El Estímulo

Corazón Valiente

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Carlos Raúl Hernández

Para fortuna de la sociedad democrática, los escoceses votaron por permanecer en el Reino Unido con una mayoría de más de 10%. Un resultado contrario hubiera desatado la furia de los regionalismos, con imprevisibles consecuencias para Europa de fronteras larvadas con más de 20 situaciones de sorda inestabilidad, peligrosos independentismos en el País Vasco y Cataluña, que amenazan la pervivencia de España. Eso lo promueven derechas e izquierda extremas. Tiempo ha, gran parte de la izquierda abandonó el internacionalismo por el nacionalismo con los movimientos de liberación en África, Asia y América Latina, como forma práctica de enfrentar al imperialismo, la cultura blanca.
Así se desnaturalizaron ya que el marxismo original no quería saber nada de culturas locales, indígenas ni etnias oprimidas y tenía una fe ciega en el progreso y la modernidad, pues el capitalismo creaba la riqueza y el socialismo se encargaría de repartirla. A nombre de las culturas locales aplastadas cualquier pistolero tercermundista que asesinara un norteamericano, inglés, francés o alemán como rechazo, tenía el beneplácito de doctos antropólogos y sociólogos en las principales universidades del mundo. Así el terrorismo árabe gozó de patente académica y ética para volar sinagogas, escuelas y autobuses llenos de turistas.
Desde la derecha el mito no era la explotación de los pobres sino la sacralidad de la sangre, la tradición originaria, las costumbres inviolables estupradas por naciones impuras. ETA despreciaba los maketos, extranjeros, que contaminaban una estirpe, no se sabe por qué, purísima, superior. Esta barbarie se incubó con el nacionalsocialismo, que la trajo hasta sus últimas consecuencias. Una versión seudoliberal o antiliberal denominada libertaria asume también como objetivo utópico la descomposición de las grandes naciones para fragmentarlas en pequeños estados, y termina en complicidad con Al Qaeda, Hamás, Eta, y los desquiciados que en búsqueda de la limpieza étnica, realizan masacres incalificables.
El signo de la sociedad global es el pluralismo, la convivencia de etnias, religiones y costumbres, lo que ha enriquecido maravillosamente la cultura y la vida humanas, como en cualquier democracia desarrollada. Paradójicamente, el sentimiento nacional escocés, por siglos dormido, lo despertó uno de los entes globales, universales, por definición, Hollywood, con la película de Mel Gibson que narra la vida de William Wallace. Pero el corazón valiente y sensato de los escoceses supo controlar el romanticismo en favor de la civilización.

@CarlosRaulHer

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