Nancy Mar presentó el mejor cachito de jamón de Caracas en 2024
La tradicional panadería de Alto Hatillo, cuyo nombre formal es Inversiones Madven, celebró el primer lugar obtenido en el concurso El Cachito de Caracas
Con un acto especial en su sede de Alto Hatillo, la panadería Inversiones Madven, también conocida como Nancy Mar, celebró el primer lugar obtenido en el concurso El Cachito de Caracas 2024.
Bernardo Fernandes, tercera generación de la familia fundadora y regente de la Nancy Mar, calificó el cachito de jamón de esta panadería como un símbolo de lo que significa el verdadero cachito tradicional caraqueño.
«En estos momentos en que hay tanto resurgir del negocio panadero, que trae modificaciones a los productos, nosotros nos enorgullecemos en mantener la tradición de lo que significa el cachito de jamón de Caracas«, expresó Bernardo ante los asistentes, entre quienes se encontraban representantes del sector, cocineros, periodistas, autoridades de la Alcaldía de El Hatillo y del equipo organizador del concurso El Cachito de Caracas.
Bernardo con su papá Bernardino y su abuela Encarnacao. Foto @sobreelmantel
El cachito de la Nancy Mar
El cachito de la Nancymar es grande y tiene una proporción 50/50 entre jamón ahumado y masa, presente también en las puntas. Su cubierta es brillante, y la masa tan suave y liviana que a veces se transparente en las vueltas del cachito. Tiene un leve toque dulce y, algo poco común actualmente, hay miga también en el centro del cachito.
«Esto es como regresar a la cantina del colegio», describió el cocinero Lenin Bruzual (@lenincook).
El cachito tradicional de la Nancy Mar. Foto @sobreelmantel
Junto a Bernardo estaban su padre, Bernardino Fernandes Do Vale y su abuela, Encarnacao Do Vale. Todos trabajan juntos en la panadería, un negocio que, hace décadas comenzó como floristería, luego como tintorería y finalmente se estableció «con mucho esfuerzo», dice el más joven de la familia, como panadería. También los acompañó el maestro panadero Paucides Riera, quien labora en Nancy Mar hace 15 años y es el responsable de los cachitos que salen a diario y del que ganó la Tercera Edición de El Cachito de Caracas.
Además del cachito tradicional, la Nancy Mar es conocida por productos innovadores como el cachito de pernil que, según algunos fieles consumidores presentes, como la chef pastelera Gloriyen Aris (@gloriyen1), está relleno de gustoso pernil y es muy contundente.
Los Fernandes Do Vale están orgullosos, además de dos productos que le hablan a sus comensales de las raíces lusas de la Nancy Mar: el pan de Dios y los pasteles de nata.
El pan de Dios se llama así porque su masa es tan esponjosa que simula una nube. Es un pan semidulce que, al centro (pero encima, no relleno) tiene un pozo de una crema de vainilla, yema y coco, con topping de una mezcla de coco que recuerda al coquito que se hace con la pulpa rallada y leche condensada y azúcar glass. Solo lo elaboran viernes, sábados y en ocasiones especiales.
Pan de Dios, un pan dulce de receta portuguesa que elabora la panadería Nancy Mar. Foto @sobreelmantel
Los pasteles de nata, también llamados pasteles de Belén, se elaboran con la receta tradicional de su familia portuguesa. Es una cesta de delicada y crujiente masa phyllo, rellena de una especie de natilla bien cocida de yema con vainilla y canela. En la cuenta de Instagram de la panadería, @panad.madven se puede conocer más de sus productos y su locación.
¿De dónde viene el cachito de jamón? El popular desayuno pudiera ser hijo de un emigrante portugués que llegó con la idea de incorporarle a una masa dulce trozos de jamón. Hay otros que sospechan que fue idea de un señor que quería hacer del pan de jamón una versión para el día a día
Basta con observar la barra de cualquier panadería entre las 7 y las 10 de la mañana, para apreciar quién manda en el desayuno. De masa suave, cubierta ligeramente crujiente y dulce, relleno generoso que ha evolucionado de sobrantes de jamón hasta queso tipo paisa o crema, de forma recta y entorchada, se trata del famoso y tan popular “cachito”Su gusto está por encima de la moda y el boom gastronómico. A nadie le interesa su procedencia o qué clase social lo consume más, si hay un plato venezolano además de las arepas y las empanadas que se consume a diario por su sabor y bajo costo, sin importar el nivel económico, de educación o credo religioso. Simplemente, es sabroso, a todos les gusta y se puede adquirir desde los lugares más humildes hasta las pastelerías más finas y encumbradas.
