Cinemanía

La oscuridad no es suficiente para levantar la nueva temporada de "Los anillos del poder"

La serie “El señor de los anillos: Los anillos del poder” siempre ha sido frustrante. Y en su segunda temporada, esa sensación se acentúa. Aunque más grande y oscura, sigue fallando en ritmo y en su exploración de terrenos complicados

los anillos del poder
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La segunda temporada de “El señor de los anillos: Los anillos del poder” comienza con un prólogo. Uno muy largo, extenso, detallado y levemente tedioso, que cuenta cómo Sauron (Charlie Vickers), fue traicionado y asesinado, para luego renacer en el hombre llamado Halbrand que engañó a Galadriel (Morfydd Clark). En esta larga narración queda claro que el mayor enemigo de los pueblos libres imaginados por Tolkien, tiene un objetivo: dominar a todos los seres vivos.

Y eso es justamente lo que tratará de hacer a lo largo de una temporada en la que la serie tiene una doble presión. Por un lado, lograr que sus tramas más complicadas sean, en lo posible, más llevaderas. Eso, para conducir a todos sus personajes a un propósito en común. Al otro extremo, mejorar su ritmo plácido mientras profundiza en un relato que se hace más enrevesado y denso. En medio de ambas cosas, esta obra que no adapta un texto directo de Tolkien, pero intenta insuflar su espíritu a la trama, necesita tener identidad. Lo que se traduce en ser algo más que clichés, paisajes extraordinarios y un cúmulo de razas asombrosas conviviendo en un mismo escenario.

La segunda temporada de “Los anillos del poder” es más ambiciosa. Hay más tramas que explorar y mejores formas de hacerlo. Y sin duda, más tenebrosa que su optimista e infantil primera entrega.

Pero la vuelta de tuerca hacia la oscuridad — que les atará a todos al anillo único — no es suficiente para que una historia que por momentos parece sin alma, encuentre su lugar. Claro, reinventar la obra del británico nunca fue tarea fácil, pero la producción lo hace incluso con menos entusiasmo de lo requerido y en sus peores momentos dejándose llevar por lo fastuoso, sin brindar vida e interés a lo que muestra.

El problema viene de origen 

Por supuesto, Prime Video no las ha tenido todas consigo en su reinvención de la Tierra Media. Competir con el recuerdo de la trilogía del anillo dirigida por Peter Jackson no solo es complejo — eso, por descontado — sino que abarca docenas de situaciones distintas. Desde cómo contar la fantasía épica hasta la estética. Por lo que la serie insigne de la plataforma debía encontrar, al menos, un terreno novedoso que mostrar.

Y lo hizo en forma de una precuela que analiza historias que no puede completar debido a derechos de autor y que tampoco puede explorar sin chocar con otras tantas visiones tolkianas. El resultado es un escenario cada vez más difícil de remontar que no mejora en la segunda temporada.

Eso, en esencia, debido a que los showrunners J.D. Payne y Patrick McKay siguen batallando con los mismos puntos flojos.

Mientras los personajes van de un lado a otro en la nunca más hermosa Tierra Media, el guion tiene verdaderos problemas al explicar el porqué eso es importante. ¿Qué importa el enfrentamiento entre Elrond (Robert Aramayo) y Galadriel por la forja de tres anillos mágicos? ¿Cuál es la importancia real de seguir el viaje de los pelosos — ancestros de los hobbits — a la Tierra del Este, en compañía de un hombre que podría o no ser el querido Gandalf?

Poco a poco, “Los anillos del poder” se topa con un punto elemental que debe manejar y todavía no encuentra el modo: los cientos de referencias, palabras, idiomas y circunstancias que deben tomar en cuenta para que su historia funcione.

los anillos del poder

A menos de que el televidente sea fanático de Tolkien — y no todos los que sintonizan la serie podrían serlo — la mitad de las situaciones pueden resultar brumosas o confusas debido a que el argumento es incapaz de ordenar la miríada de datos a su disposición de una forma coherente. De la belleza peninsular de Númenor al reino enano de Khazad-dûm, pasando por el dominio de los Elfos, todo es hermoso a la vista, pero inútil al momento de encajar hechos y situaciones que hagan avanzar la trama.

En la segunda temporada, el dilema sobre qué hacer con el conocimiento de que Sauron está vivo — y en activo — corroe a Galadriel. Y los mejores momentos de la producción son justamente cuando se aleja de recitar nombres, situaciones y mitos, para centrarse en la psicología de sus personajes. Todo lo que se atiene a las sombras que acechan la Tierra Media reviste un considerable interés y es el elemento más fuerte de la producción. Pero de inmediato, el guion parece tener la necesidad de complacer a los acérrimos fanáticos, por lo que entra en el imaginario de Tolkien con toda la buena intención, pero sin ninguna habilidad.

«Los anillos del poder» busca salvarse

Lo que más se lamenta de la nueva temporada de “Los anillos del poder”, es que hay poco que mostrar de ella. O en cualquier caso, poco que ofrecer a lo que ya mostró.

Celebrimbor (Charles Edwards) es lo mejor de una temporada signada por la ineptitud del guion para dar mayor espacio, sentido y emoción a sus personajes. Pero el herrero de los elfos, brilla en toda su trágica caída al desastre.

Por otro lado, los sucesos en el reino de los enanos, siguen siendo más una excusa para explorar en la mitología literaria, que realmente un punto a tener en cuenta acerca de lo que se avecina. Por lo que el argumento se hace blando al brindar un alivio cómico en la forma de Durin (Owain Arthur) y su esposa Disa (Sophia Nomvete). El otrora príncipe heredero ahora se encuentra excluido de los asuntos más importantes del reino. Y, sin embargo, ni el anuncio de esa ruptura — esencial para entender lo que viene más adelante — es más interesante que la oportunidad de reír o distender la tensión.

Por supuesto, esta es una historia de Tolkien y toda su grandeza, subyace incluso en la ineficacia del argumento, cortado a la medida para jugar con la nostalgia y las buenas intenciones del público.

En sus últimos capítulos la serie asume su lugar como obra épica y regala las tres mejores escenas de batalla hasta ahora. Pero la inevitable pregunta — la misma que se hace el pueblo de la Tierra Media, en medio del horror — es si es suficiente para salvar la luz en medio del desastre. Un elemento que podría definir esta temporada desigual y decepcionante. 

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