Gastronomía

El Quilombo: el cacao venezolano tiene su germoplasma

Chocolatería Herencia Divina avanza hacia la producción del árbol a la tableta, con la conformación de un banco de germoplasma en una hacienda de Anzoátegui, donde resguardan la genética de diferentes cacaos criollos y clonan las mejores plantas

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El Quilombo
Fotos cortesía de @chocolateria_hd

Quilombo es el término usado en América Latina, desde tiempos coloniales, para designar un lugar o concentración de esclavos cimarrones o emancipados, que vivían con normas y autoridades determinadas por ellos mismos.

El chocolatero Miguel Rodríguez y su socio Omar Ramones bautizaron como El Quilombo a la plantación donde llevan a cabo un banco de germoplasma, que constituye un importante aporte para la producción cacaotera del país. Así rinden homenaje a los esclavos africanos que, literalmente, con sangre, sudor y lágrimas contribuyeron a consolidar al cacao venezolano y a construir una economía y un modo de vida en torno a él.

Alrededor de las plantaciones de cacao se siembran flores y frutos. Fotos cortesía Herencia DIvina

“Nosotros recorremos todo el país, buscando cacao para hacer nuestro chocolate. En todos esos recorridos recolectamos materiales genéticos y los llevamos a El Quilombo”, explica Miguel, quien lleva la marca Herencia Divina.

Este material genético recolectado es lo que denominan un banco de germoplasma. Es decir, un lugar en el que se habilitan las condiciones adecuadas para conservar ejemplares de distintas especies vegetales para garantizar la preservación de la diversidad genética de las plantas.

El Quilombo
En una hectárea nueva se siembran las plantas clonadas. Fotos cortesía de Herencia Divina

El banco desarrollado en El Quilombo “se encarga de resguardar la genética de cacaos criollos y criollos modernos que también son algo híbridos, criollos mezclados con los trinitarios pero que, en características generales, terminan siendo criollos”, afirma el chocolatero.

Del banco al jardín clonal

Luego de la conformación de banco se pasa a la etapa del jardín clonal. En ella, “se clonan las plantas élite del banco germoplasma». Las seleccionadas son las matas más productivas, de almendras más grandes y de mejor genética. Con ellas se conforma una nueva hectárea. Así se puede llegar a triplicar la producción, con apoyo de óptimos materiales genéticos.

Mientras llega esta segunda etapa del proyecto, en El Quilombo trabajan con ensayos de segunda generación donde ejecutan cruces por polinización manual.

El resultado de los nuevos cruces debe esperar tres años y medio. Fotos cortesía Herencia DIvina

“Escogemos una planta madre y una planta padre de dos de las genéticas que tenemos allá. Por ejemplo. tomamos una de la Sierra de Margarita y hacemos un cruce con cacao de Cuyagua”, cuenta Miguel.

Todas las semillas obtenidas de esa mazorca híbrida se siembran, y deben esperar al menos tres años y medio para ver el resultado.

A la par de este importante trabajo, Chocolatería Herencia Divina elabora chocolates bean to bar, de la semilla a la tableta. Entre ellos resalta la colección Herederos del cacao, homenaje a los productores originarios de chocolate de la región costera de Miranda y Aragua. Este año fue dedicada a Venancio Martínez, una tableta elaborada con 65% cacao de Cuyagua, panela de papelón, azúcar moreno, coco, trocitos de almendras y anís dulce, toda una fiesta de sabores, aromas y texturas.

Coordenadas

Chocolatería Herencia Divina. @chocolateria_hd

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