Cultura

Cuando voy a Maracaibo y me quiero comer hasta el puente

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Una multitud de locales callejeros resume la esencia de un estado que se lame y relame los dedos a la hora de sentarse a la mesa. Propios y extraños se pasean entre los calderos vernáculos que fríen las preparaciones que hacen de esta tierra, la del sol amado, una región sin parangón. Pese a que las recetas con más éxitos salen de las calles del hambre, hay un espíritu que se respira, abrasado por el inclemente calor, y ha sido a un pequeño grupo de chef locales. Sí, algo que llaman: “zulianidad”

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