«Señor son Bs 160.000, pero solo acepto efectivo», dijo la empleada desde la taquilla del terminal de pasajeros terrestre Camargüi, a José Carrero, un hombre de 65 años que buscaba hace 13 días un pasaje para viajar a San Cristóbal (Táchira), desde donde se trasladaría a Colón, en la misma entidad, a pasar las fiestas decembrinas con su familia.
Pero José solo tenía Bs 50.000 en su billetera. Aunque tenía dinero en su cuenta de ahorros, de nada le sirvió porque le indicaron que no estaban aceptando pagos con tarjetas.
Sorprendido por la respuesta, José, quien se dedica a cuidar el jardín de una casa, indagó entre las personas que como él buscaban boleto en el terminal.
¿Por qué no usan puntos de ventas en las taquillas y sí en el resto de los servicios que se ofrecen en la instalación? La respuesta en la que coincidieron los consultados por José fue que el dinero se lo llevan en efectivo a la frontera y al cruzarla lo venden, ya que el mercado de reventa de bolívares en Cúcuta da buenas ganancias.
Vencido, salió ese lunes a recorrer varios agencias bancarias para retirar el dinero que le faltaba. Ir de un banco a otro le tomó dos días dadas las limitaciones para la entrega de billetes por la escasez de efectivo que padecen los venezolanos, tras la incapacidad del Banco Central de Venezuela de emitir papel moneda en las cantidades y denominaciones suficientes que demanda una economía sumida en la hiperinflación y que este año rebasará 2.000%, de acuerdo con los expertos.
Con el dinero en el bolsillo José llega para comprar su boleto, por el que debió pagar Bs 20.000 más porque no había para San Cristóbal y debió decidirse por El Vigía, en el vecino estado Mérida. Cansado de tanta demora tomó el bus hasta El Vigía y de allí viajaría hasta Táchira.
Ya en el destino su suerte tropezaría con que todo en esa localidad fronteriza se mueve en efectivo. No se aceptan pagos con tarjetas es la respuesta que hasta ahora ha recibido José, quien asegura que de imaginar que esa sería la situación, se hubiera quedado en Caracas donde se puede pagar aún en puntos venta.
«Aunque estoy con mi familia a la que visito con regularidad, me siento una carga. No puedo ni comprar un pan andino porque no tengo efectivo y los billetes del nuevo cono monetario no llegan a los bancos de los estados fronterizos«, dijo a El Estímulo con voz de queja.
En la frontera los precios de los productos son más altos que en Caracas, recordó José para rematar que igual la entrega de billetes, aunque sea de a Bs 100, está limitada en los bancos.
Así como José, cientos de personas pasan penuarias en los terminales de pasajeros y en algunos puestos de venta de productos que optan por el dinero contante y sonante.
Junior pasaría la Nochebuena con su mamá en Valencia, pero la exigencia del efectivo y las restricciones para obtenerlo por las vías regulares (entidades bancarias) le hicieron cambiar de opinión. «Lo voy a dejar para enero a ver si tengo mejor suerte», dice resignado.
Hasta las compras de último momento antes de la tradicional cena navideña se ven afectadas por la escasez de billetes. En los mercados municipales de Guaicaipuro y San Martín, en el centro y suroeste de Caracas, hasta las ganas de comprar mandarinas se truncan por la falta de efectivo.
A pesar del punto de venta en uno de los locales, a Miguel le fue rechazada la posibilidad de comprar la fruta por no tener efectivo al momento. Reclama que el cliente que estaba antes que él pagó con tarjeta de débito, pero el vendedor insistió y le indicó que ya no aceptaría más pagos electrónicos. «Necesito tener efectivo por cualquier cosa», remató.
Los billetes se han convertido en uno de los bienes más preciados en Venezuela, pero para darle un precio comercial que supera con creces el nominal, porque por sí solo compran muy poco.
Para nadie es un secreto que tras la prohibición a los comercios de dar avances de efectivo o de cobrar comisión por la obtención de los billetes a través de los puntos de venta, muchos comerciantes formales e informales exigen el pago en efectivo para luego negociarlo y evitar las sanciones del gobierno.
El valor del bolívar fue pulverizado por el avance desmedido este año del dólar paralelo (tasa fijada en Cúcuta derivada de las operaciones de cambio entre el peso y el bolívar), y una enorme inyección de liquidez (909% 0 10 veces en el año hasta el 15 de diciembre) sin respaldo en la economía, que hizo que los pocos bienes existentes –y ante la incertidumbre de su reposición– costaran lo que el ciudadano esté dispuesto a pagar por los productos.
Este año salió a circulación del billete de Bs 100.000, cinco veces el valor nominal del anterior, y en menos de un mes valía menos de un dólar en el mercado paralelo, que es el de referencia para la fijación de los precios de bienes y servicios de la economía venezolana.