¿Uno vuelve a ser el mismo si lo agarra el coronavirus?
La covid-19 deja fatiga y otras secuelas durante meses en algunos pacientes, mientras otros ni siquiera sufren los síntomas del contagio. Es como si un incendio forestal arrasara miles de hectáreas de praderas, pero dejara en pie a ciertos árboles, o apenas los chamuscara.
En otro episodio de la serie covid-19, el mundo ahora descubre «el coronavirus de larga duración». Los síntomas y secuelas persisten inclusive en pacientes con la forma más leve de esta rara enfermedad que, de alguna forma, nos tocará a todos. Los testimonios son contundentes.
A veces nada vuelve a ser lo mismo después del contagio.
Los especialistas prevén que entre el 40 y el 70 por ciento de la humanidad terminará contrayendo el coronavirus del covid-19. Así que solo es cuestión de tiempo para que esta información sea relevante para todos.
¿El cuerpo de un paciente vuelve a la total normalidad después de superar el coronavirus? ¿Quedan secuelas, irreversibles o no, que lo hagan cambiar para el resto de su vida? ¿Qué pasa por ejemplo con futbolistas, atletas de alto desempeño, viejos, jóvenes, personas acostumbradas a ser muy activas física y mentalmente?
¿La nueva normalidad también incluye tener que resignarse a una vitalidad diferente, alterada por el patógeno?
Son demasiadas preguntas, algunas prematuras, porque los efectos de este misterioso y todavía nuevo coronavirus son poco concluyentes. Pese a que alrededor del mundo los científicos, médicos, y epidemiólogos suman millones de horas de estudio a este enemigo insidioso, es poco lo que se sabe a ciencia cierta.
Pero crecen las advertencias: el coronavirus también es de larga duración.
Italia, una escuela
Un reciente estudio en Italia de los doctores Angelo Carfì, MD; Roberto Bernabei, MD yFrancesco Landi, MD, PhD entre pacientes recuperados de covid-19 encontró que 60 días después el 87,4% reportó la persistencia de al menos un síntoma, particularmente fatiga o disnea.
Muchas personas llevan meses sufriendo daños colaterales o se han vuelto una especie de pacientes crónicos, con una sintomatología persistente, como dolores en las articulaciones y en el pecho.
Para otros simplemente «no hay ninguna secuela» del coronavirus.
Grupos de apoyo en redes
«No voy a compartir la historia de nadie más por respeto y confidencialidad para nuestro grupo, pero diré que TANTA gente (muchos de mi edad que fueron anteriormente atletas activos sin problemas de salud) están TODAVÍA postrados en la cama y lidiando con problemas importantes desde que tuvieron COVID en MARZO», dice, en Twitter, Markie Heideman.
I’m not sharing anyone else’s story out of respect and confidentiality for our group, but I will say that SO many people (many my age who were previously active athletes with no health issues) are STILL bedridden and dealing with major issues since having COVID in MARCH.
«Muchas de estas personas (una vez más, de mi edad – tengo 23 años) se ausentan cuatro meses del trabajo porque no pueden levantarse de la cama por más de una hora y no pueden respirar debido al daño pulmonar. Lo entiendo. Lo vivo. Estoy agotado», dice en otro trino.
Long -haulers
Heideman está en un grupo de Facebook con otros pacientes de covid-19 llamados “long-haulers”, o de larga duración, que es como los doctores clasifican a los pacientes “recuperados» pero que al menos 30 días después todavía tienen síntomas.
Estas secuelas «post recuperatorias» no están necesariamente emparentadas con los efectos sociales del confinamiento y las cuarentenas.
«Inicialmente para todos nosotros, había mucha incertidumbre y la gente se sentía fuera de control», señala en un artículo la doctora Karestan Koenen, profesora de epidemiología psiquiátrica en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard.
«Los eventos que son amenazantes, son incontrolables y generan mucha incertidumbre, son realmente tóxicos para la salud mental», dijo, citada en un artículo de Bussines Insider sobre los efectos a largo plazo en la salud mental que puede dejar el coronavirus.
Correr y volar
Pero, ¿cómo son las secuelas físicas? Una persona que haya superado cualquiera de las versiones de covid-19 puede volver a correr, nadar, entrenar, triunfar, amar, sin ningún recuerdo de la enfermedad que ha sacudido al mundo?
Pero en el mundo exterior la discusión es otra, científica, y la historia de los covid-19 de largo plazo es real y todavía poco conocida.
“We need rehab, research and recognition”. For anyone feeling invincible against COVID or not bothering to protect others, you need to understand that death rates underestimate the health consequences of this pandemic. Listen to the “long haulers” here and spread the word. https://t.co/SqvXxAmoKd
«Necesitamos rehabilitación, investigación y reconocimiento. Cualquiera que se sienta invencible contra el covid o no se moleste en proteger a los demás, debe entender que las tasas de mortalidad subestiman las consecuencias para la salud de esta pandemia. Escuchen aquí a los pacientes de largo plazo y difundan la palabra», escribe Rohn.
