Deportes

Mineros: de Richard Páez al círculo de César Farías

El periodista Ignacio Benedetti, columnista de @elestimulo, había sido informado sobre la inminente salida del director técnico Richard Páez, quien hasta el pasado sábado estuvo al mando de Mineros. ¿Qué sucedió para que el merideño fuera cesanteado y en su lugar entrara la mano derecha de César Farías, Marcos Mathías y el resto del cuerpo técnico que trabajó en la Vinotinto? Aquí un acercamiento de primera mano a lo sucedido.

Publicidad
POR: IGNACIO BENEDETTI | FOTO: EFE | ARCHIVO

Sábado 27 de septiembre. 8:00 p.m. Para Mineros de Guayana es una noche como cualquiera, sin mayores emociones. El equipo está concentrado y ya cenó. El hotel Rasil de Puerto Ordaz es testigo de una serie de movimientos extraños, atípicos. Inicialmente el tema de conversación era Estudiantes de Mérida, el rival del día siguiente, y sus problemas para trasladarse a esta ciudad. Las normas reguladoras de la Federación Venezolana para los campeonatos para la temporada 2014-2015 establecen en su artículo 76 que “todo Club de Categoría Nacional que actúe como visitante, debe estar en la localidad del encuentro 24 horas antes del inicio del mismo”. Pero el equipo merideño no ha salido del estado andino. No sólo eso. El periodista Damián Cloquell informa en su cuenta de twitter  que el equipo académico no viajará sino hasta el domingo.

Lo hará en un vuelo militar y saldrá, vía Puerto Ordaz, a eso de las 10:30 de la mañana. Es Venezuela; es el fútbol venezolano. Ya sabemos para que están las normas: para pisotearlas, violentarlas y humillarlas; nunca para cumplirlas. Aún así hay algo que no cuadra. Existe Una sensación de ansiedad e incertidumbre. La aparición de Juan Pereira, gerente general del equipo, sorprende a todos los presentes y alimenta los rumores. Quien escribe ya había sido informado, en horas de la tarde, de que el domingo, al finalizar el partido, Richard Páez iba a dejar de ser el entrenador de Mineros. Quien hace de fuente es alguien extremadamente confiable, y la evolución de los hechos así lo demuestra. No me aclara si se trata de una renuncia o un despido, sólo me asegura que la era Páez ha llegado a su fin. Consulto con otras personas y no logro la unanimidad necesaria. Algunas me hablan de que el Doctor (Páez es médico traumatólogo) ha agotado su paciencia y no observa respuestas del equipo, y por otro lado, hay quienes me anuncian que el despido era cuestión de horas y que su reemplazante estaba ya en camino a Venezuela, esto en medio de una crisis por falta de boletos aéreos nunca antes vivida en esta tierra. Lo dicho, no hay unidad de criterios y por ello me abstengo de comentar la noticia por las redes sociales. Retornemos al hotel Rasil. Juan Pereira llega al edificio y solicita reunirse con Páez. El gerente no es un novato en el fútbol; su trayectoria es amplia y data desde los inicios del Deportivo Anzoátegui, cuando este equipo, hoy en la primera división, hacía malabares para intentar cumplir con sus obligaciones en segunda división. Conoce muy bien las reglas de este juego y sabe que él es el encargado de dar la cara. Se sienta y le comunica a su entrenador que ha llegado el momento de dar un paso al costado. La noticia le cae como una bomba al merideño no porque no esperara ser cesado – todos los entrenadores trabajan sabiendo que mañana pueden ser despedidos – sino por las formas. A Páez lo despiden a menos de 24 horas del partido ante Estudiantes de Mérida por la séptima jornada del Torneo Apertura. No son muchos los casos en el mundo en los que se cambia al director técnico con tan poco tiempo para reaccionar, por ello puede que el Doctor no reaccione sino que simplemente acepte, después de algo más de charla, la decisión. Pero una vez finalizado el encuentro, Pereira, según la periodista Fabiana Dos Reis, le pidió un último favor a su ex empleado: que dirigiese el partido del día siguiente.

Páez no aceptó y procedió a recoger sus macundales. Lo acompañan sus colaboradores Jorge Durán, Amleto Bonacorso y Yohani Velásquez. De sus ayudantes quedó únicamente Tony Franco, porque ya estaba trabajando para Mineros antes de la llegada del merideño.

Ahora bien, ¿qué se rompió en la relación Páez–Mineros? Recordemos que Richard llegó al equipo negriazul a finales del año 2012. Carlos Maldonado, el entrenador saliente, estaba cansado y tenía algunos asuntos familiares que atender. Maldonado, uno de los entrenadores de mayor jerarquía del fútbol venezolano, no podía ser sustituido por cualquier hijo de vecina, por lo que la directiva decidió ir en búsqueda del nombre de mayor jerarquía que ofrecía el mercado: Richard Páez. El merideño estaba sin trabajo luego de una pasantía exitosa pero no exenta de polémica por el fútbol colombiano. Ganador de una Copa Postobón al mando de Millonarios, Páez no escapó a la infernal trituradora de entrenadores que es ese club y por ello no pudo salvarse de la hoguera. Meses después, la propuesta de Mineros parecía encajar perfectamente.

