En esta fecha los búlgaros tradicionalmente cumplen con varios rituales para la protección contra plagas y otras infecciones. En el pasado, la plaga era personificada como una anciana, la Chuma, quien iba de villa en villa usualmente acompañada por niños. Ella llevaba consigo una lista con el nombre de la gente que se llevaría con ella. De hecho aparece en varios cuentos tradicionales.
En Haralampi las mujeres horneaban panes untados con miel para endulzar y aplacar a Chuma y así pasara y no tocara sus hogares. En el folklore búlgaro, Sveti Haralampi (San Haralampus) es el protector de las plagas, enfermedades, particularmente la plaga bubónica, así como otras enfermedades que mataron a millones de personas en Europa en la Edad Media.
De acuerdo con una de las versiones de la leyenda, el santo también fue quien descubrió las propiedades sanadoras de la miel por lo que hoy en día los apicultores le hacen un homenaje y le llevan su miel para que la bendiga. Se cree que la miel consagrada ese día tiene poderes extra que mantienen a la persona sana.
Entre otros rituales, se dice que ese día las mujeres no deben trabajar y preparan un pan en casa al que le untan miel.