Opinión

¡Qué afortunados somos, Christian!

"Hoy cuando todos estamos consternados con tu pronta partida, me atrevo a escribirte unas líneas en otro sentido: en el próspero, en el positivo, en el de progreso". Lee las sentidas palabras de Carlos Domingues, @CDomingues, tras el fallecimiento del presidente del Estudiantes de Mérida, Christian Toni

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¡Qué dicha tuvimos los futboleros de tenerte de nuestro lado, Christian!

Hoy cuando todos estamos consternados con tu pronta partida, me atrevo a escribirte unas líneas en otro sentido: en el próspero, en el positivo, en el de progreso.

¿Sabes por qué? Porque cada vez que hablabas de una idea, la proyectabas, buscabas su sostenibilidad en el tiempo. Todo lo que querías hacer, lo pensabas en grande, a futuro, de tal manera que no parara de crecer.

¡Qué clase de empresario eres! Sí, eres, porque tu legado seguirá vigente y seguirá creciendo porque tu familia es la extensión de ti y no descuidarán todo lo que soñaste consolidar.

¡Qué humilde eras, chamo! Hoy le pedía a Chuchito una foto bonita tuya para darle cara a estas líneas y él me dijo que tenía pocas porque no le gustaba que te sacaran fotos. Me dice que eras muy bajo perfil. Y yo me pregunto, ¿cómo carajo iba a ser bajo perfil un tipo como tú, tan dado a dar, a ayudar, a trabajar, a hacer crecer? ¡Fuiste protagonista de mucho, tu perfil es más grande que todo lo que ayudaste a construir!

Sé cuánto querías a tu papá, el señor Gerardo; y sé cuánto te ama él. Ustedes son su orgullo, su alegría, su todo. Te llevó chamito vestido hasta los tuétanos de rojiblanco al césped del Soto Rosa para que no quedara duda de cuáles colores se iban a apoyar en casa. Les inculcó ese amor por el deporte que practicaste y alentaste. Te gustaba el tenis y el ciclismo, pero no podías dejar de lado al fútbol, a Estudiantes, al académico del alma. Tantas alegrías y dolores de cabeza te dio.

Todos te respetábamos, mucho. Muchísimo. No eras de reírte a cada rato, un tipo más bien serio y callado que tu papá, por ejemplo, o que César, tu hermano, tu extensión, el inseparable, tu partner. Eras el típico profesional o empresario merideño: muy educado, calmado, tanto como esa tierra hermosa, de paz, que los vio nacer y por la que tanto aportaste. Tu esposa y tus niñas, tan parecidas a ti, seguirán siendo la cara terrenal tuya entre nosotros.

No quiero redundar en lo más bonito que hiciste para los demás en tu vida, que fue devolver a Estudiantes a dónde se merece: al lugar que ocupa entre los grandes del fútbol en nuestro país. No quiero redundar en ver a tanta gente feliz viendo de nuevo al académico levantar un título o codeándose con los grandes en la Copa Libertadores de América. Como antes, como siempre. No, porque eso es evidente.

Quiero recordarte como ese chamo, porque te fuiste siendo un tipo muy joven, que le dio tanto a quienes no tenían nada. Dignificaste una institución histórica como Estudiantes, pero todos quienes ahí trabajan, que trabajaban contigo, estaban tan agradecidos por volver a sentirse valorados, protegidos, reconocidos. Viví de cerca la alegría del día a día en los entrenamientos, de la buena vibra en la oficina que está en la bomba de la Avenida Los Próceres, el ambientazo del restaurant Andes Burger, donde el señor Gerardo, tan amable, me llevó a comer y disfrutar en un lugar que era tú idea.

En esos espacios, dejaste alegría. Hay unión. Hay respeto. Hay ganas de trabajar. Hay comprensión. Quizá te faltó mano dura en muchas cosas pero lo cierto es que cada decisión que tomabas era consensuada, pensada, con consideración. Así llevaste tus empresas y así llevabas a Estudiantes, como una empresa exitosa. Y por ese sencillo cambio, el académico despegó inmediatamente, en un muy corto plazo.

Y además, querías que tu modelo de gestión no solo se quedara en tus empresas y en Estudiantes, sino que alcanzara al fútbol venezolano por completo. Te interesaba todo, que el crecimiento fuera general. Estabas dispuesto a ayudar, tus ideas apuntaban a eso. Y siempre, siempre pensabas a futuro. En construir, en sentar bases y que todo fuera más grande de lo que ya había.

Por eso, gracias, Christian. ¡Qué afortunados somos los futboleros que hayas estado con nosotros! Que hayas compartido tanto para hacer y lograr tanto.

Nos vemos pronto, Christian.

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