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Luis Manuel Seijas, por siempre León

Recuerdo la primera vez que fui a la Casa Cardenal, ahí en la calle 64. Antes de entrar a la oficina del presidente está esa pared, con los ídolos más grandes de la historia Santa Fe; confieso que conocía a pocos, por no decir ninguno; sin embargo, mi sueño desde que vi esa pared de fondo roja era estar ahí, entre esas gráficas.

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Fotografía y texto: Luis Manuel Seijas (@LMSeijasOficial)

Los años pasaron y los momentos duros llegaron, no solo en lo deportivo. En lo económico fueron días muy fuertes. Sin embargo, ¡luchamos! Lo entregamos todo, hasta nuestro salario, que literalmente con el sudor de la frente nos lo ganábamos. Con ello, nuestra amistad se fortaleció. Ya no éramos más compañeros de trabajo, éramos amigos, éramos hermanos, nos cuidábamos.
A pesar de las dificultades, nosotros siempre fuimos felices en Santa Fe, disfrutamos cada momento. Después de unos años partí en busca de otros retos, disfrute, aprendí y viví momentos únicos que se quedan conmigo, pero nunca me fui del todo. Esa sensación de arrepentimiento siempre aparece cuando pienso en Santa Fe; es como ese amor que nunca se olvida, ese que nunca se va.
Y un día volví otra vez, con miedo, por esa frase que reza que «las segundas partes nunca son buenas», pero ¡qué equivocada es! Mis siguientes dos años y medio fueron los mejores.  Empecé intentando recuperar ritmo, confianza y tantas otras cosas que fui perdiendo en el camino. No fue fácil, los primeros meses me costó. Lo fui logrando de a poco.
Llegó el gol, ese gol inolvidable para ti y para mí, un gol para el recuerdo por lo sufrido, un gol para la historia, esa historia que con Santa Fe, siempre es la más bonita. Luego lo que tú y yo siempre soñamos, el Continente. Esa copa que pocos logran y en el caso de Colombia nadie lo había conseguido. Momento grabado en mi mente y en mi corazón, esa sensación de deber cumplido, la culminación de años luchando y batallando juntos. Veo las fotos hoy y sigo sintiendo lo que esa noche de Sudamericana sentí.

El esfuerzo de todos mis compañeros me llevó a lograr algo que nunca nadie en mi país había obtenido (“Lobo” Guerra lo consiguió en Copa Libertadores al año siguiente para alegría de venezuela) y que era doble felicidad porque tampoco ningún jugador de Santa Fe lo había conseguido.
Dejar la huella del equipo en el Once Ideal de América del 2015 es y será mi mayor logro individual, lo reconozcan o no en mi país, pero esa es otra historia que algún día me atreveré a contar. Después de eso los retos tocaron otra vez mi puerta y decidí esta vez volver a enfrentarlos, y sigo aquí, luchando día a día, llevando a Venezuela y a Santa Fe conmigo a donde voy.
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Esta foto representa para mí, conquistar un sueño. Un sueño que comenzó cuando pasé al frente de esa pared de fondo roja con 21 años y la vida por delante. No fue rápido, me tocó trabajar, me tocó caer y levantarme de nuevo, llorar, desilusionarme y volver a intentarlo, y esperé 10 años para poder verme ahí.
La mayor alegría es verme retratado al lado de los amigos Leider, Julio, Omar, Yulian… faltan algunos que no tardarán en subir. Lo hago para que sepan que ese retrato hace que todo lo que pasó en mi carrera, lo bueno y lo malo, valga la pena que haya ocurrido.
No sé si el futbol me permita volver a Santa Fe, me gustaría pensar que sí, aunque en la vida no hay nada seguro. Lo único que puedo decir con seguridad es que, si no llego a volver, no voy a estar triste, solo me basta con recordar todo lo vivido, el camino recorrido durante años y la sonrisa resalta en mi cara. Al final ya son 31 años y cada día es uno menos desgraciadamente, pero sigo amando a Santa Fe como ese niño de 21, lleno de ilusiones, qué un día pasó por la pared roja y años después se quedó en ella.
Por siempre León

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