Venezuela

La fragmentación de las comunicaciones en Venezuela

He intentado encontrar una sola palabra que ayude a explicar lo que ocurre en materia comunicacional en Venezuela. Ha ocurrido y sigue en marcha un cambio significativo tanto en la generación como en la recepción de noticias, siendo lo más impactante la ausencia de informaciones “en caliente” en la pantalla de televisión que permitan saber qué está ocurriendo, al momento.

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Periodismo

Ante la ausencia de un referente mediático creíble y de impacto genuinamente nacional (como otrora tuvieron Venevisión y RCTV) que informe de manera responsable sobre lo que está ocurriendo, la sociedad se ha volcado a las redes sociales y medios digitales. En un contexto, como el venezolano, de muchos sucesos y acontecimientos, estamos en presencia de una polifonía informativa. Vivimos (y padecemos) la fragmentación.
Participo en un par de chats de periodistas profesionales, algunos de ellos con posiciones de responsabilidad editorial en medios digitales, otros incluso corresponsales de prensa extranjera.
El intercambio a través del Whatsapp invariablemente incluye frases de este tipo: “¿supieron lo que está pasando en tal lugar?” o “¿escucharon las declaraciones de fulano?”. Acto seguido una parte del grupo sabe de qué habla el colega, la otra parte pone en duda la veracidad y pregunta por la fuente y otra parte del chat, en menor medida, hasta pone en duda de que eso sea noticia del día y lanza: “esto me parece que es del 2014”.
Toda esta discusión entre periodistas de diversos medios, que tiene lugar cada día, y que en contextos como durante abril de 2017, cobra mayor dinamismo, a mi juicio deja en evidencia mi hipótesis: incluso los que deben informar no saben a ciencia cierta qué está ocurriendo en el país, no al menos de una forma total. Quiénes tienen el rol de informar también están inmersos en la fragmentación. En uno de esos chats, por ejemplo, se reconstruye la realidad por pedazos que aportan uno u otra colega periodista.
Es un fenómeno global el desplazamiento paulatino que van generando las redes sociales. El lugar en el que se informa la gente, y es una tendencia internacional, va pasando de la televisión, la radio y el periódico impreso, a los teléfonos inteligentes, tabletas y computadoras personales.
En otros países es una tendencia paulatina. En Venezuela tenemos decisiones políticas que afectaron a los medios tradicionales, con lo cual en corto tiempo se ha vivido una suerte del salto al vacío informativo. En otras sociedades, si bien hay un creciente consumo informativo a través de los dispositivos inteligentes, siguen existiendo medios tradicionales, creíbles y con alcance nacional, cuya consulta para saber qué ocurre es un asunto libre de toda sospecha.
Igual ocurre con la acción política. Donald Trump, en su campaña electoral, fue sumamente incisivo y polémico en sus redes sociales, especialmente con el Twitter, pero tuvo una estrategia consistente de apariciones televisivas por las señales nacionales de la televisión clásica estadounidense.
La acción política, en este tiempo en Venezuela, corre el riesgo de naufragar en la fragmentación. Algunos analistas que he consultado durante mi programa de radio, como Oswaldo Ramírez, consideran que una aparición en televisión de dirigentes nacionales de la oposición podría servir de catalizador para el descontento. Mi colega en la radio, el politólogo Piero Trepiccione, lo resume de esta forma: “10 minutos de Capriles en Venevisión y Televen con un mensaje preparado cambiarían el escenario político”.
Debe recordarse que un mensaje televisivo por una señal nacional tiene un impacto muy distinto que un tuitt o una serie de mensajes por las redes sociales, por más amplio que sea el número de seguidores.
Por televisión un vocero tiene la capacidad de llegar en directo y que millones de personas vean al mismo tiempo un mensaje, por un medio que como la televisión puede tocar el corazón. Los mensajes por las redes sociales llegan de forma dispersa, un mensaje es sustituido rápidamente por otro, hay muchas voces hablando al mismo tiempo y la posibilidad de una conexión emocional genuina se diluye.
No creo que algo como lo que sugiere Piero vaya a ocurrir en el actual contexto venezolano. El gobierno tiene control y ejerce su hegemonía comunicacional, especialmente en la pantalla televisiva. La sociedad para informarse y la dirigencia política para trazar su estrategia deberán navegar en la fragmentación de redes sociales y medios digitales, al menos en los tiempos que corren.]]>

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