El paro, el mayor en más de dos años, afectaba en particular a los bancos públicos y a los sectores de la minería, la industria y los transportes.
El secretario de la central laboral All India Trade Union Congress, Gurudas Dasgupta, destacó el «magnífico» acatamiento de la medida de fuerza y estimó en 150 millones el número de huelguistas, aunque esa cifra no pudo ser confirmada de fuente independiente.
Los sindicatos consideran que las reformas proyectadas facilitarán los despidos y el cierre de fábricas improductivas, dejando a millones de trabajadores en la calle.
«Esta huelga sirve para recordarle al gobierno que antes de cambiar las las leyes laborales debe consultar con los millones de trabajadores concernidos», dijo Amit Khanna, un empleado bancario de Nueva Delhi, en declaraciones a la AFP.
La jornada transcurría sin mayores incidentes en la mayoría de las ciudades, aunque se señalaron enfrentamientos entre la policía y manifestantes en el estado de Bengala Occidental, con un largo historial de luchas gremiales.
En Calcuta, la capital de ese estado, la policía cargó con cachiporras contra una marcha y desalojó a mujeres que realizaban una sentada, en tanto que los manifestantes replicaban a pedradas y destruían vehículos, según imágenes televisivas.
Unas 200 personas fueron detenidas en los incidentes, indicó la agencia Press Trust of India.
En Nueva Delhi se formaron largas colas en las paradas de autobús desde primeras horas de la mañana y numerosos pasajeros se vieron bloqueados en los aeropuertos, a causa de la inactividad de taxistas y conductores de rickshaws.
Muchos conductores que pretendían trabajar fueron obligados a cesar sus actividades por los huelguistas, que en algunos casos vandalizaron sus vehículos.
«Les expliqué (a los huelguistas) que estaba yendo al hospital, pero me dijeron: ‘hoy hay huelga’ y me golpearon», contó un conductor de rickshaw.
La organización de la industria patronal ASSOCHAM estimó en 3.700 millones de dólares las pérdidas ocasionadas por la huelga y lamentó en especial su impacto en los puertos, donde las exportaciones estaban paralizadas.
– Reformas de corte liberal –
Modi llegó al poder en mayo de 2014 con la promesa de reformar el mercado laboral para incentivar las inversiones extranjeras y dinamizar a la tercera economía asiática.
Su gobierno pretende simplificar la legislación social que depende de un sinnúmero de leyes que en algunas casos datan de la época de la colonización británica, y elaborar un código laboral único para el sector industrial.
La legislación propuesta agilizaría los despidos en empresas con plantillas de hasta 300 operarios (frente a cien en la actualidad) y dificultaría la creación de nuevos sindicatos.
Los sindicatos admiten la necesidad de una reforma, pero consideran las propuestas del gobierno como una amenaza directa para la seguridad del empleo y la evolución de los salarios.
La huelga fue convocada después del fracaso de negociaciones con el gobierno.
El año pasado, los sindicatos reclamaron medidas de protección social y la elevación del salario mínimo -actualmente de 8.000 a 9.000 rupias- a 15.000 rupias ($250).
La economía india creció un 7% en el primer trimestre del año fiscal (que empieza en marzo), una cifra menor a lo esperado.