La oposición y el gobierno no se pueden poner de acuerdo para fijar unos puntos mínimos de articulación para salir de esta gran crisis, pero sí se pone de acuerdo para repartirse 60/40 la proporción de curules al ParLatino y ParlaSur. Tantos insultos van y vienen de cada bancada, pero en el momento de defender de manera concreta los derechos democráticos de todos los venezolanos se terminan repartiendo la piñata.
Es verdaderamente indignante observar como detrás de esas designaciones a dedo de parlamentarios a instancias internacionales hubo un diálogo fraterno, seguro acompañado de un buen café, quién sabe si con algún otro elixir espirituoso, y nombre a nombre fue confeccionándose una lista que encajaba de manera perfecta con las aspiraciones de cada bancada, y uno se pregunta ¿Y las aspiraciones del pueblo que antes podía escoger a sus diputados al ParLatino y ParlaSur y hoy dependen de una negociación entre las cúpulas de la polarización?
Estoy seguro que existe una sola opción clara ante la situación que estamos viviendo, y que no se encuentra en manos de las actuales cúpulas políticas si la presión social no se hace efectiva.
Esta presión social es en la calle, en los medios alternos, en la organización social, debe ser expresión de las necesidades concretas y aunque no debe ser violenta sí debe tener la contundencia necesaria para garantizar que las cúpulas se vean obligadas a responder a esas necesidades concretas.
Esta nueva movilización social que está por emerger debe estar profundamente politizada pero no partidizada ni polarizada, lo que podrá permitir desde abajo subvertir el orden que han impuesto los de arriba y así girar el timón hacia la dirección correcta.
Hoy, la escasez de renta petrolera agita a las cúpulas, de esas élites que se han atornillado de un lado y el otro del poder y no permiten que los de abajo, aquellos que somos el 99% que soportamos al país, se puedan revelar sin sufrir las consecuencias de una crisis de la que no son responsables.
La necesidad de que los verdaderos responsables paguen por el desfalco a la nación y la superación de la impunidad que nos afecta, no sólo ahora sin dólares para las importaciones, sino en la calle o en las cárceles con el control del hampa sin castigo ejemplarizantes, es un clamor a gritos de todos los venezolanos. Pero también es imprescindible que exista un espacio de resolución de los problemas, con verdadera voluntad política.