Energía y Petróleo

Economía de Guyana crece con furia y ya es nueva potencia petrolera regional

El pasto del vecino siempre nos parece más verde. Pero en el caso de Guyana, esto es una constatación, al menos en la industria petrolera. Resulta que el pequeño país de al lado ya produce tanto petróleo como la mitad de todo el que produce Venezuela, con todo el peso centenario de nuestra fracasada historia como ya ex potencia petrolera mundial.

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Guyana, economía y petróleo

Guyana, hasta hace poco año de los más pobres y olvidados países de América del Sur, apunta a consolidar en 2023 un fuerte crecimiento de su economía con una expansión promedio del 38% del Producto Interno Bruto (PIB), «un ritmo extremadamente rápido», en palabras el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Este vecino de Venezuela, enclavado en los hombros de América, hecho de selvas y ríos, alberga también uno de los mayores depósitos de petróleo de la región, y la explotación de esta riqueza en alta mar es lo que está transformando rápidamente a este país de apenas 800.000 habitantes.

Guyana, mucho petróleo

«La economía guyanesa sigue creciendo muy rápidamente, apoyada por los planes de modernización del Gobierno, incluida la expansión sin precedentes del sector petrolero. Tras un crecimiento récord del PIB real en 2022 (62,3%, el más alto del mundo), se espera que el PIB real siga creciendo a un ritmo extremadamente rápido en 2023 (38%)», señala un reciente reporte del FMI, que acaba de completar una misión de trabajo en ese país que ahora llama la atención de grandes firmas de la energía y fondos de inversión.

«La producción de petróleo se está acelerando con la entrada en funcionamiento de un tercer yacimiento petrolífero, y el crecimiento del sector no petrolífero se ve respaldado por la aplicación de un acelerado programa de inversión pública centrado en el suministro de infraestructuras de transporte, vivienda y gestión de inundaciones, así como en el aumento del capital humano», señala el FMI.

«Los efectos indirectos del petróleo y la construcción apoyan el crecimiento de los sectores de servicios y suministros, mientras que la agricultura, la minería y la explotación de canteras también registran buenos resultados», agrega.

Tras un sólido 2022, en el primer semestre de 2023 el PIB real no petrolero creció un 12,3%.

La inflación medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) alcanzó el 7,2% a finales de 2022, en línea con otros países de la región, y disminuyó hasta el 1,2% interanual en julio de 2023, con el descenso de los precios del transporte y las comunicaciones.

La balanza por cuenta corriente exterior (diferencia entre importaciones y exportaciones) arrojó un amplio superávit en 2022, del 23,8% del PIB, y se espera otro amplio superávit en 2023.

Además, «Los bancos están bien capitalizados y tienen liquidez».

Guyana y el petróleo

Por su parte, el informe mensual de septiembre la OPEP, difundido este martes 12, revela que la producción de petróleo de Guyana promediará este año 2023 los 400.000 barriles por día (bpd), para promediar los 500.000 bpd en 2024 y seguir creciendo, pues en el cuarto trimestre del año que viene ya alcanzará los 600.000 bpd.

La producción de petróleo de Guyana este año ya equivale a más de la mitad de los 730.000 bpd que produjo Venezuela en agosto (cuando bajó en 42.000 bpd respecto a julio), según los datos de fuentes secundarias recogidos por la OPEP.

La producción de Venezuela promedió en 2022 los 681.000 bpd y este año apenas ha sumido gracias a la reentrada en operaciones de campos manejados por Chevron, tras la flexibilización de sanciones aplicadas por Estados Unidos contra el régimen de Nicolás Maduro, la República y Pdvsa.

Pero Venezuela está muy lejos de volver a ser la potencia petrolera de talla mundial que fue en el pasado, hasta la llegada del chavismo al poder, y la consecuente destrucción de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) a manos de la corrupción, el clientelismo político, la ineficiencia de una gerencia en manos de militares, la falta de inversiones y la fuga masiva de talentos, obligada o voluntaria.

