De Interés

Tácticas y estrategias para cultivar un niño lector

Lo que se obliga se rechaza. El camino para crear el hábito de la lectura dista del castigo y de la imposición, hoy te proponemos una serie de recomendaciones que te aclaran el panorama en la formación de un niño lector.

Publicidad

Ver a nuestros hijos leer es como un sueño universal. Sabemos muy bien que los libros son el camino, pero poco conocemos de tácticas y estrategias para criar a un niño lector, fomentar un hábito lector y mucho menos para establecer una relación a largo plazo con los libros.

Creemos que el camino es la imposición y con autoridad le decimos al joven en cuestión que se ponga a leer, seleccionamos el libro y se lo entregamos: aquí tienes la panacea de tu vida. Error tras error, hemos tomado el camino que dista del destino final.

En Progresivo consultamos a la educadora Nathaly Sánchez especialista en promoción de la lectura  y en orientación de la conducta sobre esas estrategias que nos permitirán llegar al fin anhelado, los libros.

Pero antes de arrancar con la hoja de ruta, recordemos que la lectura es un proceso de comunicación donde nos adentramos  a otros mundos posibles, se viven experiencias inigualables gracias a un un proceso pisco-socio lingüístico donde se ponen de manifiesto las competencias cognoscitivas, lingüísticas y comunicativas.

Gracias a la lectura  se desarrollan la imaginación y el conocimiento del mundo, se estimula la curiosidad por lo que les rodea, acercamos a los niños y  jóvenes a mundos lejanos, facilitando los aprendizajes.

La especialista Nathaly Sánchez explica que además se refuerzan los lazos afectivos, los sentimientos que los ayudan a conocerse y a identificarse con otros, enriquece el lenguaje, aumenta la capacidad de atención y expresión junto a otros muchos beneficios.

El camino que lleva al libro

¿Qué hacer entonces para tomar este camino de la palabra, de los libros, de la lectura? Comencemos con el ejemplo. Un niño que crece en un entorno lector tiene más probabilidades de imitar esta conducta que aquel que no observa ese mismo comportamiento en su entorno.

El modalaje es una clave determinante en el proceso de formación de un lector. Imitamos aquello que vemos, si bien es cierto que nacemos con cierta predisposición ante algunas habilidades y preferencias, también es cierto que aquello que vemos y se refuerza se convertirá en un hábito.

La educadora Nathaly Sánchez recomienda que los padres pudieran comenzar este proceso aplicando las fórmulas que estimulan y nutren a lectores en casa. Estas son: favorecer tiempo de lectura personal, poner al alcance del niño todo tipo de lectura, dejar que los niños tomen decisiones en cuanto a qué leer, compartir lecturas con nuestros hijos, estar cerca del niño para apoyar su esfuerzo por leer y propiciar oportunidades para conversar.

La especialista en promoción de lectura agrega que cuando le echamos en cara a los niños que nos les gusta leer, los obligamos a leer o le mandamos a leer un libro que no es de su agrado, estamos sumando puntos para el rechazo hacia la actividad lectora.

Y si  a esto le añadimos el  exigirles que lean un libro de principio a fin, dejar al niño solo con el libro, comentarles todos los pormenores de los libros, convertir los libros en otros deberes escolares, convertir el libro en herramienta académica,  estamos signados al fracaso en el proceso formador de un lector.

Sánchez insiste en la necesidad de dar el ejemplo  “si los niños ven a los padres leyendo imitarán esta conducta, se da el aprendizaje vicario”.

La lectura  también es un acto divertido

Existen tantos tipos de libros como gustos en los seres humanos, por ello En Progresivo estamos seguros que hay un libro esperando por ti, ese que te atrapará y que será tu punto de partida para convertirte en un lector asiduo. En el caso de los niños es fundamental conocer sus gustos y promover un entorno en donde los libros coexistan con nosotros.

La educadora Nathaly Sánchez recuerda que las palabras “ayudan a los niños  a pensar y relacionar unas ideas con otras, los vinculan con una comunidad cultural y los ponen en contacto con otras visiones del mundo. Y por supuesto un niño que lee disfruta y se divierte”.

“Un niño que lee considerará la lectura como fuente de disfrute, aventura y diversión, pero a la vez también la verá como una fuente útil de información sobre los temas que le interesan. Podrá argumentar y reflexionar y ser una persona crítica, desarrollará el dominio del lenguaje, la imaginación, la fantasía y será un conocedor del mundo que lo rodea”, comenta Sánchez.

En el proceso de promoción de la lectura es importante que los padres entiendan que se debe hacer del tiempo de lectura un tiempo divertido.

Estrategias inteligentes

“Que los niños cuenten con diversidad de libros, regalarles libros en momentos especiales como por ejemplo su cumpleaños, visitar librerías y darles la oportunidad de escoger algunos, comentar entre los miembros de la familia sobre los libros que estaño leyendo”, recomienda Sánchez.

No obliguemos a los niños a leer,  tampoco se debe usar la lectura como castigo ya que esta es la forma más eficaz de odiarla.

Toma nota de estas 5 estrategias que van a facilitarte el camino:

  1. Iniciarles en la lectura desde muy pequeños.
  2. Leerles en voz alta de manera constante.
  3. Permitir que el niño manipule y sienta los libros.
  4. Que tengan contacto con diversidad de libros
  5. Que crezca en una familia lectora.

Y ahora… qué vamos a leer

Consultamos a la especialista en promoción de la lectura sobre las recomendaciones que puede darnos en cuanto al tipo de libros acorde con las edades de los niños y jóvenes.

Nathaly Sánchez explica que las edades son puntos de referencia a la hora de elegir un libro, pero hay que tomar en cuenta que los lectores tienen sus propias peculiaridades.

Para niños menores de 6 años:

Tenemos los libros de folklore, retahílas, rondas, adivinanzas, canciones, historias rimadas con sencillos fragmentos versificados, libros de imágenes, historias del entorno familiar, narraciones con animales humanizados, cuentos tradicionales populares, fábulas y cuentos de hadas sencillos. Libros sobre el mundo que los rodea, cuentos con sorpresas que incluyan solapas o troqueles para manipular.

Para niños desde los 6 años:

Libros que respondan de forma sencilla a sus por qué, animales que hablan, narraciones reales o ficticias no muy complejas,  cuentos maravillosos y tradicionales, cuentos humorísticos, libros de imágenes, poemas y canciones libros informativos primeros novelas cortas.

Para niños de 8 y 9 años:

Libros de  aventuras, detectives, pandillas, miedo, cuentos fantásticos y narraciones mitológicas, relatos humorísticos, libros de poemas,  historias de la vida real, familia, escuela conflictos personales y de grupo. Libros informativos, de animales deportes, pueblos y países diversos,  ciencia  y manualidades.

Para niños desde 12 años:

Los cuentos recomendados serían novelas realistas, primer amor, conflictos personales,  narraciones de suspenso,  aventura,  peligros, ciencia ficción.

Publicidad
Publicidad