El cambio fue evidente una mañana de la semana pasada cuando cientos de personas cruzaron en raudal hacia Puerto Santander, Colombia, para comprar alimentos, medicinas y productos de higiene básica, reportaron las periodistas Alexandra Ulmer y Anggy Polanco.
Decenas se alinearon en un puente fronterizo para pedir a los militares que les permitieran pasar. Otros iban en barcos de madera en las propias narices de la Guardia Nacional y el Ejército venezolano. Una media docena dijo haber sobornado a funcionarios para cruzar por caminos terrestres, y unos pocos nadaban de una orilla a la otra.
«Debido a que no hay nada en Venezuela, volvió a agarrar vida este pueblo», dijo el dueño de una tienda, José Armando, de 42 años, quien ahora vende productos colombianos exclusivamente a venezolanos.
Paradójicamente, comprar en Colombia puede ser más económico que acudir a los llamados «bachaqueros» venezolanos. El arroz en Puerto Santander, por ejemplo, se expende al equivalente a Bs 1.300 el kilo, cuando del otro lado de la frontera se consigue en Bs 1.800. Por esta razón, resulta rentable adquirir productos colombianos y venderlos informalmente en La Fría.
Esta situación fue advertida por el analista y presidente de Datanálisis, Luis Vicente León, en una reciente rueda de prensa. Temió que los niveles de escasez empezarían a abastecerse de lo que llamó importaciones de contrabando, a unos precios sumamente elevados.
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