Historia del futuro
También hay pacientes asintomáticos, capaces de esparcir la enfermedad sin saberlo. Otros presentan síntomas leves, que ni siquiera llegan a los de una gripe; otros hacen gala de las fortalezas de su sistema inmunitario aunque sean unos viejos. Pero hasta pacientes jóvenes y sin condiciones previas han muerto en cuestión de horas.
Aunque en países aislados como Venezuela la pandemia está apenas comenzando, ya tenemos los «spoiler» de los próximos capítulos, gracias a las noticias del mundo.
En un reciente artículo en The New York Times, se alertaba que muchos países o regiones apenas comienzan un partido de béisbol que dura al menos nueve episodios… si no hay extrainning.
“Si esto fuera un partido de béisbol estaríamos en la segunda entrada y no hay razón para pensar que, cuando lleguemos a la novena, el resto del mundo que ahora parece no haber sido afectado, no se vuelva como otros lugares», agrega.
Ese artículo se refiere a por qué la pandemia de este coronavirus se propaga en forma tan dispareja en el mundo.
De tín marín
Pero todo es tan prematuro que tampoco se ha estudiado por qué trata de manera tan diferente a algunos pacientes.
Es como si un incendio forestal arrasara miles de hectáreas de praderas, pero dejara en pie a ciertos árboles, o como si apenas los chamuscara.
¿Puede un organismo volver al 100 por ciento de sus condiciones tras haber superado covid-19?
«Muy importante pregunta. La respuesta está saliendo poco a poco, pero parece que muchas personas se quejan de secuelas tiempo después de la recuperación clínica», dijo a El Estímulo en un breve comentario desde Washington, donde está activo en la lucha contra la pandemia.
«En esto hay que ser cautos porque hay muchas primeras impresiones que no aguantan la prueba del tiempo», agregó.
Ruleta a corto y largo plazo
El 80% de los pacientes de covid-19 sufren una enfermedad leve. Y en el 20% de los casos de desarrolla una enfermedad grave (13%) o crítica (6%).
Pero ¿qué pasa en realidad con las personas que dejaron atrás el hospital o con esa mayoría de los pacientes que tiene una respuesta leve y superan el asunto en una o dos semanas y listo?
«Ahora hay una creciente preocupación por un grupo separado que no parece caer en ninguna de esas categorías», señala un artículo en Health Essentials, de Cleveland Clinic.
«Un número de personas están reportando síntomas persistentes de la enfermedad durante uno, dos o incluso tres meses. Este nuevo grupo está mezclado con aquellos que experimentaron tanto casos leves como severos», agrega el texto, que entrevista al doctor Christopher Babiuch, MD.
A medida que los expertos tratan de manejar a estos pacientes y de aprender más, los clasifican como «coronavirus de larga duración».
«Los síntomas de larga duración son bastante similares a los que experimentan las personas en la fase aguda de la enfermedad, pero normalmente no son tan graves», dice Babiuch en la entrevista.
«A menudo incluyen tos, opresión en el pecho, falta de aliento y diarrea. Pero quizás el síntoma más significativo que se observa en general en las personas con coronavirus de larga duración es la fatiga. A menudo este grupo se siente muy agotado y cansado. No pueden esforzarse o hacer ejercicio y las tareas sencillas a menudo los dejan exhaustos. La fatiga crónica como la que vemos en este grupo puede ser increíblemente debilitante y frustrante», remata.
Toda una novedad para algunos.
Testimonios de AFP
Un reciente texto de la agencia France Press habla de estos «covid-19 a largo plazo».
Para Jenny Judge, psiquiatra en Londres, todo comenzó en marzo, con fiebre, tos, dolores de cabeza y dificultad para respirar.
A estos síntomas «clásicos» se fueron añadiendo palpitaciones cardíacas, erupciones cutáneas con sensación de quemazón, alucinaciones auditivas y «dedos del pie covid» con lesiones y picor.
En el mundo ya se contabilizan más de 566.00 muertos y casi 12,8 millones de contagios. Estados Unidos encabeza la lista de países más enlutados; le siguen Brasil, Reino Unido y México. Seis millones de pacientes han sido declarados curados.
Fatiga y dificultades respiratorias
Otro estudio, de la Agencia de Salud Pública de Estados Unidos mostró que, de 350 personas entrevistadas dos o tres semanas después de haber dado positivo, aproximadamente el 60% de los pacientes hospitalizados y un tercio de los pacientes a domicilio no estaban curados.
Los daños en los órganos en las formas graves de covid-19, o las secuelas de las estancias en reanimación pueden explicar que las personas que fueron hospitalizadas sigan necesitando atención.
Pero los pacientes que permanecen en casa a menudo no tienen una explicación para estos síntomas persistentes y, a veces, se enfrentan a la incredulidad de sus empleadores y médicos.
«Esta gente se siente muy abandonada. Algunos pueden sentir un cansancio muy debilitante», observa Tim Spector, profesor de epidemiología genética en el King’s College de Londres, creador de un amplio proyecto de vigilancia de los síntomas de la covid-19.
Se han identificado 19 síntomas y hasta 1 de cada 10 pacientes presenta, al menos, alguno de ellos después de 30 días.
