Viciosidades

¿Por qué los “abuelos pobres inmigrantes” tuvieron nietos sifrinos?

La República Caurimarera de Sifrizuela vuelve a la carga. Esta vez le toca el turno a Baietti quien parte de una pregunta, "Why is sifrizuela so white?", para revisar sesuda y "sifrinamente" algunos aspectos del país que antes recibió a tantos extranjeros y su impacto en el abanico social del presente

texto: Baietti / República Caurimarera de Sifrizuela
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Venimos de la noche y hacia la noche vamos.
Los pasos en el polvo, el fuego de la sangre,
el sudor de la frente, la mano sobre el hombro,
el llanto en la memoria,
todo queda cerrado por anillos de sombra.
-Vicente Gerbasi.

Caracas, los cincuenta. Los barcos a vapor atracan las caras cicatrizadas con los horrores de la guerra en La Guaira, Puerto Cabello y Puerto Ordaz. Radio Caracas Radio ha puesto en los oídos criollos la victoria de Los Aliados y la utilidad del petróleo venezolano en la lucha contra el Eje. Catia vive en paralelo la experiencia de los tenements del Lower East Side con una diferencia fundamental: estos catires hablan el mismo idioma o un español con muletillas foráneas. Huyen de la devastación, huyen de los hombres que se creen dioses.

Los españoles, portugueses e italianos (1), dejaron todo en el viejo continente o nunca tuvieron algo. La mayoría viene del campo, de comer ‘‘las pocas papas que da la tierra’’. La política de la junta militar conocida como ‘‘puertas abiertas’’ y el rápido crecimiento económico hacen de Venezuela un país ideal con una economía que crecerá contínuamente hasta los ochenta.

En menos de tres décadas los venezolanos europeos, rápidamente integrados y asimilados, experimentan una movilidad social sin precedentes. Llegan a ser terratenientes (Alimentos el Tunal, los canarios Hernández), industriales (Empresas Sindodi; ‘‘El Imperio Pirulín’’) y dueños de amplias cadenas de supermercados (Henriques y Da Gama). ¿Cómo es que estos musiús, que de la noche venían, llegaron a ser ciudadanos de primera clase en sifrizuela?

La explicación, perhaps más trillada es la ética de trabajo europea. A ver, sí existe tal cosa como lo que describió Weber en la Ética Protestate y el Espíritu del Capitalismo pero hold your horses, estos musiús eran católicos –una ética con premisas totalmente distintas- nada que ver con el asceticismo e individualismo del calvinismo gringo.

Bueno, entonces ¿qué tal si hablamos de la ética europea en general? Sí existe un kulturearbeit distintamente moderno en el viejo continente que pudiera haber sido importado, pero decir eso sería como decir que toda persona que viene de Baruta es sifrina. Baruta es un municipio con urbanizaciones muy distintas. La mayoría de nuestros catires no son la clase media educada de las metrópolis y en la mayoría de los casos vienen de provincias donde el Estado central no se ha consolidado ni impuesto.

Italo-venezolano

Esperen, Alessia e Iñaki, esto no significa que es mentira que sus abuelitos se partieron trabajando en Venezuela, Baietti no ha dicho lo contrario. Los inmigrantes suelen estar por encima de los grupos nacionales en cuanto a movilidad social. Es una condición de los inmigrantes reconocida en la literatura económica (tomando como premisa, claro, que tengan un status legal), los abuelitos europeos no necesariamente trabajaron duro porque lo llevaban en la sangre, sino porque eran inmigrantes. Ese espíritu emprendedor de no seguir las rutas de carrera preestablecidas sino empezar un negocio (2). Ese self-made-man que según Straka (3), nuestro país llevaba al menos desde el siglo XIX pidiendo.

¿Ajá, pero por qué no pasa esto con otros grupos? ¿Por qué los demás se quedaron en situación de marginal en una época de crecimiento económico?

Aquí hay que mirar un paso atrás: el barrio no salió de la nada. Barrios como La Vega nacen de la gran migración del campo a la ciudad a mediados del siglo XX. Es más, la palabra ‘‘rancho’’ viene de ahí: las pequeñas casitas que hacían los conuqueros o los peones en los hatos. Vivir en la ciudad, fuera como fuera, era un acercamiento a los servicios públicos, a la modernidad petrolera, a las oportunidades económicas: por más rancho que sea, es movilidad social ascendente. Claro, esto responde la pregunta de la relativa satisfacción de la primera generación de los barrio-habitantes, pero no responde a la insatisfacción de los europeos.

Lo que uno quiere ser en la vida depende mucho de lo que nos dijeron que podíamos ser. Las expectativas del entorno o del grupo de referencia. Uno, siendo sifrino, va al colegio con hijos de empresarios o profesionales de alta educación. Uno no espera nada distinto de la vida que ir a la universidad (adentro o afuera), hacer un posgrado en el exterior y hasta hace pocos años, montar algo en Venezuela, trabajar en la empresa de la familia o en una multinacional. Es mentira que uno se puso a hacer un cálculo racional de lo que quería, uno simplemente sabe que eso es lo que hay, así como sabe que no se va a poner unos Converse negros de trenzas en el 2019.

Los abuelitos europeos, ya hemos establecido, tenían una ética de trabajo intrínseca a la condición del inmigrante, la ambición de querer echar para adelante y tener seguridad después de haberlo perdido todo que derivó en una cultura de ahorro, de inversión, de emprendimiento, and so on. Pero hay un segundo factor más interesante del cual no he escuchado a nadie hablar: el grupo de referencia.

