Economía

Venezuela ante el abismo de otro derrumbe petrolero

La economía de Venezuela se asoma hoy a un nuevo abismo económico, tras fracasar en la Opep su propuesta de aplicar un drástico recorte en la producción del grupo de 12 socios, en un intento fallido por equilibrar el mercado y apuntalar los precios del crudo.

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El petróleo responde por 96 de cada 100 dólares por exportaciones que ingresan a este país de 30 millones de habitantes, dependiente de las importaciones y con una enorme saldo rojo en las cuentas fiscales que según datos prsentados por el propio gobierno venezolano en un reciente documento enviado la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) equivale a unos $70.000 millones ahora.

Este desplome de los precios afectará la vida de todos los venezolanos en momentos en que enfrentan una severa crisis económica, con la inflación más alta del mundo (sobre 64% este año) , una recesión que se profundiza y que según economistas independientes apunta a una caída de -3,0% del Producto Interno Bruto en 2015; hay escasez puntual y general de algunos bienes básicos y una bajada de 20% en las  importaciones ya desde el primer semestre de 2014 (datos del Instituto Nacional de Estadística).

Hoy en Viena el grupo de 12 países que controla el 40% del petróleo extraído en el mundo y cerca del 51% de que se negocia en los mercados internacionales, rechazó la propuesta de recortar la producción para detener la caída libre de los precios.

Poco antes de la corta reunión, Ramírez había advertido a sus colegas: “si no se realiza un recorte, la especulación del mercado provocará una caída de los precios. Necesitamos conseguir un consenso hoy”.

En minutos, el mercado petrolero corroboró su pronóstico: a media jornada el barril del petróleo liviano WTI, referencia del mercado estadounidense, era negociado con una fuerte bajada histórica para una jornada: perdía casi seis dólares, o 6,41% para cotizarse en $68,97 por barril.

Por su parte, el barril del Brent del Mar del Norte, referencia en Europa y en la mitad de las transacciones diarias, se dejaba en el terreno $4,85 (un 6,20% menos) para negociarse en $72,93 para entrega en enero por barril de 159 litros.

Es la primera vez en cuatro años que el Brent es negociado a menos de $75 por barril y tan cerca de los $70.

Para Venezuela es una pésima noticia, pues nuestra cesta petrolera de crudos más pesados y con más metales, se negocia en contratos directos en unos $11 menos que la referencia Brent.

Por ejemplo, en el tercer trimestre de este año, cuando comenzó la pronunciada bajada de los precios, el barril Brent promedió $103,04 y la cesta venezolana $92,42.

En lo que va de noviembre, el Brent promediaba antes de este derrumbe de hoy $81,31 y la cesta venezolana $70,87.

Esto significa que el petróleo venezolano parece consolidarse en un nuevo piso por debajo de $70 y más bien más cerca de los $60 puesto por trámite en el presupuesto fiscal de la nación.

Este precio por debajo de $60 ha sido colocado en el presupuesto cada año, inclusive cuando el barril superó los $103 en 2012 y $98 en 2013. La diferencia entre esa cotización y los precios reales es lo que le ha permitido a los gobiernos chavistas manejar de forma discrecional un presupuesto paralelo, destinar partidas a fondos oscuros que no rinden cuentas a la población, y además financiar masivamente sus proyectos sociales, pero también sus proyectos políticos y partidistas.

Economistas críticos señalan que este mecanismo le ha permitido al gobierno por ejemplo disminuir las partidas que por mandato constitucional deben enviar a gobernaciones y alcaldías rivales y favorecer en cambio a los consejos comunales, un mecanismo de gestión política directa más emparentada con el modelo caudillista impuesto por el poder central.

La caída libre del petróleo se profundizó desde hace algunas semanas, inclusive los mercados apostaban poco a que la reunión hoy de la Opep arrojara mayores resultados para el grupo de 12 países. Venezuela está dentro de los que necesita un precio sobre los $100 por barril para más  o menos equilibrar sus cuentas.

