Economía

Blindaje de vehículos: Un negocio que se sostiene en el miedo

Si bien ha sentido los embates de la crisis económica, la industria del blindaje automotriz mantiene una salud de la que adolecen otros sectores. Aunque los costos en dólares no han sufrido mayores cambios, convertidos a bolívares se han multiplicado.

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En un país donde diariamente son robados unos 105 vehículos y los índices de secuestros son elevados, no resulta extraño que la industria del blindaje de vehículos mantenga una prosperidad relativa, muy a pesar de la caída del mercado automotor y el fuerte incremento de los costos en bolívares debido a la disparidad cambiaria.

“El negocio se mantiene. Como todos, hemos sufrido variaciones por el tema de las divisas, pero en general se mantiene”, afirma Diego Bavio, presidente de Santa Cruz Blindados, empresa especializada ubicada en Valencia, quien señala que cada subida de la divisa norteamericana produce un bajón en el negocio que solo se supera cuando el mercado cambiario recupera su precaria estabilidad.

Opinión similar guarda José Ángel Gómez, gerente de Producción y Servicios de Blinkstock, empresa pionera en el área, quien señala que si bien el número de autos nacionales ha caído por la baja del ensamblaje local, los pocos disponibles y una cierta cantidad de autos importados son suficientes para mantener ocupados a los blindadores.

De hecho, los altos niveles de inseguridad y la escasa oferta de autos nuevos han dado un cierto giro al negocio, que dejó de depender en 70% de las camionetas de lujo y se ha expandido a cualquier tipo de vehículos, incluso a aquellos con algún tiempo de uso.

“Aunque es recomendable que el auto sea del año, no es un impedimento. Se blinda lo que hay”, comenta Orlando De Armas, director de Total Armor, quien señala que a falta de nuevos, muchos clientes han optado por cambiar piezas vencidas de blindados anteriores, en particular los vidrios; una opción que permite endosar a la empresa de seguros el costo total o parcial.

Por otra parte, De Armas contradice a sus colegas y afirma que a falta de unidades nuevas el negocio ha tenido una caída importante. “Se estima que al mes se blindan unas 15 unidades, cuando anteriormente salían 120, afirma.

Del mismo modo, asegura que si antes el blindaje se limitaba al cuerpo diplomático y entes gubernamentales, en la actualidad son muchos los que buscan protegerse contra el hampa. “No solo los particulares, muchas empresas de transporte VIP están blindando sus flotas”, dice.

– Depende del cristal –

Dependiente en 95% de insumos no producidos en el país (solo algo de acero especial es adquirido localmente), las empresas de blindaje se encargan de importar todo el material. Los vidrios, por ejemplo, que representan 60% del material y el costo del trabajo, son traídos de Colombia y Panamá, mientras que la aramida, material sintético que sustituye al acero por su alta resistencia y bajo peso, proviene de Estados Unidos.

Esta fuerte dependencia de productos foráneos y su alto costo hacen que blindar sea un servicio solo asequible a oficinas diplomáticas, entes gubernamentales, compañías extranjeras y un pequeño grupo de ciudadanos con alto ingresos.

Disponible en varios niveles de resistencia balística de acuerdo a normas internacionales (estadounidenses y europeas son las más utilizadas), blindar un SUV de lujo como la Chevrolet Tahoe contra delincuencia ordinaria cuesta alrededor de 14.500 dólares, monto que sube hasta 85.000 de los verdes si se busca proteger a los ocupantes de un ataque con fusil de asalto.

En el caso de un modelo familiar compacto tipo Ford Fiesta, el costo del blindaje óptimo para este tipo de vehículo, promedia los 20.000 dólares. “Los costos en dólares se han mantenido”, firma Diego Bavio.

El problema surge al trasladar los costos a bolívares. Si quiere pagar en moneda local, el propietario de un Toyota Corolla, por ejemplo, debe disponer de 10 millones de bolívares, monto que corresponde a unos 25.000 dólares tasados a dólar libre, mientras que para una Ford Explorer puede superar los Bs 30 millones.

– Pisar freno –

El auge del negocio del blindaje hizo que a partir de 2007 el número de empresas se multiplicara. Es así como de 10 firmas especializadas que existían para entonces, la cifra pasó a más de 50, en su mayoría ubicadas en Caracas.

Sin embargo, voceros del área aseguran que muchas son simples talleres de refacción cuyos controles de calidad distan mucho de ser óptimos, con lo cual el cliente hace un gasto para un trabajo que en realidad no lo protege.

“Muchos de estos locales utilizan materiales de muy baja calidad y por eso ofrecen precios hasta 40% más bajos que en las compañías serias”, comenta Orlando De Armas, quien agrega que algunos vehículos que llegan a su empresa para corregir fallas en la protección terminan siendo blindados desde cero. “Hemos visto que pegan el kevlar (aramida) con cola de zapato, que cortan las planchas de acero a la mitad o que colocan vidrios que no protegen contra balas de bajo calibre”, afirma.

La recomendación del experto es realizar es tipo de trabajos con empresas de sólida trayectoria en el mercado, que por lo general ofrecen garantías sobre averías y vidrios desprendidos por al menos un año, y brindan servicios de reparación y postventa.

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