En 1989, con la llegada del segundo gobierno del presidente del “milagro económico”, Carlos Andrés Pérez, entre los tecnócratas, el caracazo, el paquetazo y el golpe militar del 4F en Venezuela surgió un grupo bautizado como “Los Notables”.
Arturo Uslar Pietri, el anti-adeco de mayor estatura intelectual, se integró como pontifex maximus de estos personajes junto con Ramón Escovar Salom y Rafael Caldera, entre otros. El grupo insistió tenazmente en la gravedad de la crisis del país en aquél año y la necesidad de la renuncia de CAP para abrir la puerta a soluciones «duraderas». El gobierno de entonces le dio a este clan una importancia de primer orden que estimulaba una reincidencia golpista en Venezuela, todavía muchos convienen en que «Los Notables» fueron solo un grupo de variopintos personajes que se auto convocaron como pescadores en aguas revueltas.
La polémica traspasa los años y los gobiernos, y la teoría no siempre resulta aplicable a la práctica; pero el concepto de un intelectual cuya obra trasciende y asciende el nombre del mismo sigue siendo válido, y tal vez necesario, para un país que navega entre chaparrones y aguas estancadas.
La notabilidad de un individuo inmerso en cualquier sociedad no puede venir de otra parte que de su autoridad académica y de conocimiento, así lo afirma el internacionalista Luis Álvarez. Y es que ya no estamos en una monarquía en donde las autoridades se ejercen por herencia.
Un notable es aquél que a lo largo de su vida se forma de manera que sus pares reconocen tanto su esencia profesional como su obra. “Todo tiene que estar fundamentado en la obra. La autoridad proviene del conocimiento, la notabilidad te la dan esta, su evaluación y trascendencia”, apunta la periodista Acianela Montes de Oca.
Actualmente, en Venezuela, hacer el ejercicio de estructurar a un grupo de personas que cumpla con todas estas características casi carece de sentido, más de un consultado no lo pensó dos veces al decir que tal leyenda aquí ya no existe. Si bien hay influenciadores de la opinión pública, el margen de diferencia entre un notable -cuya figura siempre ha sido discutible inclusive en los tiempo de Uslar Pietri- y aquellos que crean tendencia en un país donde cualquier cosa crea tendencia, es amplio.
-El comodín de la llamada-
En aras de un periodo bifronte de transición que todavía no ve la luz del sol, el comodín de la llamada sigue siendo lícito.
Todavía hay profesionales y académicos que son base de referencia y llamado cuando las consultas sobre escenarios sociales y políticos del país se ciernen sobre la incertidumbre diaria. Son aquellos que no te dicen si hay pobreza, sino que van a las causas estructurales de esta.
El Padre Luis María Ugalde
Foto: Andrea Hernández
Se le conoce como académico, pero su opinión es una de las pocas que le habla con propiedad a auditorios multiformes, su voz como guía tiene la autoridad para teorizar sobre un espectro tan amplio de focos como su experiencia. Es el Director del Centro de Reflexión y de Planificación Educativa de los Jesuitas, Cerpe. Licenciado en Filosofía y Letras, Teología y Sociología. Especialista en Historia Económica y Social de Venezuela, Magister Scientiarum en Historia y Doctor en Historia, con estudios en Colombia, Alemania y Venezuela. Entre otros cargos ha sido miembro del Consejo Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE), de la Comisión Presidencial para la Reforma de la Seguridad Social y Prestaciones Sociales, y del Social Equity Forum del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington.
Recientemente, sus vaticinios sobre la base moral del país expuestos a la periodista Aymara Lorenzo se volvieron virales. Convencido de que en Venezuela se vive entre una psicología de guerra y una dictadura que solo puede ser superada si es contenido el derrumbe de la base moral del país, sus palabras cobran sentido en un terreno carente de puntos comunes y unificados.
«Eso es lo que está pasando y lo que significan los linchamientos es que «ya que usted, Estado, no funciona y no me garantiza la vida no me queda más remedio que defenderme». Una vez que se llega allí, una venganza trae otra venganza, y una arbitrariedad otra y todo se va de las manos», expresó entonces Ugalde.
Elsa Cardozo
Internacionalista, doctora en Ciencias Políticas y profesora. Ha escrito artículos y libros sobre política exterior venezolana y asuntos latinoamericanos. Abordar el tema internacional, construir escenarios poder entender el rol de la mujer y su desenvolvimiento ante escenarios con expresidentes de la república han hecho que su postura constituya una guía, o al menos una consulta de referencia hacia escenarios contextuales. Así como en la «teoría del notable» esta no solo destaca en singular, sino que logra convertir su obra en paradigma o en una opinión para poder condicionar.