Más allá de los importantes nombres, Páez estaba en conocimiento de que llegaba a una institución con mucho poder adquisitivo, a la que se le había sido esquivo el tan ansiado campeonato. El dinero de la gobernación y de los amigos de ella fluía como el Caroní en sus mejores épocas, pero los trofeos no llegaban. Páez sintió que éste era un reto monumental que podía catapultarlo nuevamente a los primeros planos y aceptó.

Bajo su conducción el equipo ganó el Torneo Apertura 2013 y se quedó a un gol de ganar la final ante el Zamora de Noel Sanvicente. Aquello parecía un enfrentamiento entre los dos candidatos legítimos para suceder a Farías al mando de la Vinotinto, aunque Páez, viejo zorro, ya se sabía fuera de carrera por la selección y se movía con mucha comodidad ante los medios que requerían su palabra. Pero su equipo compitió y dejó sabor a buen fútbol. Con ello se ganó al público, al hincha y a la directiva.

Hasta que…

El contrato con la institución finalizaba después del Clausura 2014. Sólo un puñado de atentos observadores fueron capaces de encontrar algún cortocircuito en la relación entre el entrenador y sus jefes. Sin embargo, existía. En una larga charla que mantuve con Páez, allá por el mes de marzo, me encontré con un entrenador convencido de sus ideas aunque dejaba la sensación de estar decepcionado con sus empleadores. De Mineros se sabía justamente lo que contaba anteriormente (dinero, premios, buena organización). Nadie tenía claro, no obstante, si existía una verdadera disposición de crecer como institución. En aquella charla hablamos mucho de fútbol, de su equipo, de su visión del juego, de su propia madurez. Cuándo le cuestioné sobre los planes a futuro de la institución, Páez se mostró incómodo, como quien quiere hablar pero no puede o no debe. Averiguaciones posteriores me hicieron conocer que el “proyecto” Mineros no tiene tanta profundidad en sus categorías formativas y que se parece, cada vez más, a cualquier equipo venezolano, es decir, a una dependencia más de papá Estado que sirve de trampolín político para muchos o de juguete para otros.

La derrota con Zamora marcaba el fin de la relación contractual. La dirigencia hizo todos los esfuerzos para renovarla inmediatamente mientras que Páez pedía tiempo. Hablaba de posibles ofertas para dirigir en el extranjero, sin embargo la sensación generalizada era que al merideño no le convencía el proyecto en su totalidad. Independientemente de la posibilidad de contar con grandes futbolistas había algo que no le «cerraba», y aparentemente no le enamoraba el trabajo en las categorías infantiles y juveniles que llevaba adelante el equipo. Richard es hombre de fútbol y su familia ha desarrollado y mantenido una hermosa academia de fútbol en Mérida, conocida como la Academia Emeritense. En ella son muchos los chicos que dan sus primeros pasos en este deporte, y cada vez que se encuentra sin club, Páez dedica sus horas a trabajar con ellos. Así, no quedan dudas de que la ausencia de un plan concreto y bien estructurado mellaba el presente.

El fútbol es, entre tantas cosas, un vicio. El doctor finalmente se decantó por Mineros y aceptó la oferta de renovación. A finales del mes de Junio, cuando disminuyeron sus funciones de comentarista del mundial de fútbol en Meridiano TV, Páez y Mineros anunciaron la renovación del vínculo hasta Mayo de 2015. Se reafirmaba la intención de hacer un gran papel en la Copa Libertadores, torneo de mayor prestigio del continente y que se juega en el primer semestre del año.

Pero lo que se había roto, roto estaba y nadie iba a poder recomponerlo.

El sábado a la noche, a menos de una hora del despido del ex seleccionador Vinotinto, ya se conocía que Marcos Mathías iba a ser el nuevo entrenador. Mathías es poco conocido para el público que no es seguidor habitual del fútbol venezolano. Oriundo de Maracay, el nuevo conductor de Mineros desarrolló gran parte de su carrera como primer asistente de César Farías. En criollo: es el hombre de confianza del ex seleccionador. Fue entrenador de Mineros (en aquella etapa allanó el camino para la llegada del mismo Farías) y del Deportivo Anzoátegui, justo cuando Farías aceptó el cargo de seleccionador nacional. Al igual que su mentor, no se le recuerdan grandes triunfos ni actuaciones memorables de sus equipos. Luego de un semestre con el conjunto oriental, Mathías se sumó a la conducción de la selección nacional como primer ayudante y conciglieri táctico de Farías. Fue además el encargado de llevar adelante dos procesos nacionales sub 20, y en ambos casos no pudo pasar de la etapa de grupos de los Campeonatos Sudamericanos de 2011 y 2013.