Sifri-abuela

No creo tener la carga de la prueba en decir que había, en diferentes niveles, un racismo del europeo hacia el mestizo que tiende más el negro y/o indígena común de nuestras comunidades populares. Estando adentro de la sifrinidad, en la casa donde no importa ser ‘‘políticamente correcto’’, es imposible no escuchar estos comentarios sobre la inferioridad genética (una teoría ampliamente desmentida) de los más mestizos.

El punto de referencia, el espejo en donde compararse y apuntar para los europeos fueron los venezolanos blancos, que, cualquier persona que haya visitado o sea socio de un country club del país podrá comprobar, suelen ser quienes ocupan el eslabón más alto de la sociedad (principalmente por razones históricas de mercantilismo, patrimonialismo y nepotismo de las instituciones premodernas).

Ergo, hubo un match. Los europeos se veían en los venezolanos blancos y los venezolanos blancos se veían en los europeos por razones parecidas. Claro, con restricciones y diferentes citas planteadas para concretar el match. Vamos a prestarle atención a dos rasgos ampliamente importantes en la sifrinidad donde se dieron estas interacciones: el trabajo y el matrimonio.

En cuanto al trabajo, Luis Pedro España en Desiguales entre iguales, plantea un tipo ideal de cómo se salía de la pobreza en Venezuela: (a) trabajando más que los demás, (b) desligándose de la familia, del grupo primario y (c), con la ayuda de alguien que esté más arriba en la estructura: el jefe que da un ascenso, el amigo que da un préstamo, el contacto que da un buen puesto de trabajo. Al momento de ayudar para salir de la pobreza operan prejuicios y expectativas de roles. Se tiende a ayudar a quienes son del ‘‘grupo interior’’, la selección de este trampolín no es aleatoria.

Según el recientemente fallecido jesuita Ignacio Castillo, los matrimonios en Venezuela solían ser isogámicos y en caso de que no lo fueran se daban entre (a) un hombre blanco y una mujer menos blanca, (b) un hombre menos blanco adinerado con una mujer blanca, (c) una aventura que tuvo que institucionalizarse o (d) una pareja desviada de la norma. En varios casos el matrimonio con los europeos tuvo la función latente de ‘‘blanquear’’ a las familias bien — el famoso ‘‘mejorar la raza.’’ El matrimonio, es el proceso más importante e irreversible de asimilación.

2006, un país polarizado. Un hombre que se cree Dios habla de Venezuela, pero no hay ninguna mención a los personajes que conociste: para el gobierno solo existe lo indígena y lo africano, no la amalgama de nuestras tres etnias. Muerte a los sifrinos, muerte a los catires, muerte a los pelucones. La mitad del salón del colegio tiene pasaporte europeo, pero nadie siquiera había pensado en vivir afuera. Los rumores de irse se cristalizan como avalancha. De la noche venimos y hacia la noche vamos.

Ya más grande te preguntas, ¿cómo es que Chávez ganó tantas elecciones? ¿De dónde viene tanto odio? ¿Había un país de castas, un umbral del color? ‘‘¿Cómo es eso de que el juego estaba cerrado? ¡¿De qué país me están hablando?!’’…¿Quién me va a decir eso a a mí, que tengo un PhD, y mis padres no terminaron la secundaria?»(4). Pero al mismo tiempo, volteas a tu entorno y todos en la high tienden al blanco. ¿Why is sifrizuela so white?

Como casi todo en la vida, it’s not black-and-white (pun intended). Sería muy fácil empezar con el juego de los buenos y los malos y terminar todo sifri-woke, pero a) gran parte de la historia está escrita por consecuencias involuntarias (e.g. 90% de las peleas en Le Club empezando por un trago derramado en una camisa.) b) sale mejor entender las cosas como un sistema reconociendo las verdades incómodas (e.g. amiga, date cuenta) y c) en esta obra que llamamos sociedad, hay tantos ricochets de acciones, tanto efecto mariposa, que no se entiende la obra con un solo diálogo. Mejor se entiende con sus escenas de espíritu emprendedor, grupos de referencia, white privilege, asimilación y crecimiento económico. ¡Boom!

(1) En pro de delimitar el artículo, me salté el caso de los inmigrantes del Líbano, Siria, los judíos asquenazi de Europa y los sefardíes del Caribe . Para estos grupos creo que estuvo en juego una dinámica distinta donde persistieron con más fuerza los lazos étnicos, tanto por exclusión como por elección interna. En el segundo pie de página doy una posible explicación al éxito económico de estos grupos, que a diferencia de los mediterráneos, se asimilaron menos.

(2) La condición periférica del inmigrante de primera generación en la política pudo haber sido una de las causas hacia la escogencia de la vida de negocios y comercio. Weber (2002;1905), refiriéndose a la condición de los judíos en Europa, señala que en donde no tienen poder político, los miembros talentosos de este grupo minoritario suelen irse por carreras de negocios, en vez de integrarse en los talleres preindustriales. Como consecuencia, terminan sin representación política inmediata -alejados también del clientelismo del estado premoderno- pero con altos ingresos.

(3) Straka, T. (2015). La República Fragmentada. Editorial Alfa. Páginas 179-182.

(4) RIvero, M. (2012). La Rebelión de los Náufragos. Editorial Alfa. Caracas. Entrevista a Ricardo Hausmann. Páginas 266 a 267.

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