Venezuela

El peor enemigo del pueblo

No es Nicolás Maduro, con su enorme ignorancia y maldad. Tampoco Diosdado Cabello, con su cinismo y rencor.

Publicidad
Corte Penal Internacional Marchas protestas
FOTO: FEDERICO PARRA | AFP

Ni siquiera lo son aquellos que, entre bambalinas, mueven los hilos del poder y son los verdaderos dueños del país: los cubanos, los militares, los narcotraficantes y las bandas de delincuentes. El peor enemigo del pueblo es el Estado, aunque dentro de él difieran ciertos segmentos, como la Asamblea Nacional.
Estamos en una guerra entre el Estado y el ciudadano, entre el Estado y la sociedad. Nunca antes había sido tan vigente la afirmación destemplada y categórica de Albert Jay Nock, uno de los principales teóricos del anarquismo individualista de principios del siglo XX: “El Estado es una organización criminal en cuanto se vuelve un fin para sí mismo en lugar de un medio para el ciudadano. Su única fuente de financiación es el robo, y su modus operandi, la violencia. Más aún, el Estado se nutre de la mentira para comprar votos.”
La identificación del enemigo principal es vital porque en una guerra de baja intensidad, como la nuestra, no sólo importa la estrategia del momento sino la consciencia del destino hacia el cual se encamina la gente.
Tomados por la cotidianidad, el liderazgo político de oposición a revolución bolivariana no ha señalizado suficientemente el rumbo que habremos de tomar, aunque todos intuyamos que debe necesariamente implicar una transformación substantiva de la sociedad que hizo posible el surgimiento de Hugo Chávez y su asalto al poder. Pero, para ello, es preciso enfrentar la cultura política dominante, mudar la pérfida idea de que el Estado es el representante de lo público, el padre amoroso, altruista y desinteresado que vela por el bien común.
El gobierno que sustituya a la dictadura de Nicolás Maduro se encontrará con un país en terapia intensiva que sólo podrá subsistir vaciando de activos improductivos el Estado, estimulando la independencia y la iniciativa individual, restituyendo el poder social anquilosado. Con una población sumida en la anarquía y la violencia, la sustentabilidad política del próximo gobierno dependerá del atractivo y peso de las ideas que logren adaptación al porvenir.]]>

Publicidad
Publicidad