Opinión

El miedo a la responsabilidad: ¿cómo enfrentarlo?

Una de las principales causas es la posibilidad de cometer un error o el pánico que genera no estar a la altura del compromiso. Ambas situaciones generan una paralización inmediata

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El miedo a la responsabilidad es un tema que se presenta con mucha frecuencia entre los miembros de una organización.

Generalmente tipificamos esta situación como comodidad o poco esfuerzo de los empleados en asumir una tarea nueva, pero la realidad es que no necesariamente se presenta por estos factores, por decirlo de alguna forma, menos científicos. Las fobias existen y esta patología no se escapa de ello.

No todo el mundo se enfrenta a los miedos de la misma forma. Unos se dejan abatir por el temor y no hacen absolutamente nada. Otros, en cambio, lo ven como una oportunidad que les permite escalar posiciones, con todo el beneficio que conlleva en el aprendizaje las nuevas experiencias y trabajos retadores.

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El miedo a la responsabilidad puede paralizar. Foto Rodnae Productions

La propia condición humana nos lleva por ese despeñadero. Recordemos que nuestro cerebro se debate entre amenaza y recompensa, siendo el caso de que cuando percibimos una amenaza, lo habitual es la huida; es decir, no asumir plenamente las tareas que te han asignado.

¿Por qué sucede esto?

Una de las principales causas del miedo a la responsabilidad es la posibilidad de cometer un error o el pánico que genera no estar a la altura del compromiso.

Ambas situaciones generan una paralización inmediata ya que, como hemos dicho, asumir nuevas tareas nos genera una sensación de amenaza.

El miedo a ser juzgado por tus compañeros es otro de los detonantes más habituales para esquivar las responsabilidades, pero lo que realmente afecta de manera abrumadora es sentir el rechazo de tus otrora compañeros. Aquí, tal vez, la envidia y el egoísmo desproporcionado se hacen protagonistas.

Entonces, ¿qué hacer?

Asumir la plena responsabilidad. Que no es otra cosa que ponerte en acción. No hay otra opción si en tus objetivos está asumir posiciones de liderazgo o dirección. Enfrentar el miedo, planificar tus acciones y hacerte la pregunta mágica ¿qué es lo peor que puede suceder?

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Foto Ron Lach / Pexels

Asumir los errores como algo normal. Los errores están dentro de las posibilidades, pero lo que sí es indudable es que siempre nos dejan un inmenso aprendizaje. Habitualmente el éxito sobreviene tras varios fracasos. No te desanimes y busca el lado positivo siempre, y analiza los aspectos que debes corregir.

Esforzarse tiene su recompensa.  No esperes un empujón para comenzar. Asume el liderazgo desde el inicio y procura ser menos dependiente de otros. Por supuesto que necesitarás el apoyo de alguien más experimentado, pero quedarse solo no es tan malo. En algunas ocasiones no solo nos obliga a asumir nuestras responsabilidades sin titubeos, sino que generalmente descubres cualidades que no sabías que tenías.

Trabajo cognitivo. Educar la mente es absoluta responsabilidad de cada uno. Es muy importante dedicar tiempo a trabajar los pensamientos destructores y enrutarlos con una adecuada y optimista interpretación de las circunstancias.

Autoestima. Confía más en ti, en tus capacidades. Eso sería un gran paso para enfrentarte al riesgo que supone encarar nuevos proyectos. Otro elemento que ayuda mucho a levantar la autoestima es conocerte a ti mismo. Esa habilidad de inteligencia emocional te permitirá reconocer tus flaquezas y conocer de antemano como mitigarlas.  

En definitiva, la clave es que veamos más la posibilidad de crecer que la de equivocarse.

Enfrentarse, con determinación, a esa sensación de miedo debe ser la actitud preponderante en detrimento de quedarte paralizado.

Dominar el miedo a la responsabilidad

¡Que nos atraviese el miedo! como bien comentó el presentador español de TV, Pablo Motos, en alusión a que comúnmente el miedo está acostumbrado a que huyamos, pero cuando no lo hacemos y dejamos que nos “atraviese” – que es lo mismo que enfrentarlo – eso nos da una posibilidad cierta de vencerlo y avanzar en los objetivos.

Si aun así no estas convencido, utiliza el sentido del humor que, aunque no te esculpe de un error o de esa perniciosa sensación, te sirve para desdramatizar la situación, liberar el estrés y prepararte con una energía diferente para seguir avanzando en los proyectos que te hayan asignado.  

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