Ocuparse, no preocuparse. Luego de todo lo que dejó esta triple fecha eliminatoria, en la que prácticamente se ha quedado fuera de la carrera mundialista (el juego de la selección lo confirma a pesar de que los números aún dicen otra cosa), creo que es preciso aportar ideas para que esto cambie.
Más que identificar errores y hundir el dedo en la llaga, trato de aportar algunas soluciones, a mi modo de ver, supremamente necesarias:
- Me preocupa el estado anímico de los futbolistas de la selección. Viene otra triple fecha, con tres derrotas y regresar a la selección, con la incertidumbre de quién sea el técnico, no solo nos genera dudas a nosotros desde afuera, sino en el mismo grupo de futbolistas. No había un psicólogo en esta gira y si bien él no marca goles, es fundamental recuperar la confianza en el propio futbolista de cara a lo que viene. Esto es inmediato.
- La debacle comenzó con el enfrentamiento entre Rafael Dudamel y Jesús Berardinelli. Justo cuando el antiguo seleccionador había encontrado el equipo, una idea de juego (que probablemente no gustaba a muchos) y los resultados (amistosos, eso sí), surgió aquel conflicto personal entre los dos que obligó al técnico a renunciar al cargo. Desde ahí, todo se reseteó, se rompió un proceso y se echó a andar uno completamente nuevo con José Peseiro, un seleccionador que venía a familiarizarse con el grupo. Me parece que si la idea es traer un nuevo técnico, del extranjero, hay que traerlo ya. No dar más vueltas ni alargar un interinato. Incluso, si se le da la confianza a Leo González, la decisión debe anunciarse ya, obviamente, como parte de un proyecto claro y formulado.
- Con relación al punto anterior: ganar en las eliminatorias para una selección que en la historia ha tenido tantas dificultades para hacerlo, es bastante complicado. Pretender que se pueda hacer de la nada es una utopía, independientemente de los futbolistas con los que se pueda contar. Para ser competitivos, se necesita más que un Leo González o los goles de Salomón Rondón. Se necesita una planificación a mediano y largo plazo, con evaluación y objetivos planteados.
- Con federativos nuevos, es el momento de aprovechar que ya el tren a Catar se perdió, para iniciar un plan realmente estructurado en el sistema de selecciones nacionales. Asesorarse adecuadamente y aprovechar la estructura burocrática de la FVF para designar una comisión especializada (están en el organigrama esos cargos), lo suficientemente curtida, conocedora y con la experiencia necesaria, que se encargue que formular ese plan de trabajo y que sea esa comisión que evalúe y le dé seguimiento desde el perfil que se necesita de seleccionador hasta evaluar el funcionamiento una vez comience a ejecutarse dicho plan.
- Nunca dudaré del compromiso, sentimiento y ganas de todos los futbolistas seleccionados de hacer lo mejor por su país, pero ya es momento de definir qué futbolistas estarán presentes con su actualidad en el trayecto que viene camino a 2026 para irle dando todo el protagonismo posible. Ya quedó evidenciado que hay savia nueva que está a la altura del compromiso.
- Honrar los compromisos. Difícilmente un técnico con jerarquía, que es lo que en principio ha buscado la nueva directiva federativa, quiera asumir mientras permanezca esa grave mancha de deberle tantos meses de salario al portugués. Estoy convencido que la plata se puede conseguir (no se estuviera negociando con técnicos extranjeros si la quiebra fuera total), por lo que lo primero debe ser honrar todos esos compromisos pendientes que argumenta la nueva junta directiva de la FVF que ha heredado de la gestión anterior.
Valgan estas ideas como aporte para encontrar soluciones a la grave crisis por la que atraviesa la selección nacional de Venezuela.