Para el lunes pasado, cuando las calles de Guasdualito, estado Apure, empezaron a llenarse de agua, las personas no se lo tomaban demasiado en serio. “Las niñas se hacían fotos con el agua por los tobillos y un paraguas”, recuerda uno de los habitantes. “Ya para el miércoles, no veías a nadie”.
La reacción es de esperarse cuando este pueblo ha vivido inundaciones de forma constante. Hace 13 años fue la última crecida importante.
“Aunque yo no viví lo de 2002, el precedente decía que en mi casa no llegaba el agua… Tomé mis previsiones. Pero el miércoles en la madrugada todos los de la zona de protección habíamos colapsado también”, recuerda Euclides Martínez, residente de la zona.
Esta vez los niveles fueron mucho mayores a lo acostumbrado. Hasta el momento se habla de más de 10 mil familias afectadas… en parte por decisión de la naturaleza, y en parte por falta de decisión humana.
“Guasdualito es como una ponchera”, ilustra el coordinador de operaciones estratégicas de Protección Civil, Alan Montoya. La zona es una especie de valle rodeado de ríos y caños que año tras año amenazan con entrar al pueblo.
“La subida de las aguas se determina por la situación climatológica en la cabecera de los ríos”, comenta Montoya. Estos son El Sarare y El Arauca, este último nace en Colombia. Las fuertes lluvias en esa zona provocaron la crecida de los ríos.
Pero también la falta de mantenimiento jugó un papel importante.
“El río está demasiado sedimentado. Eso ocasiona en gran parte que esos niveles aumenten más rápido de lo debido. Desde 2002 no se le ha hecho trabajo de dragado, entonces la circulación es menor y se desborda”. Montoya informó que las labores de dragado corresponden al Instituto Nacional de Canalización.
“El flujo de agua debilitó algunos diques. Tuvieron alrededor de 16 puntos de rotura pero 3 considerables. De ahí es que entra el agua del río. Ingeniería militar está haciendo un trabajo desde hace días en esos puntos que es lo que está evitando que el agua crezca de nuevo”.
… Y lo que falta por venir
El coordinador estratégico de Protección Civil señaló que para los próximos días se esperan lluvias moderadas. Además, los niveles de agua del sector están descendiendo. Sin embargo, debido a los caños que se rompieron (La Periquera y Los Chigüires), el pueblo está con aguas negras en sus pies.
“Todo eso ‘ta piche”, dice un habitante mientras se echa aire para escapar del olor. Guasdualito huele a alcantarilla. La casa de Martínez quedó con el pozo séptico desbordado en su patio. “Eso puede traer epidemia. Eso son aguas servidas. Y pierdes las plantas. Todo colapsa”, dice.
Las autoridades se encuentran haciendo evaluación de daños y se esperan labores en los próximos días para evitar epidemias. Ya fueron instaladas clínicas móviles para atender algunos casos.
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