Noviembre es el mes del cocuy, ese aromático destilado venezolano que se produce en Lara y Falcón con Agave trelease, que comienza a ser reconocido y a ganar premios mundiales. Aquí contamos la historia de La Capilla, que embotella tradición y cuenta con maestros cocuyeros cuyas familias han producido el licor desde hace varias generaciones
El fundamento de Cocuy La Capilla es la tradición. Nació en la hacienda colonial de la familia Smith en la que, siempre, el cocuy acompañó las celebraciones. La hacienda, fundada en 1793 y ubicada en Cabudare, estado Lara, tiene una capilla colonial de la que este destilado de agave toma su nombre.
Para honrar su propia tradición y la de Lara y Falcón, de donde es originaria esta familia, y también para mostrar este destilado lleno de notas organolépticas a los venezolanos y al mundo, Roberto Smith decidió fundar una marca que sólo se elaborara con Agave trelease que creciera silvestre, y con un proceso ancestral guiado por maestros cocuyeros que hubieran heredado el oficio de sus padres, abuelos y hasta bisabuelos.
Aunque la idea siempre le había rondado, comenzó a concretar el sueño de tener una marca de cocuy de alta calidad en 2016, cuando empezó a sembrar «millones de maticas» de Agave trelease, la planta que da origen al cocuy, y que demora ocho años en estar lista para procesar. En 2017, se dedicó a revisar leyes, normas y reglamentos para iniciar la empresa.
El resultado es Cocuy La Capilla, cuyo lema es «100% agave, nada menos, nada más», una premisa que solo puede lucir el cocuy venezolano de alta calidad, pero no los de otros países, cuyas normas les permiten 1% de «añadidos», para ser más fácilmente comercializables. Actualmente tienen dos presentaciones en el mercado venezolano y en foráneos como Estados Unidos: el blanco, que se envasa apenas culmina el proceso de destilación, y el reposado, que se añeja 2 meses en barricas que antes guardaron ron, y 18 meses en botella.
Esta pureza ha sido apreciada fuera de las fronteras, y La Capilla ganó doble medalla de oro en 2022, en los SIP Awards de Estados Unidos y en los China Wine & Spirits Competition (CWSA) de Hong Kong.
Si existiera un mapa de la historia de La Capilla, dibujaría mucho camino andado en valles y montañas de Lara y Falcón. Carora, Cabudare, Churuguara, Siquisique, Baragua, Mamonal, Urucure, Pecaya y Cabeza de Caballo son algunas de las poblaciones que Roberto Smith y su equipo familiar recorrieron comprando pimpinas de cocuy artesanal, para probarlo y, en secreto, encontrar al maestro cocuyero perfecto para su marca.
Lo encontraron en Cabeza de Caballo, un pueblo de no más de 200 personas que queda a dos horas en jeep de Siquisique. Para llegar hay que atravesar el río Tocuyo.
«Yo soy de la zona, y la conozco, pero encontrar a un buen maestro cocuyero no era fácil porque, entre Falcón y Lara, no debe haber más de 50. Probamos el licor de prácticamente todos ellos y, entre muchos, escogimos a cinco, y de esos cinco, a uno, el súper maestro, Gerardo Cabrera, que además ha ganado premios como mejor destilador de Siquisique», recuerda Smith, que también reconoce a otros destiladores de alta calidad: «Hay un maestro llamado Arismendi Álvarez. Y están los Salone, en Mamonal».
Gerardo Cabrera y su equipo de maestros cocuyeros continúan produciendo cocuy para sus familias y ahora también para La Capilla. Además, se movilizan por todos esos valles y cerros de Lara y Falcón, sembrando plantas o comprando hijuelos, entre otras labores.
El centro de destilación de La Capilla está en Carora, estado Lara, y, además de Gerardo Cabrera, otros maestros cocuyeros cuidan que los procesos se rijan por las normas ancestrales, aunque en alambiques modernos. Esto se mantiene en las botellas, hechas artesanalmente, y con etiquetas creadas por el mismo Roberto Smith.
En 2022, para comenzar a dar a conocer el buen cocuy venezolano, la familia Smith presentó sus destilados en dos competencias internacionales, los SIP Awards de San Francisco, Estados Unidos, y los China Wine & Spirits Competition (CWSC), en Hong Kong. En ambos, La Capilla obtuvo doble medalla de oro, el máximo reconocimiento posible.
«Yo esperaba una cartica, algo que dijera que habíamos participado y me sorprendió muy gratamente cuando recibimos el doble oro en unas competencias tan exigentes, y cuya cata se hace a ciegas. El jurado ni ve la botella», comenta Roberto Smith que, además, asegura que superó a muchos tequilas y mezcales de México.
También cuenta que ha llevado La Capilla a expertos en México y todos han apreciado la cantidad de notas organolépticas del producto que, a su juicio y sensorialmente hablando, se ubica entre un mezcal y un tequila.
La meta de la familia Smith, y de los muchos cocuyeros que están fabricando este destilado con calidad, es que penetre en los mercados internacionales y se haga un nombre, como un destilado venezolano 100% de agave con ricas notas sensoriales. Actualmente, México produce cerca de 500 millones de litros de licores de agave, mientras que Venezuela apenas llega a 50.000. El potencial de crecimiento y exportación es enorme.
La historia del cocuy en Venezuela ha sido accidentada, debido a que a principios del siglo pasado, se declaró ilegal y se prohibió su elaboración. Era un país que promovía el ron y que consideraba que los productores de cocuy eran muy pequeños, que no cumplían las normas sanitarias nacionales y que destruían el medio ambiente al extraer, sin reposición, las plantas de agave, considerando que se necesita una mata para hacer un litro de licor.
«Pero México nos enseñó que se puede destilar a gran escala, respetando el planeta», dice Roberto Smith.
Hoy, los venezolanos al cocuy diferente, y saben reconocer el buen destilado de aquel que se roba el nombre, pero mezcla el agave con melaza y otros productos que lo distorsionan. El aroma y el sabor del cocuy es el de la cultura de Venezuela.
Instagram. @cocuylacapilla
Presentaciones. Blanco clarito y Reposado.
Precios referenciales. El Blanco Clarito desde $48 y el Reposado desde $52.
