Las fuentes extraoficiales puntualizaron que de los seis hombres que entraron en la residencia del diputado del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Robert Serra, dos vestían de blanco o de "iyawo".
Un sacerdote «babalao», que lleva el título Yoruba -un grupo etno-lingüístico del oeste de África-, explicó qué significa «iyawo».
Los santeros creen que un «babalao» es conocedor del pasado, el presente y el futuro. Son de los más respetados dentro de esa religión.
Extraoficial: 6 hombres 2 de ellos vestidos de yabo habrian sometido a Robert Serra.Llegaron en vehiculo y motos «tipo comando»extraoficial
— YASMIN VELASCO (@Yasminvelasc) octubre 2, 2014
¿Cómo se reconoce un «iyawo»?
Los «iyawo» son fáciles de identificar porque se visten enteramente de blanco durante un año y les cortan el pelo. Los tres primeros meses se tapan la cabeza. Y dependiendo de la casa de santo -secta dentro del santerismo- a la que pertenezca, no pueden bailar, ingerir bebidas alcohólicas, acostarse tarde o asistir a fiestas. Estas obligaciones pueden durar desde tres meses hasta un año.
Hacerse el santo
Cuando a alguien le hacen un santo, esa persona se convierte en religiosa. “El padrino o la madrina es quien te hace el santo”, comentó el sacerdote. Le coloca los collares que son de los colores que representan al santo que lo patrocina. El babalao puntualizó que:
Estás naciendo, eres un recién nacido. A todos los que se inician en esa religión les borran todos los pecados que han cometido antes. Esa ceremonia dura siete días.
“Uno de los santos reclama tu cabeza” y su función como tu santo es ayudarte a resolver tus problemas. Generalmente los que se iniciar lo hacen por cuestiones de salud suyas o de sus seres queridos.
El padre Josiah K’Okal, misionero de la Consolata nacido en Kenia y con nacionalidad venezolana, falleció el primer de enero. Tenía 54 años de edad, de los cuales 30 de profesión religiosa. Sirvió de manera muy especial a los indígenas waraos y a las personas más pobres en Delta Amacuro durante sus últimos 15 años de vida.
Nicolás Zepeda asesinó a Narumi Kurosaki en 2016 y deberá pagar una indemnización de 220.000 euros a la familia de Kurosaki (60.000 euros por cada uno de los padres y 50.000 por cada hermana), y 5.000 euros a Arthur Del Piccolo, el joven que era novio de la víctima en el momento de los hechos
Las primeras investigaciones señalan que el femicida sostuvo una acalorada discusión con la mujer. Luego, el sujeto le vertió el combustible para posteriormente prenderle fuego