Mathías llega a Mineros con el resto del cuerpo técnico que acompañó a César Farías en la selección Vinotinto y en la frustrada aventura mejicana con Xolos de Tijuana, con la excepción del mismo César y su preparador físico, el argentino Fabián Bazán, lo que lleva a muchos a sospechar que la historia se repetirá y Farías encabezará la versión de Mineros que competirá en la Copa Libertadores. Mi fuente asegura que no es el caso. La lógica me hace recordar que luego del fracaso en tierras norteamericanas, Farías no está en condición de exigirle a sus próximos jefes las mismas condiciones que puso en Tijuana, razón por la cual Mathías, César Baena y Lino Alonso habrían decidido aceptar esta oferta. No se separan a Farías sino que «amplían» su influencia en el fútbol venezolano, más ahora cuando su archienemigo Noel Sanvicente fue designado su sucesor en la selección nacional.

La falta de tacto de la directiva de Mineros al filtrar la contratación de Mathías disparó una rápida reacción del círculo cercano a Páez. No hay que olvidar que Farías también se ha encargado de despreciar lo hecho por Páez en su etapa de seleccionador nacional, casi hasta el punto de pretender borrar lo logrado en aquellos tiempos de RCTV como medio de difusión de las hazañas vinotinto. En Twitter se pudo leer a, Ricardo David, hijo del merideño, señalando responsables de lo sucedido:

¿Se equivocaba Ricardo David? ¿Fueron los futbolistas los culpables de la salida, haciéndole «la cama» a Páez? Minutos después, el mismo Ricardo David se encargaba de matizar sus palabras a través de la red social:

¿Qué pasó entonces en Mineros de Guayana? Verdades absolutas no son sencillas de encontrar, mucho menos en el fútbol. Al círculo íntimo de Páez le queda claro que sus rivales de la quinta Farías hicieron todo amparados en la oscuridad de la noche, justo cuando actúan quienes le temen a la verdad. En esta actividad hay un respeto a algo que llaman códigos, que no son más que las excusas para justificar el silencio y la conveniencia de quienes en otras actividades de la vida no lograrían el respeto. Los códigos no son del deporte, son de actividades como la mafia. Y esos códigos son los que evitan que hoy conozcamos las verdaderas razones del despido de Richard Páez.

Para esta semana está prometida una rueda de prensa en la que Mineros de Guayana dará su versión de los hechos. Le anticipo que no encontrará en esa exposición de motivos nada que explique cómo se puede pasar de Páez a Mathías sin que eso suponga un duro golpe a una plantilla que ya de por sí está confundida. Me explico:
Páez es un defensor de un estilo de juego en el que la victoria se consigue únicamente como consecuencia del buen juego. Esto es dominar el partido y al rival. Se logra con la titularidad de la pelota y una vez perdida, hay que recuperarla lo más rápidamente. Los equipos de Mathías son todo lo contrario; prefieren defenderse cerca de su propia área para contragolpear una vez que se recupere la esférica.

Pero hay algo más que no se entiende: ¿desconoce la directiva de Mineros que el nuevo cuerpo técnico ha tenido problemas con Gabriel Cichero, Edgar Jiménez y un par de jugadores más? Para nadie es un secreto que Jiménez nunca fue bien considerado por ellos cuando mandaban en la selección Vinotinto, y desde el círculo íntimo de quienes ahora conducirán a Mineros se encargaron de rodar rumores que perjudicaban al lateral zurdo y ponían en duda su integridad. Por ahora no sienten que ello sea importante y sólo fueron capaces de enviar una escueta nota de prensa en la que afirman agradecer a Páez “su dedicación y aporte a Mineros, porque sabemos que es un hombre de fútbol”. Un hombre de fútbol…

Esto es fútbol y se juega a lo venezolano. Todo puede pasar por debajo de un puente y dejarnos con la boca abierta ante la ausencia de educación, respeto y fidelidad. Lo que sí queda claro es que lo vivido el sábado en la noche en el hotel Rasil de Puerto Ordaz marcará un antes y un después. Ya ningún entrenador podrá dormir tranquilo porque sabe que hasta en el hotel de concentración lo pueden echar de su cargo, y peor aún, si eso se lo hicieron a Richard Páez, el entrenador que con su trabajo y su sapiencia cambió las derrotas y la tristeza vinotinto por victorias y esperanza, ¿qué no le podrán hacer a los otros directores técnicos que no gozan del prestigio ni la trayectoria del merideño?

Lo dicho, es fútbol y se juega bajo las reglas de nuestra sociedad.

Publicidad
Publicidad