Migración

¿Cómo se relaciona con Venezuela el caso del jesuita asesinado en México?

La Compañía de Jesús y en general la Iglesia católica en México reaccionaron de manera contundente para condenar el asesinato del sacerdote Marcelo Pérez, ocurrida el pasado 20 de octubre. El jesuita fue asesinado por sicarios, presuntamente contratados por el crimen organizado en la zona sur del territorio mexicano, en la frontera con Guatemala

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El estado de Chiapas es la puerta de ingreso a México de miles de migrantes de diversas nacionalidades, pero entre los cuales se destacan -por ser un grupo nacional numeroso- los procedentes de Venezuela. Lograr ingresar a territorio mexicano se considera la antesala de la meta, que no es otra que cruzar luego, desde el norte de México, hacia suelo estadounidense.

Tras cruzar desde Guatemala la primera población mexicana de importancia es Tapachula, pero muchos esfuerzos de atención a migrantes tienen lugar en San Cristóbal de la Casas, una ciudad en la que históricamente la Iglesia católica ha tenido bastante raigambre popular.

San Cristóbal de las Casas está ubicada en el centro de Chiapas, y en una comunidad de dicha ciudad se cruza la historia entre el jesuita Marcelo Pérez y la migración venezolana.

Cuxtitali es el nombre de la comunidad donde servía el jesuita y es el sitio donde fue asesinado, cuando iba de un templo a otro, para cumplir con sus misas dominicales. Cuxtitali resonó el 20 de octubre en las noticias en medios mexicanos como en diversos lugares del mundo, porque aún en el marco de la violencia generalizada de los carteles de la droga en México, no es habitual que entre los asesinados figure un sacerdote.

La comunidad en Cuxtitali suma menos de 10 mil habitantes y el asesinato de Pérez tuvo un impacto de gran magnitud.

Y en marzo de 2022, Cuxtitali fue noticia porque allí la Agencia de la ONU para Refugiados (ACNUR) financió la instalación de un centro para atención a migrantes y solicitantes de asilo, y la puso bajo la gestión de la Iglesia católica.

Estas instalaciones justamente se activaron para dar respuesta a la numerosa ola migratoria que hace la travesía desde Sudamérica cruzando el tapón del Darién, Centroamérica y México. Sin estar reservado a los venezolanos, los migrantes de Venezuela constituyen ya por algunos años el grupo más numeroso al que deben atender las agencias de la ONU, así como iniciativas locales de la Iglesia católica y de la sociedad civil.

Tras el asesinato de Marcelo Pérez, abaleado por dos hombres en una moto, dentro de su vehículo, la Compañía de Jesús en México dio a conocer un contundente comunicado dirigido al gobierno que encabeza Claudia Sheinbaum desde el pasado 1 de octubre.

“Rechazamos cualquier intento de minimizar estos hechos como casos aislados. El crimen organizado ha sembrado miedo y dolor en diversas regiones del país, y Chiapas (en el sur mexicano) no es la excepción. La violencia en esta región refleja un problema estructural que demanda una respuesta integral y urgente del Estado”, sostuvo la Compañía de Jesús en un comunicado para condenar el asesinato de uno de sus sacerdotes.

En relación con el asesinato del jesuita en el sur de México, las autoridades informaron que “de acuerdo a los datos preliminares y las primeras investigaciones, el padre Marcelo Pérez salía de la parroquia Cuxtitali luego de oficiar misa y se dirigía la iglesia de Guadalupe, cuando dos personas a bordo de una motocicleta dispararon contra su vehículo”. El religioso católico se movilizaba sin acompañantes. No hubo mayor avance en la investigación, 10 días después del asesinato.

Vatican News, la agencia de noticias de El Vaticano, al reseñar este hecho, recordó que, desde julio del 2021, la violencia en el estado de Chiapas resurgió con mayor fuerza, tras la aparición de movimientos que se denominaron como “grupos de autodefensa”, compuestos fundamentalmente por indígenas para hacer frente a los grupos criminales dedicados al tráfico de drogas y de personas, estando ausente el Estado como garante de la seguridad ciudadana.

“Los Jesuitas de México condenamos la creciente ola de violencia que asola el estado de Chiapas. Esta región sufre no solo asesinatos, sino también reclutamiento forzado, secuestros, amenazas y el saqueo de sus recursos naturales”, denuncia por su parte el comunicado emitido por la Compañía de Jesús tras el asesinato de Pérez.

Entre las víctimas silenciosas de esta violencia están, también, los migrantes venezolanos que llegan buscando ayuda de la iglesia católica a Cuxtitali.

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