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"The Very Pulse of the Machine": final explicado del tercer capítulo de "Love, Death + Robots"

¿Sobrevive Martha o no? Esa es la principal pregunta se que hacen los fanáticos tras ver el tercer episodio de la serie. ¿Qué tiene que ver este final con un poema de William Wordsworth? Aquí te lo explicamos

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Netflix

La tercera temporada de «Love, Death + Robots» está dando mucho de qué hablar, sobre todo por lo críptico que fue el final de varios episodios. Un ejemplo es el de «Jíbaro», una gran experiencia visual que pocos lograron entender.

La serie, estrenada el 20 de mayo y creada por Tim Miller, con la producción de David Fincher, juega con el espectador y sus expectativas, mientras se pasea por temas de ciencia ficción. Esto lo podemos notar rápidamente en «The Very Pulse of The Machine», episodio que está basado en el galardonado cuento de Michael Swanwick, publicado en 1998,

El episodio, dirigido por Emily Dean y escrito por Philip Gelatt, relata el camino de la astronauta Martha Kivelsen, que debe arrastrar el cuerpo de su pareja, Burton, por Io, la tercera más grande de las cuatro lunas galileanas de Júpiter,  hasta la base antes de que se le acabe el  oxígeno.

Para sobrevivir, Martha, que tiene varias heridas en el cuerpo, se suministra medicamentos para el dolor, entre ellos la morfina, que puede causar alucinaciones. Por eso el espectador empieza a preguntarse si lo que está viviendo el personaje es real o no. Aquí vamos a responder esa y otras preguntas.

¿Qué pasa con Martha?

Como se recordará, Martha, para seguir adelante, se inyecta varias sustancias que generan pérdida de la función motora, alucinaciones y euforia, entre otras cosas. Ella dice: «Si no lo consigo (llegar a la base), mejor morirme drogada». En consecuencia, cuando los efectos de los fármacos comienzan a presentarse, ve formas, colores vibrantes, objetos en movimiento y también escucha la voz de su compañero muerto.

Entonces, ¿lo que ve son solo alucinaciones?

La respuesta no es tan sencilla. Cuando la voz se empieza a comunicar, al principio  solo se escucha un verso de poesía. Precisamente, al momento del accidente, un libro de poesía se abre, cuando Martha no se ha inyectado nada. Posteriormente, para evitar quedarse dormida, la morfina se mezcla con anfetaminas que pueden producir paranoia, psicosis e hipomanía (picos de estados de ánimo). En este punto, empieza a confiar en la voz, que dice que este planeta es una máquina viva y que está usando la mente de Burton para comunicarse con ella.

Así empiezan las alucinaciones

“El lenguaje son datos. La radio es medio. El azufre es triboeléctrico”, dice Io a través del cuerpo de Burton. En determinado momento, Martha se desploma. Como es natural, ya no tiene fuerzas. Pero, según lo que estamos viendo, pareciera que Burton, gracias a Io, se encarga de llevarla hasta ese espacio rocoso en el que ya no hay camino y se decide la suerte de la protagonista.

¿Qué es ese lago que Martha ve?

Cuando Martha despierta, por las señales de advertencia de que sus niveles de oxígeno estaban críticamente bajos, no vemos a Burton. Entonces nos volvemos a hacer la pregunta: ¿llegó al fin del camino gracias a un último esfuerzo por los fármacos o en efecto Io, por medio del cuerpo de Burton, le ayudó? No está claro.

Lo que sí queda claro es lo que le espera: una composición electromagnética que parece un río o lago. Como le queda menos de un minuto de vida, ella le pregunta a Burton si él ya se ha fundido en esas «aguas». Al recibir la confirmación, escucha que su mente vivirá en la luna para siempre si se lanza. Ella decide seguir a su pareja, no sin antes decir: «Tal vez voy a vivir para siempre. O tal vez este es solo un último sueño antes de morir». Luego, hay una explosión en la luna y Martha parece enviar un mensaje de radio a una estación espacial. ¿Qué ha pasado?

Es un final abierto

Aclaremos que es un final abierto. Está hecho para que cada espectador le dé la interpretación que quiera: puede ser que Martha está alucinando o puede ser que en efecto, existe una manera de vivir para siempre en esa luna. Sin embargo, si nos atenemos a los hechos, todo indica un camino más racional.

Desde el principio, y se acentúa mucho más adelante, nos cuentan que Martha está metiéndose sustancias que alteran la percepción de su realidad. A eso debemos sumarle la falta de oxígeno, que genera, entre otras cosas, alucinaciones. De manera, que, como lo veo, la astronauta muere y lo que estamos viendo es lo último que su mente registra.

Martha, a medida que sus fuerzas la van dejando, comienza a creer más en la voz que le guía

Ahora, ¿por qué la poesía tiene importancia en el relato? “Y ahora veo con ojos serenos. El pulso mismo de la máquina». Esta es una cita del poema de William Wordsworth: She Was a Phantom of Deligh. El autor juega regularmente con la idea de una vida después de esta vida, a modo de recuerdo. Tiene otro poema que se llama Oda a la inmortalidad, en el que dice: «porqué la belleza subsiste siempre en el recuerdo…».

No queda claro a quién le pertenecía el libro de poesías, si a Burton o a Martha. Eso nos deja dos opciones. La primera: si es de Burton, es probable que Io (la luna) encontrara en ese material una guía para empezar a comunicarse con ella a través del lenguaje reconocible. Digamos que se presenta una configuración neuronal y, por lo tanto, en efecto esta luna permite vivir más allá del cuerpo. Burton, al ser el primero en morir, es el conejillo de indias. La segunda: si pertenecía a la astronauta, lo que vemos son sus últimos recuerdos, entre ellos, lo último que leyó.

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