“Venezuela entra al libro de récords como el número 57 en la tabla mundial de hiperinflación Hanke-Krus”, es el título de un trabajo especializado de los economistas Steve H. Hanke y Charles Bushell, divulgado en las últimas horas entre círculos académicos.
A noviembre de 2016, el día 3 comenzó un proceso en desarrollo que completó una inflación de 221% mensual al 3 de diciembre, con una tasa diaria de 3,96% y un lapso de 17,8 días para que los precios se dupliquen, señala la tabla.
“Venezuela ahora tú has entrado a la vergonzosa esfera de la hiperinflación. Este es un mundo de caos económico, de torturante pobreza y muerte. Su causante debería ser encarcelado y las llaves lanzadas lejos”, concluye el estudio.
Ante la falta de datos oficiales sobre el índice de precios al consumidor, los expertos usaron como referencia el mercado paralelo del dólar y su impacto en el Poder Relativo de Paridad de Compra (PPP), una comparación de cuánto puede adquirir la moneda de un país comparado con otra de un país con el cual mantiene las mayores relaciones comerciales.
“Nuestros cálculos muestran que la inflación mensual superó el umbral de 50% el 3 de noviembre de 2016, cuando el tipo de cambio en el mercado negro se deterioró hasta 1.682 bolívares por dólar. Para ese momento, la tasa mensual de inflación en Estados Unidos fue de 0,125%”.
Como la inflación es expresada en términos de porcentaje, la inflación mensual al 3 de noviembre fue de 55,3%. La tasa mensual continúa por encima de 50% cada día desde el 3 de noviembre”, explican los autores.
“La economía de Venezuela está colapsando. Ese es el resultado de años de socialismo, incompetencia y corrupción, entre otras cosas. Un importante elemento que refleja el colapso de la economía venezolana es la moneda: el bolívar. Éste no es confiable, el régimen cambiario de Venezuela no provee disciplina, solo produce inestabilidad y pobreza”, afirma.
“Actualmente Venezuela experimenta la inflación más alta del mundo”, destaca.
Entre los argumentos académicos para usar la Paridad de Compra como referencia, los autores citan la literatura económica de otros expertos.
“A una moderada tasa de inflación los precios se ajustan a la inflación pasada y la depreciación de la moneda no juega un papel prominente. Pero en la medida en que la inflación se acelera, la depreciación de la moneda pasa a ser un factor de importancia creciente para los ajustes de precios” (Petrovic, 1999).
Cuando esa inflación en un país es extraordinariamente alta comparada con otros países, el indicador de PPP relativo juega un papel más importante.
“Durante la hiperinflación la moneda del país afectado pierde su valor rápidamente y los precios se disparan en fila. En esas circunstancias, la moneda extranjera pasa a ser referencia como unidad de cuenta y el corto plazo pasa a ser el largo plazo y viceversa”.
Comparado con Yugoslavia, donde Hanke fue asesor y anticipó una inflación que llegaría a 313 millones por mes y 64,4% por día, Venezuela todavía está muy bien. Con su 221% mensual y 4,0% diario.
Pero para entender cómo el corto y largo plazo pasaron a ser uno en Yugoslavia, hay que considerar qué tan rápido subieron los precios frente a los ojos de los yugoslavos.
Un kilo de papas costaba 4.000 dinares el 10 de noviembre de 1993. Pero el mismo kilo de papas saltó a 8 billones de dinares (8.000.000.000.000.000) tan solo dos meses después.
Los países con monedas débiles sufren más altas tasas de inflación y hay un vínculo estrecho entre el incremento de la depreciación de la tasa de cambio y los altos precios.
El resultado de Venezuela se equipara un tanto al de Rusia y Unión Soviética en 1922 y que terminó en febrero de 1924 con 212%; a Georgia, en 1993, que terminó en septiembre de 1994 con un pico de 211% y 18,6 días para que se duplicaran los precios; a Argentina, cuando en julio de 1989 se alcanzó la tasa mensual más alta, de 197% y 19,4 días para que se duplicaran los precios.
En Nicaragua, la hiperinflación duró cinco años y en marzo de 1991 alcanzó la tasa más alta, de 261% mensual y los precios se duplicaban cada 16,4 días.
La investigación observa que aunque los países de América Latina han sufrido de una inflación endémica, sólo contaba con siete de los 56 episodios originales de hiperinflación desde que fue creado este índice.
Ellos son Argentina (1989), Bolivia (1984), Chile (1973), Nicaragua (1986) y Perú (1988 y 1990).
Venezuela pasó a vivir en plena hiperinflación el 3 de diciembre de 2016 (cuando completó los primeros 30 días).
Claro, Venezuela sigue muy lejos de la hiperinflación más famosa de la historia, la de la República de Weimar, en Alemania, que alcanzó a 29.500% en octubre de 1923, o de 20,9% diario y los precios se duplicaban cada 3,7 días.
Con todos, la inflación más alta de la historia, documentada por esta tabla de Hanke-Krus, sucedió en Hungría, cuando en julio de 1946 subió a una tasa diaria de 207% y los precios se duplicaban cada 15 horas.
En Zimbabwe, noviembre de 2008, el alza general de precios fue de 98% por día y se duplicaban cada 24,7 horas.
El estudio pertenece al “Instituto John Hopkins de Economía Aplicada, Riqueza Global y Estudios de Negocios” y supone una actualización del índice mundial cuya anterior versión era de 2013.
El autor del estudio, el profesor Hanke de esta institución en Baltimore, Estados Unidos, es también director del Proyecto de Divisas Problemáticas del Instituto Cato de Washington, asesor senior el Instituto Internacional de Investigación Monetaria de Pekín, China, Consejero del Centro para la Estabilidad Financiera de Nueva York, y del panel de expertos en riesgo de países del Euromoney.
Ha sido asesor de los gobiernos de Ronald Regan y del Congreso de EEUU; consejero de las repúblicas de Lituania y Montenegro, Bulgaria, Venezuela (1995-96, en el segundo gobierno de Rafael Caldera) y de Indonesia.
También jugó papeles importantes en el establecimiento de nuevos regímenes monetarios en Argentina, Estonia, Bulgaria, Bosnia Herzegovina, Ecuador, Lituania y Montenegro, con una colección adicional de reconocimientos académicos.
Uno de los economistas internacionales más influyentes, también es un operador en los mercados financieros de monedas y commodities.
Charles Bushnell es estudiante de la universidad Johns Hopkins, e investigador asistente del Instituto de Economía Aplicada.
Por si hay dudas acerca del uso del efecto del dólar paralelo para medir la hiperinflación, los autores destacan que el precio más importante en una economía es la tasa de cambio entre la moneda local y la moneda reserva mundial, el dólar.
Visto que hay un activo mercado negro (léase mercado libre) la data está disponible y puede ser transformada en un indicador confiable de la tasa de inflación del país.
Este mercado negro es una eficiente fuente de información cuando las circunstancias económicas y políticas hacen de la tasa oficial algo poco fiable e irrelevante.
“El valor del bolívar contra el dólar ha colapsado y el PPP sugiere que Venezuela está experimentando una dramática explosión inflacionaria”, señalan.
Esta es la tabla Hanke-Krus de todos los casos de hiperinflación registrados en el mundo.