El pasado febrero, en una columna para El Nacional El tiempo apremia, Cardozo sostenía sobre la situación política de Venezuela: «Es momento para releer las cuatro cartas escritas por el Secretario de la OEA, Luis Almagro, entre noviembre y enero. Y es oportuno también dejar anotada la presencia y discursos de los ilustres visitantes de estos días: Lech Walesa, Mpho Tutu y Oscar Árias. Palabras del ex presidente costarricense a nuestra Asamblea Nacional titulan estas líneas y, ahora, las cierran, con un reconocimiento a la dura faena de la dirigencia democrática que es también voluntad de apoyo: ‘Hay coyunturas en que no es hipérbole decir que un grupo de representantes tiene, si no la capacidad de operar milagros, sí la responsabilidad de evitar catástrofes’”.
Elias Pino Iturrieta
Escritor e historiador venezolano, individuo de la Academia Nacional de la Historia de Venezuela y director del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Católica Andrés Bello.
Si bien Ugalde no twitea sobre la tía Amelia y Vargas Llosa sigue sin la red social, tal vez porque lo han matado más de una vez en menos de 140 caracteres, Pino es una de esas voces que ha sabido utilizar los medios para sellar una prosa compleja. El apellido es signo de historia y conocimiento , la obra se fundió con el personaje y ahora es difícil saber cuál es cuál. Una posición firme y validada en la comuna le profieren la palabra para hacerse de un juicio que puede emigrar de las paredes de sus libros con el instrumento adecuado.
En una entrevista para el portal web Prodavindi del 2014 Pino destaca «la importancia que debe tener para nosotros, y para el desarrollo del país, mirar cada cierto tiempo hacia la independencia, pero no para repetirla, sino para refrescarla; para ajustarla a nuestras vivencias y preocupaciones, reviviendo todo aquello planteado en papel, en el credo de nuestra fundación, para intentar convertirlo en realidad, ya que la independencia nos legó el más importante tesoro de la nación, el credo republicano, y desde entonces en nuestra sociedad nadie ha jurado ni negado ese credo».
Entre consultas y discusiones para este artículo también surgió el nombre de referencias del mundo literario y económico como Rafael Cadenas, Asdrúbal Baptista, Margarita López Maya, Maritza Montero, Irene Pérez Schael, Germán Carrera Damas, Guillermo Morón y Tomas Estrada. Note que a la mayoría se les conoce por su obra y la trascendencia de esta, conciencia colectiva para el abordaje de una situación. No son precisamente los más visibles, los que declaran en podios y convocan a ruedas de prensa, pero suele pasar con frecuencia que en algún momento descubrimos que tienen años influyendo en nuestra sociedad .
El # de las tendencias
Luego están los creadores de tendencias o «intelectuales mediáticos», aquellos que saben comunicar sus ideas y forman una viralización de premisas. Aunque se puede terminar confundiendo entre la maraña de información que bombardea todos los días a los usuarios, ese instante de lucidez y exportación de datos/pensamientos queda rondando en la memoria del venezolano para su reflexión o crítica. Por ejemplo, el pasado 6 de abril, desde el arte, la academia, la historia, la salud, el turismo, el derecho, las letras y el humor un grupo de personalidades se pronunció a favor del referéndum revocatorio como salida constitucional al gobierno de Nicolás Maduro. En el acto el #YoRevoco se convirtió en la principal tendencia en Twitter. Es de esta manera que pueden actuar los formadores de opinión, aquellos políticos, periodistas, comentaristas de radio, «politólogos», blogueros, artistas, personalidades, religiosos, y todo aquel con acceso a un medio de divulgación masivo o un micrófono.
Otro ejemplo podrían ser los artículos de Leonardo Padrón o de Laureano Márquez, que encabezan mensualmente las conversaciones de los venezolanos. Sótanos kilométricos, cartas sugestivas y textos con poderes barbitúricos logran con su prosa llegarle a una audiencia carente de atención y definiciones para un escenario de país insólito y explosivo. Son piezas de opinión que trascienden el papel o la pantalla por su capacidad para comunicar a través de un medio.
Mientras tanto, la tecnología ha llevado a que se simplifiquen muchas cosas. Ha dejado figuras que pueden sobresalir en áreas muy concretas: guías, motivadores como Michael Melamed, políticos como Henrique Capriles o Leopoldo López, gente que crea una tendencia focalizada que expandida puede desarticular la misma. Tal vez como el producto de una sociedad que se expresa en 140 caracteres con la urgencia de la inmediatez.
A medias
Aunque se trató de responder a la pregunta, el ejercicio queda a medias. Todos los días alguien está tratando de convencer a otra persona sobre un revocatorio necesario o innecesario -según el punto de vista desde el que se vea- sobre planes y medidas, sobre Dios y las estrellas, sobre secretos conspiracionales.
Pero en una época en donde la definición de líder se asume casi fortuitamente, parece haber otro guía necesario cuya autoridad académica y trascendencia de obra se fusione con las cabecillas sociales.