Lo cierto es que Nicolás Maduro no dejará indiferente a nadie si cumple con su promesa de quitarse el bigote, en caso de no entregar un millón de viviendas el 31 de diciembre. Una meta que luce cuesta arriba para un Gobierno que prometió limpiar el Guaire, torcerle el cuello al dólar paralelo, humanizar las cárceles, acabar con las “colas sabrosas”, o cubrir la demanda de boletos aéreos con Conviasa.
El mostacho de Maduro peligra y eso es por culpa de su propio Padre, quien vive de denuncias, amenazas y promesas cuando está en modo de campaña electoral. La sobrevivencia de este sello personal depende de que el Gobierno levante en promedio unas 4.300 casas diarias de aquí al 31 de diciembre. La palabra de Maduro está a prueba y, por lo que hemos visto (y sufrido) en 16 años de revolución, veremos a hijo de Chávez con nuevo look para 2016.
Por ello, en El Estímulo nos anticipamos a lo que podrá pasar el 1 de enero y mostramos al Jefe de Estado sin su distintivo y poblado bozo. Ese mismo del que se enamoró Cilia, asistió a los conciertos de Rock, participó en los mitines de la Liga Socialista y protagonizó la campaña presidencial en 2013.
Y usted qué piensa, ¿a quién se le parece Maduro sin bigote?