Mientras, Guyana viene corriendo por la parte exterior de la pista como nuevo polo petrolero regional, aupada por enormes inversiones del gigante estadounidense Exxon Mobil, que opera los grandes campos en altamar como los del bloque Stabroeck, una enorme área que llega hasta las puertas mismas de la plataforma continental venezolana, además de ocupar aguas del territorio Esequibo que los gobiernos de Venezuela dicen reclamar.

Y esto apenas comienza.

«Las perspectivas de crecimiento a medio plazo son mejores que nunca. La producción de petróleo seguirá creciendo rápidamente, ya que tres nuevos yacimientos aprobados entrarán en funcionamiento entre 2024-27, y se espera que un sexto yacimiento entre en funcionamiento en la primera mitad de 2028», observa el FMI en informe.

«Se prevé un crecimiento sostenido del PIB real no petrolero del 5,5%, a medida que el Gobierno continúe con sus ambiciosos planes para abordar las necesidades de desarrollo. Las favorables perspectivas de crecimiento a medio plazo de Guyana van acompañadas de riesgos al alza y a la baja», advierte.

«Por el lado positivo, nuevos descubrimientos de petróleo seguirían mejorando las perspectivas de crecimiento. El crecimiento de la construcción y la fuerte inversión pública podrían apoyar un crecimiento no petrolero a corto plazo superior al previsto, pero también podrían provocar presiones inflacionistas y la apreciación del tipo de cambio real por encima del nivel que implica una expansión equilibrada de la economía, un recalentamiento y el desplazamiento del crédito al sector privado. Las perturbaciones climáticas adversas y unos precios de las materias primas volátiles o inferiores a los previstos también podrían afectar negativamente a la economía», agrega.

En todo caso, de la valoración que hace el FMI se deduce que Guyana emerge como el polo de crecimiento económico más consistente en una América del Sur siempre sumida en conflictos políticos, económicos y sociales que nunca ha sabido abordar.

Sobre los desafíos que trae consigo una economía petrolera, el FMI alaba los esfuerzos de modernización de las finanzas públicas de Guyana en medio del trance del crecimiento.

«La Ley de Exploración y Producción de Petróleo de 1986 fue modernizada y aprobada por el Parlamento en agosto de 2023. La nueva Ley mejora la regulación de la exploración y producción de petróleo y allana aún más el camino para el desarrollo de la industria del petróleo y el gas. Se ha diseñado un nuevo Acuerdo de Reparto de Beneficios (PSA), que se utilizará para la subasta de 14 nuevos bloques de petróleo y gas, y aumentará la participación del gobierno en los beneficios del petróleo», explica.

El diagnostico del FMI da envidia por la carencia comparativa, pues demuestra que el petróleo no tiene que ser ninguna maldición y que la maldición más bien son los malos gerentes y los políticos populistas.

«El compromiso de las autoridades con la disciplina fiscal es bienvenido y permite una senda de crecimiento equilibrado», señala el FMI.

«A medio plazo, se prevé que los impulsos fiscales moderados alcancen un saldo fiscal global cero en 2028. Esto permitirá una expansión de la economía (crecimiento medio del PIB real del 20% anual durante 2024-28) sin crear desequilibrios macroeconómicos».

«Se espera que la inversión pública se financie principalmente con los ingresos del petróleo a medio plazo. Se prevé que la deuda del sector público disminuya gradualmente como porcentaje del PIB a medio plazo (tras reducirse al 26% a finales de 2022, desde el 43,2% del PIB en 2021). Se prevé una apreciación del tipo de cambio real y un aumento de la inflación a medida que la economía cierre su brecha de desarrollo. Se espera que las reservas internacionales brutas (excluido el Fondo Nacional de Recursos) sigan acumulándose, y que los indicadores de cobertura de reservas continúen fortaleciéndose. Al mismo tiempo, a medio plazo se acumularán ahorros sustanciales en el exterior, en el Fondo de Recursos Naturales (FRN)».