Pero pocos creían que la caída se iba a verificar tanto en un solo día. Hoy los mercados de Estados Unidos están cerrados por el Día de Acción de Gracias.

Para quienes ya están espantados con la aguda caída de los precios del petróleo en los últimos meses, es bueno recordar la historia económica reciente, pues no sería una sorpresa que la cesta venezolana siga ese rumbo con más velocidad.

En 2008, cuando estalló la crisis financiera internacional los precios mundiales se derrumbaron en menos de seis meses desde $147 por barril a $32. Perdieron $115 en muy poco tiempo, cuando los mercados financieros y grandes bancos de inversión tuvieron que salir de posiciones especulativas en productos básicos y materias primas. Esas inversiones volátiles habían empujado tanto los precios del crudo como de alimentos esenciales como el maíz y la soya.

Buena parte de ese impacto lo sufriría la economía venezolana en 2009, cuando el PIB cayó en -3,1% en promedio y el sector petrolero lo hizo en -7,4%. En 2010 la caída de la economía fue de -1,5%.

En ambos casos el sector no petrolero cayó también, arrastrado por la principal industria nacional: -1.7% en 2009 y -1,6% en 2010.

Las reservas internacionales en el Banco Central habían cerrado 2008 en $42.300 millones, un posición cómoda y casi el doble de lo que se dispone este año de 2014 a esta hora.

Pero en 2009 cerraron en $35.000 millones, tras una pérdida de $7.300 millones, una caída de 17,3% atribuida al descenso de las exportaciones y fuga de capitales.

En los últimos cinco años, en promedio el petróleo ha aportado el 41% de los ingresos fiscales del Estado y responde directamente por 13 de cada 100 dólares que genera la economía.

Una caída en los precios, tan pronunciada como esta, equivale a que en un hogar al jefe de la familia le recorten el sueldo en 30% de un plumazo. Mientras, tiene que enfrentar necesidades crecientes, y el resto de los que aportan a la casa tienen empleos mal remunerados en bolívares y sujetos a los vaivenes de una economía donde la actividad productiva ha caído estrepitosamente.

Venezuela parece condenada a repetir constantemente sus errores del pasado.

El gobierno chavista, que lleva 15 años en el poder, no hizo el menor esfuerzo por diversificar la economía y más bien el país depende más que nunca de las exportaciones de petróleo crudo. Estos últimos cinco años han sido de otra oportunidad perdida, pues el país no aprovechó el pico de precios registrado hasta este junio de 2014.

Tal como lo recuerda un informe del propio gobierno venezolano, presentando a la SEC de EE.UU el 18 de noviembre, a comienzos de 2008 el precio del petróleo se incrementó dramáticamente hasta alcanzar $88,35 por barril en enero y tocar el pico de $131,22 en julio de ese año, cuando comenzó el drástico declive reseñado líneas arriba.

En agosto de 2008 la cesta Opep perdió $18,81 (16,7%) hasta $112,41. Seguiría su derrumbe hasta llegar a $96,85 en septiembre y perdió otro 40% hasta cerrar el año en sólo $38,60 por barril.

Pero con todo y eso el precio cerró en promedio de $94,45 con un alza de $25,37 respecto al año anterior.

Pese a un repunte a comienzos de 2009, la cesta terminaría ese año $61,06 por barril $33,39 menos que en 2008.

Ahora, hay pocas razones para no calcular que en 2015 seguirá esa tendencia. Pero, como dicen algunos economistas como Roubini, “cuando baja la marea se ve quien se estaba bañando desnudo”.

Venezuela no tiene fondos adicionales para enfrentar este desastre. Por eso el Gobierno va a acudir al expediente de siempre: aumentar su ya enorme endeudamiento interno y externo (especialmente con China) y cobrarle a la población más impuestos, inclusive uno informal y más nefasto que todos: más inflación para los próximos meses.OL

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