Venezuela

La guerra de las imágenes

Las imágenes importan. La psique es un aparato de producción y apropiación de imágenes. Y el chavismo, más que una ideología política, es, sobre todo, una categoría psicológica.

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Se impuso como una operación simbólica minuciosamente elaborada que culminó en la conquista totalitaria de la mente colectiva venezolana manejada desde los laboratorios de operaciones psicológicas (PSYOP) de los hermanos Castro.

Por eso, el retiro de los cuadros de Hugo Chávez y el falso Bolívar de los espacios de la Asamblea Nacional no es una equivocada o extemporánea “guerra de retratos tan falsa como la guerra económica” de la que hace falta excusare para no herir las susceptibilidades de los chavistas. Tampoco es una simple ejecución del decreto no. 7.836 del 18 de noviembre de 2010 que prohíbe el uso de la imagen y figura del Presidente de la República en bienes inmuebles propiedad del Estado o un necesario acto reivindicativo de la autonomía del Poder Legislativo.

La alharaca, el efecto viral en las redes sociales y el alcance de la difusión mundial del video de Henry Ramos Allup ordenando, de manera destemplada, autoritaria y vulgar, el desalojo de la propaganda chavista del Capitolio Federal, son indicadores del profundo impacto psicológico de la medida y del efecto simbólico sobre los procesos colectivos por venir.

Evidencia de la importancia del uso de las imágenes fueron las guerras iconoclastas entre los siglos VIII y IX iniciadas a raíz de que el emperador bizantino Leon III ordenara quitar la imagen de Jesús colocada sobre la puerta de entrada ceremonial al Gran Palacio de Constantinopla.

Los iconódulos, los adoradores de imágenes, asesinaron a las personas que ejecutaban la tarea. La iconoclasia o destrucción de imágenes es un componente fundamental de los cambios políticos y religiosos en las sociedades.

Ha ocurrido a lo largo de toda la historia de la humanidad, tanto en los grandes procesos de conquista e invasión como en los cambios políticos puntuales, en las caídas de tiranos y dictadores. La erradicación de las viejas imágenes es símbolo del inicio de un proceso de transformación, de la reestructuración del inventario imaginativo para que puedan entrar en acción otros arquetipos y otras manera de reflejar la realidad que urge cambiar.

La creación y utilización de los mitos políticos para la manipulación y dominación de las masas se fundamenta en un particular manejo de imágenes a través del aparato propagandístico. Mientras la energía psíquica de las poblaciones permanezca atada a las imágenes del poder, perduran los vínculos de dependencia.

La salida de las representaciones de Chávez de la Asamblea Nacional funcionó como una especie de conjuro o exorcismo, como escape y liberación de los demonios psíquicos que han mantenido sometida a la población venezolana durante más de 16 años.

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