Economía

Venezuela supera a Haití como el país más pobre de América, según FMI

El informe global del FMI deja claro que Venezuela tiene uno de los peores resultados económicos en todo el planeta. La caída acumulada de su PIB no tiene comparación en el mundo con la de ningún país en tiempos de paz o de guerra. En tamaño, ya la economía venezolana es superada por Bolivia, Costa Rica y muy pronto la empatará Paraguay.

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El último informe sobre la economía mundial del Fondo Monetario Internacional, divulgado este martes 6 de abril recoge una serie de datos impensables hasta hace pocos años: Venezuela ya supera a Haití en el indicador estadístico de pobreza más utilizado por los expertos en el mundo.

Se trata de ingreso per cápita, es decir qué parte del pastel de la riqueza (o de la pobreza) le corresponde a cada habitante de un país.

El de Venezuela cae en este año 2021 a tan solo $1.541 por persona. Esta medición es en términos nominales, o corrientes, es decir, sin ajustarla a la inflación.

El indicador nominal por primera vez está por debajo del de Haití. Este trágico país de la isla La Española tiene una larga historia de tragedias naturales, como terremotos y huracanes. Además sufre una turbulenta vida de dictaduras y crisis políticas constantes.

En América y el Caribe, el francófono Haití siempre fue la principal referencia de una sociedad fallida, necesitada de ayuda humanitaria internacional, con el peor ingreso por persona. Un país viviendo en condiciones equivalentes a las de la más empobrecida Africa subsahariana.

«Ganarle a Haití en eso es realmente patético. Lo que indica es que el retroceso que tenido Venezuela ha sido espantoso, ha sido terrible. Lo peor es que el mismo Fondo espera que este año el PIB siga cayendo», comentó en las primeras de cambio el economista Luis Oliveros.

Números duros

El informe actualizado Perspectivas de la Economía mundial (World Economic Outlook), confirma el feroz proceso de empobrecimiento generalizado que sufre Venezuela.

Esto es algo duro de asimilar cuando se habla de una ex potencia petrolera de talla mundial, que hasta hace pocas décadas era el país más rico de América latina y era un polo para atraer migrantes del resto del hemisferio y de Europa.

El Producto Interno Bruto (PIB) mide la suma total de riqueza en forma de bienes y servicios que genera una economía en un año. Es hasta ahora la forma más usada de calcular el valor contable de la riqueza de las naciones. Cuando ese cociente se divide a su vez entre el número de habitantes es que se obtiene el Producto Interno Bruto per cápita (por persona).

Pues bien, el de Venezuela, que ha desplomado de forma continua y sostenida desde 2013, cuando Nicolás Maduro heredó el régimen de Hugo Chávez. Poco después se hizo patente la  quiebra de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y la producción de crudo cayó estrepitosamente.

La propaganda chavista se apresura a justificar la gradual extinción de empresas y la débil actividad económica a las sanciones impuestas por Estado Unidos contra jerarcas militares y civiles del régimen chavista. Pero la verdad es que el declive comenzó mucho antes de esos.

También tiene años el colapso de la infraestructura y los servicios, así como la crisis económica interna.

De esta forma, este año 2021 caerá a esos $1.541 per cápita, para coronar un proceso continuo.

En ese 2020 perdido por la pandemia mundial del coronavirus el PIB per cápita fue de $1.690 y todavía superaba en algo a Haití, que tuvo $1.252 dólares.

Un cuarto de pollo

Pero el PIB per cápita como promedio indica que mucha gente sobrevive con mucho menos de eso. Después de todo, los promedios son eso: un aproximado estadístico que apenas nos permite asomarnos a la brutal realidad.

Como diría un economista: si uno se sienta a una mesa con otras tres personas y esas tres se comen un pollo asado, el promedio dirá que en esa mesa cada persona se comió un cuarto de pollo. No importa si uno no comió porque no tenía como aportar a la cuenta.

Eso significa que en Venezuela millones de hogares están por debajo del promedio, padeciendo inerrables condiciones de pobreza extrema y hambre.

En su informe mundial divulgado en el contexto de las reuniones de primavera del FMI y del Banco Mundial (convenientemente hechas por medios electrónicos), el apartado de Venezuela es escueto. Pero con todo trae un rosario de datos referenciales que permiten ponerle academia y análisis a la realidad que viven los cerca de  27,951 millones de personas que siguen viviendo aquí.

