En el caso del Bienmesabe Canario lleva como endulzante miel de palma y para aportar más sabor, ralladura de limón. Cuando llegó a Venezuela, gracias a los colonos, estos enseñaron a los indígenas y esclavos africanos quienes servían en sus imponentes haciendas a preparar este delicioso postre.
Ya que era típico de su cocina y una forma perfecta de acompañar una merienda con una taza de té. El bienmesabe como lo conocemos hoy día, llegó mucho después cuando las monjas franciscanas de El Paraíso, en Caracas, le agregaron pulpa de coco y el agua de este para darle más sabor a esta torta.
Muchas damas de la alta sociedad de la Caracas aprendieron a realizar este postre gracias a que las madres franciscanas dictaban cursos de repostería en el convento para tener un dinerito extra y así ayudarse como ayudar a los más necesitados: niños en situación de calle y a las madres solteras que merodeaban en busca de trabajo y alimentos para sus hijos en El Paraíso.
También existe una historia más moderna de este postre que corresponde a la historia de La Negra Contemplación. Se dice que en aquella época no existía mujer en toda Caracas que preparará uno mejor que el de ella. Era tan delicioso que muchos creían que ese esponjoso bizcocho con sabor a coco y un rico merengue de crema de coco curaba las penas del corazón.
No hay duda de que un buen pedazo de torta calma cualquier pena del alma y llena ese profundo vacío que puede causar un desamor.
FUENTES CONSULTADAS: Columnista Armando Scannone Portal Web yosoyvenezolano del chef Carlos Lacruz