Tim Spector estima que 250.000 británicos podrían sufrir de un «covid a largo plazo». Considera que esta enfermedad es «más extraña» que las enfermedades autoinmunes raras, como el lupus, que presenta manifestaciones muy variadas.
«Algunas personas sólo tienen problemas de piel, otros tienen diarrea y dolor en el pecho», comenta.
Puede ser cualquiera
Paul Garner, profesor de Infectología en la Liverpool School of Tropical Medicine, comenzó a escribir un blog en el British Medical Journal, frustrado al ver que seguía enfermo después de un mes.
Sufrió dolores de cabeza atroces, respiración entrecortada, hormigueo en los miembros y una vez creyó perder el conocimiento. «Pensé que me estaba muriendo, fue aterrador», explica.
Lo más difícil de soportar fue la confusión y los cambios de humor, comenta este médico, de 64 años, que, hasta ese momento, gozaba de buena salud.
Interrogado el día 96 de su enfermedad, habla de una mejoría gradual, pero le preocupa que las personas vulnerables puedan sufrir presiones para volver al trabajo antes de estar preparadas.
Todavía no se sabe si estos síntomas persistentes son causados por el propio coronavirus o por la respuesta inmune exagerada del cuerpo.
Según Tim Spector, algunos de los «covid a largo plazo» todavía tienen rastros del virus en el organismo, pero se desconoce si eso implica que aún son contagiosos.
Los jóvenes, menos propensos a desarrollar una forma grave de covid-19 o a morir por ella, deben ser advertidos de que la enfermedad también puede debilitarlos durante meses, añade Jenny Judge.
Sin aliento
Scott Krakower, un psiquiatra infantil de un hospital de Nueva York, fue diagnosticado con covid-19 a mediados de abril, pero tres meses después aún hay días que siente fatiga extrema, se queda sin aliento o sufre una ronquera que casi no le permite hablar.
Este médico neoyorquino de 40 años es parte de la ola de pacientes «long-haulers» (de largo plazo), cuyos períodos de recuperación se extienden más allá de las cerca de dos semanas que les lleva en promedio a los pacientes recuperados del coronavirus.
Krakower dijo a la AFP que algunos días duda de sí mismo y se pregunta si no debería estar otra vez en el trabajo, si los síntomas que atraviesa son reales, hasta que, por ejemplo, sale a caminar y por su voz en el teléfono su esposa o sus padres pueden sentir que está jadeando.
Emergencia retardada
Este fenómeno se atribuye a una enfermedad posviral de la que aún se sabe muy poco pero que cada vez es más reportada por pacientes, que comparten sus experiencias en foros como el Grupo de Apoyo Covid Largo, en Facebook, que cuenta con más de 5.000 miembros.
«Justo cuando pienso que estoy en una buena racha y tengo tres o cuatros días buenos, tengo tres o cuatro horas en las que otra vez no puedo hablar o mi ganglio linfático empieza a inflamarse en el lado derecho de mi cuello», dijo Krakower en una entrevista por videollamada desde casa en Long Island.
Krakower trabajaba como jefe de unidad en el departamento de psiquiatría del Zucker Hillside Hospital, en Queens, que es donde sospecha que se contagió durante la epidemia en Nueva York.
Primero perdió el olfato y el gusto. «Todo sabía a goma», recuerda. Luego una molesta tos que le impedía incluso teletrabajar, hasta que perdió la voz completamente.
Unas tres semanas y media después, además de escalofríos y fiebre alta, comenzó a toser con tanta violencia que escupía sangre. Ya no podía tragar y su voz se volvió aguda. Terminó en una sala de emergencia.
Fase posviral
«La hinchazón (de la laringe) que experimentaba era por una inflamación posviral que ocurrió semanas después del coronavirus», explicó el médico Robert Glatter, quien trató a Karkower.
«Realmente no quisiera que nadie atravesara lo que yo atravesé», dijo, y agregó que todavía lo deja sensible pensar sobre su cuarentena. Después de dos exámenes de coronavirus negativos, abandonó el confinamiento.
Según Glatter, la fatiga que manifiesta Krakower es similar a la documentada en otras enfermedades que causan síndrome de fatiga crónica.
Para Glatter, quienes experimentan estos síntomas de forma prolongada no deben sucumbir a la confusión que puedan causarle médicos, otras personas o ellos mismos, al atribuir los síntomas a la ansiedad.
«Esto es real», dijo Glatter. «Esto no está en la cabeza de la gente. Esto es lo que viven todos los días, lo que publican online».
Durante siete meses fue hostigada y amenazada por "militantes" antivacunas y de extrema derecha, pero las autoridades austríacas no atendieron sus denuncias. La doctora Lisa-Maria Kellermayr no pudo más
¿Basta con los atributos tradicionales para ser un buen líder hoy? Quizá la respuesta nos asombre, ya que lo que se necesita ahora es una mezcla de esas características que han acompañado al líder durante los siglos mientras desarrollan nuevas habilidades
Acaba de ganar en Wimbledon y fue recibido como héroe en su patria. El próximo Grand Slam es en Nueva York, pero Djokovic mantiene su postura antivacuna