«La combinación de políticas fiscal y monetaria es adecuada en este momento», dice al agregar que el personal del FMI que acaba de cumplir su misión supervisoria «considera apropiada la actual orientación expansiva de la política fiscal, dadas las necesidades de desarrollo del país y la actual atonía de la economía».

«Aunque hubo un fuerte crecimiento del empleo en los sectores del petróleo, los servicios y la construcción, la tasa de desempleo fue del 12,4% en 2022, y las estimaciones del personal muestran que la brecha de producción sigue siendo negativa».

Esto significa que los técnicos apoyan la expansión del gasto público que dinamiza la economía y cuyos efectos negativos son contrarrestados por la política monetaria adecuada.

Guyaneses más optimistas

Pero el gobierno de Guyana es todavía más optimista que los técnicos del FMI.

Al menos así se desprende de un también reciente informe del ministerio de Finanzas, publicado el día después de la visita de los técnicos (que concluyó este 11 de septiembre).

«Los buenos resultados del sector del petróleo y el gas, y el aumento masivo de las exportaciones no petroleras durante el primer semestre de 2023, han impulsado los ingresos de exportación de Guyana a más de $6.000 millones , por encima de la suma registrada durante el mismo período del año pasado», según el informe de mitad de año del Ministerio de Finanzas.

Los ingresos totales de exportación continuaron la tendencia al alza, creciendo un 38,8% hasta alcanzar los $6.039 millones de dólares a finales del primer semestre de este 2023.

El fuerte incremento de los volúmenes de exportación, en particular del petróleo crudo, aportó $5.374 millones en la primera mitad del año.

Se trata de un notable aumento de $1.761 millones en comparación con la primera mitad de 2022, y pese a una reducción de los precios mundiales del petróleo este año, tras los enormes repuntes provocados por la guerra de Rusia contra Ucrania.

El gobierno de Guyana tiene cifras más optimistas que las de la OPEP, y espera alcanzar ya en 2024 los 600.000 bpd de crudo (más o menos lo mismo que produjo Venezuela en 2021).

Solo con tres buques plataformas FPSO (Unidad Flotante de Producción, Almacenamiento y Descarga), las FPSO Liza Destity, Liza Unity y Prosperity) la capacidad de producción de Guyana superará los 560.000 bpd en el corto plazo, señala el ministerio de Finanzas.

El valor de las exportaciones de petróleo de Guyana, ya equivale a unos $6.717 por habitante.

Para tener un ingreso petrolero per cápita similar, Venezuela, con sus 26,5 millones de habitantes que quedan por aquí viviendo dentro del territorio (cifras del Banco Mundial) tendría que estar exportando este año $178.000 millones en petróleo.

Ya el PIB per cápita (suma total de la riqueza que genera un país entre el número de sus habitantes) equivalente año en Guyana a $20.540, y llegará a $28.330 en 2024, comparado con apenas $3.640 de Venezuela.

La fiebre del petróleo en Guyana es de tal alcance, que a junio pasado había 876 compañías en el Registro de Contenido Local, lo que significa una compañía por cada mil habitantes del país. Claro que no todas son ya contratistas o subcontratistas del gobierno, pero esto revela una rápida transformación en la vocación económica de un país hasta ahora eminentemente rural selvático, agrícola y de atractivos turísticos.

Las perspectivas para el segundo semestre siguen siendo favorables, sobre todo después de que el país registrara un crecimiento real del Producto Interior Bruto (PIB) del 59,5% en el primer semestre de 2023, mientras que la economía no petrolera creció un 12,3%, afirmó el presidente de Guyana, Irfaan Ali, durante una reciente rueda de prensa cubierta por medios locales.

Afirmó que este crecimiento se debía a un «resultado directo de la matriz política del Gobierno en el país invirtiendo, reactivando los sectores tradicionales y ampliando nuestra base económica».

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