Ni la lluvia, ni el sol y mucho menos las largas horas de espera impidieron que los adultos mayores salieran a validar sus firmas este lunes en el Polideportivo La Boyera, municipio El Hatillo.
Mientras un grupo de señoras rezaba el rosario en plena cola, otros se apoyaban de sus andaderas y bastones para poder avanzar. Se cubrían del sol con paraguas, gorras y hasta sombreros de paja.

Josefa Montes, de 76 años, tardó cinco horas y media para poder entrar al centro. Validó su firma porque quiere un cambio para Venezuela. Fue acompañada de Rebeca de Anzola, de 65 años, quien declaró que firmó porque quiere salir de esta «terrible crisis».
La señora Tatiana Pérez llevaba tres horas en la interminable fila y aseguró que estampó su rúbrica para un revocatorio porque quiere la libertad y el progreso del país: «Nunca Venezuela había estado como está ahorita», dijo.

Solo dos máquinas
Katiuska Castro, una asesora de inversiones de 57 años, llegó con un grupo a las 11:00 de la mañana y a las 2:00 de la tarde aún no había podido entrar. Tenía al menos unas 400 personas por delante. «Tenemos la esperanza de que vamos a validar hoy mismo», afirmó.
Castro cree que con la celebración de un revocatorio presidencial los venezolanos puedan «recuperar» el país, la democracia, la libertad y el derecho de poder comprar en el mercado lo que quieran y cuando quieran.

Víctor Bocaranda, economista de 68 años, tuvo un poco más de suerte que otros adultos mayores, debido a su padecimiento de salud. «Sino imposible», dijo. Sin embargo, con todo y la prioridad que le dieron, tardó al menos una hora para entrar pero solo un minuto en validar.
«Hay demasiada gente y es imposible que todos puedan validar hoy. Pero el proceso es rápido», señaló.
Alirio Oliveros, ingeniero de 67 años, llegó a las 8:30 de la mañana. Pasadas las 2:00 de la tarde decidió retirarse sin haber validado su firma. «Con dos máquinas es imposible, van a tener que poner dos colas o instalar más captahuellas. Me voy a ir y vendré mañana», sostuvo.

«¡Queremos validar»
Pasadas las 3:00 de la tarde, unas 899 personas habían cumplido con el proceso que dura máximo un minuto y medio, según confirmó la coordinadora electoral Marisol Basó. Al Polideportivo también acudieron este lunes electores de los municipios Baruta, Chacao y Sucre.
A pesar de que todo funcionó sin ningún inconveniente, solo dos captahuellas estaban disponibles en el interior del centro. Cuatro funcionarios del Plan República y tres de Polihatillo custodiaban la seguridad del lugar.

Cuando faltaban pocos minutos para las 4:00 de la tarde, los ciudadanos comenzaron a desesperarse. Gritaban con impotencia que querían validar su firma.
«Entren a la fuerza. Cuando hay elecciones se vota hasta la noche», gritó un señor que llevaba desde temprano en la cola. «Pongan más captahuellas», gritaba otra.
La gente se alebrestó porque ni siquiera era la hora de cierre y los organizadores querían cerrar las puertas. «Dictadores, váyanse para Cuba», coreaba un grupo. Algunas personas denunciaron una Operación Morrocoy. «Los que se están poniendo brutos son los del CNE», dijo un señor de 62 años.

La impotencia de la gente que permanecía en cola logró que dejaran pasar a otro grupo. Sin embargo, al menos 1.000 personas quedaron postradas a las afueras del Polideportivo sin poder cumplir con el proceso.
Las puertas cerraron a las 4:04 de la tarde por orden de los operadores del CNE. El concejal del municipio El Hatillo por Voluntad Popular, Reinaldo Díaz, informó que este martes la logística sería diferente y afirmó que negociarían para abrir más temprano.

«Lamentablemente metimos la mayor cantidad de gente posible», dijo al tiempo que aseguró que la jornada de este lunes podría llegar a unas 1.400 firmas validadas. «Estamos trabajando corrido. En la medida en que avance el proceso podremos ejercer más presión», sostuvo Díaz.

