se caiga la conexión o terminemos”.

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Así el amor virtual, monitor y teclado, los embadurnen de mucha lujuria, Simón ha venido a Caracas a verla. Se sacia. Sara afirma que las tres veces que Simón ha visitado han recuperado los tiempos de intimidad cibernética y más. “Pero también me destroza, en todo sentido. Él me conoce hasta lo más escondido que tengo y también me duele que me deje”. y sigue, rabiosa por la separación: “pero es que Simón es el hombre de mi vida y punto, me hace mucha falta tocarlo, olerlo, tenerlo al lado.”

La tecnología más añuñú

Artilugios para para parejas en el punto más apoteósico de la cresta del amor y la pasión, hay varios: Cupple, Pair, Avocado, Tokii, Between y Couple. Pueden usarse a distancia o en la misma geografía y para quienes viven sus noviazgos como dentro de un set de Little Twin Stars. En teoría, Whatsapp, Skype y otras apps hacen más o menos el mismo trabajo, aunque ya se sabe que la tecnología no juega a favor del venezolano.

Ninguno de los entrevistados ha probado semejantes añuñús, ni siquiera Gonzalo, el más experimentado de los entrevistados, si es que los años de separación, tres, cuentan como experticia en este infortunado asunto.

Su novia se fue en agosto del 2013. Un asalto a punta de pistola fue el detonante para que ella, con quien había vivido seis años, decidiera aplicar en Canadá para irse a cursar un máster. “Yo también apliqué y no quedé.Y como que pusimos todos los huevos en la misma canasta y no pensamos en Plan B”. Skype, Facetime, video llamada de Facebook, Whassapp, son las herramientas. “La verdad, lo que caiga, poquito cybersex, somos muy chapados a la antigua para eso y para sexting. A veces es maravilloso, a veces hay rabietas. Pero muy difícil”.

Hizo todo lo posible para lograr unirse a su enamorada y ha hecho la diligencia. “Sin suerte y ella continúa allí con su máster. Nos hemos visto en Miami, en República Dominicana y en Madrid, y los encuentros son buenos y extraños”. Cuenta que aunque es una alegría verse, también hay espacio para hablar muchas cosas que no se dicen por Skype. Entre ellas, un festival de reproches: “no hemos hecho esto, ¿por qué no hicimos aquello?”.

“Es lógico pensar que si el hombre o la mujer están solos en el exterior y tienen oportunidades concretas de relaciones extramaritales, estas se produzcan por azar, por venganza o por el interés de comprometerse con los cambios que vienen. En cualquier caso, la soledad es muy mala compañera”, discurre el especialista Rubén Hernández. Pero Gonzalo no contempla la infidelidad dentro de su relación con Eugenia. “No estamos buscando nada que no seamos nosotros. No hay infidelidad”.

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Tanto Rubén Hernández como Aminta Parra apuntan: “El duelo migratorio no es que sea trágico, pero produce mucho dolor y en un alto porcentaje depresión, que al hacerse crónica, cuando no se logran las expectativas de fantasías en el pensamiento, crea un círculo vicioso que se retroalimenta si no se producen mecanismos de adaptación y solución de problemas concretos”.

En cuanto a soluciones y modos de sobrellevar los amores a distancia, agregan: “la psicoterapia, particularmente la cognitiva conductual, modifica pensamientos, sentimientos y conductas”. El otro inconveniente que se une a todo el drama es conseguir a un profesional indicado fuera de tu país, que entienda e identifique estos procesos migratorios y que sea costeable en moneda extranjera.

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