Advertencia

«La proyección de las perspectivas económicas en Venezuela, incluyendo la evaluación de la evolución económica pasada y actual como base para las proyecciones, es complicada por la falta de discusiones con las autoridades (la última consulta tuvo lugar en 2004), la comprensión incompleta de los datos reportados y las dificultades para interpretar ciertos indicadores económicos reportados dada la evolución económica», advierte el FMI.

«Los efectos de la hiperinflación y la escasez de datos reportados significan que los indicadores macroeconómicos proyectados por el personal del FMI deben ser interpretados con precaución. Por ejemplo, el PIB nominal se estima asumiendo que el deflactor del PIB aumenta en línea con la proyección del personal del FMI de la inflación media. La deuda externa pública en relación con el PIB se proyecta utilizando la estimación del personal del FMI del tipo de cambio medio para el año. Estas proyecciones están rodeadas de una gran incertidumbre», explica.

«Los precios al consumidor de Venezuela se excluyen de todos los compuestos del grupo WEO». Eso significa que para no alterar el promedio del Hemisferio ni del informe global no se suma la inflación a las tablas consolidadas.

Algo parecido hacen desde hace varios años las pocas trasnacionales que todavía operan aquí: excluyen a sus filiales venezolanas de los resultados corporativos.

La casa se encoge

Pero la tragedia no se detiene ahí. En un año particularmente duro, cuando muchos venezolanos pensaban que no podían estar peor, la pandemia del coronavirus con su covid-19, la falta de vacunas y de asistencia social golpean son más saña a las familias venezolanas.

Estas condiciones también son otra piedra en el cuello de una economía que sufre escasez crónica de combustibles y energía en general, y donde no existe el crédito: ni el internacional para el gobierno, ni el interno para consumo doméstico.

Para 2022, el FMI prevé que la economía seguirá cayendo con fuerza -otro 5% menos del PIB- y con ello el ingreso per cápita será de $1.501, contra $1.938 de Haití, otra vez la referencia de pobreza continental.

Nicaragua, otro que se disputa el podio americano de la pobreza y la corrupción, tendrá un PIB per cápita de $1.916 en 2022.

Indicadores nefastos

El informe global deja claro que Venezuela tiene uno de  los peores resultados económicos en todo el planeta. La caída acumulada de su PIB no tiene comparación en el mundo con la de ninguna nación en tiempo de paz o de guerra.

Tras una bajada de 30% del PIB en 2020, este 2021 se sumará otro 10% y en 2022 otro 5%.

De hecho, de acuerdo a las proyecciones, este será el único país en América y el Caribe que no crecerá este año, cuando se apuesta a un pequeño rebote tras la parálisis de 2020 en la región.

En cuanto a la inflación, fue de 2.355% en 2020, y en este 2021 estará en 5.500%. Significa que las cosas en promedio serán 55 veces más caras este año con respecto a 2020.

El FMI espera un alza de precios similar en 2022.

La próxima tasa de inflación más alta esperada para este año 2021 en la región estará en Argentina, con 9,2% y 8,4% en 2022.

Cuando un país no crece, no genera puestos de trabajo, mucho menos empleos formales bien remunerados.

El desempleo en Venezuela trepará hasta 60% en 2022, contra 58% este 2021.

Una economía que se encoge

De esta forma, la tragedia política, económica y social que vive Venezuela ya ha determinado que el tamaño de su economía sea uno de los más pequeños de toda América.

Su PIB a precios corrientes este año será de apenas $42.530 millones, menos del doble del tamaño del de Haití ($22.431 millones).

Ya la flamante Bolivia, con su PIB de $43.110 millones, supera a Venezuela en este indicador.

Ahora, en América Venezuela solo tiene una economía más poderosa que la de Honduras ($26.161 millones); por muy poco sigue por encima de Paraguay ($37.836 millones) y El Salvador ($26.277 millones). Todavía supera de lejos en tamaño a las pequeños naciones insulares del Caribe anglófono, francófono y holandés.

Pero, como van las cosas en 2022 Paraguay casi empatará con Venezuela, pues para la mediterránea y agrícola nación sureña se espera un PIB de $40.183 millones, contra $40.403 millones del reino chavista perdido en el Caribe.

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