Miles de venezolanos están en alto riesgo por coronavirus
Mayores de 65 años abandonados, enfermos crónicos sin medicinas y niños desnutridos forman en Venezuela la primera línea de víctimas potenciales de la pandemia de Covid-19, provocada por el coronavirus. Si se cumplen los patrones de contagio de Italia y España, aquí también podría haber centenares de muertes.
Venezuela es uno de los países más expuestos de América ante la pandemia del coronavirus. Miles de enfermos crónicos y adultos mayores están en alto riesgo de ser las primeras víctimas potenciales, porque viven en la pobreza y dependen de un sistema de salud ya en ruinas.
Entre estos colectivos de personas estarán las primeras bajas -varias decenas- si se cumple aquí la tendencia de otros países, según se desprende de datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Los indicadores económicos y sociales de Venezuela son dantescos.
En los últimos 25 años Venezuela ha sido uno de los países de América y el Caribe con el peor desempeño en indicadores sociales, según la OPS y de la Organización Mundial de la Salud, con registros publicados a finales de 2019.
En el caso de Venezuela no se incluyen resultados actualizados de los dos últimos años, cuando la depresión económica y la hiperinflación enterraron aún más todos los indicadores.
Este es uno de los tres países del hemisferio con peor aumento de la esperanza de vida al nacer (0,7 años), después de Jamaica (0,3 años) y Montserrat (0,1 años).
En contraste, Bolivia experimentó el mayor avance, con 14 y 11 años más para mujeres y hombres, respectivamente.
Otros aumentos notables promedio se evidenciaron en Guatemala (9,2 años), Haití (8,2 años), Perú (7,8 años) y Brasil (7,5 años).
En el mundo la letalidad frente a este coronavirus ha sido del 15% y puede ser superior al 80% en personas con condiciones de salud previas, advierten los activistas.
«Es imperioso privilegiar la dotación de los protocolos farmacológicos para las personas mayores con padecimientos crónicos como cáncer, esclerosis múltiple, VIH, padecimientos mentales y otros que en sí mismos suponen riesgos letales. Así como para diabetes, hipertensión, infecciones respiratorias agudas, depresión y convulsión, cuyos índices de escasez en 11 ciudades de Venezuela superan el 60%», advierten.
La OPS estima una población total de 28,5 millones de habitantes en Venezuela, de los cuales 88 de cada 100 viven en centros urbanos.
2,2 millones en riesgo
De la población total del país, el 8% son mayores de 65 años.
Eso deja de entrada una población más vulnerable al coronavirus de 2,28 millones de personas.
Si vemos el coronavirus como un incendio que se propaga por el mundo, en Venezuela hay demasiado calor y pasto seco. Por eso la prevención y la cuarentena son el mejor cortafuegos para frenar la pandemia.
«Hablar de población vulnerable en un país donde prevalece la desnutrición, la insalubridad y otras condiciones básicas para la erradicación del virus, de cualquier virus, no es fácil», explica una médico especialista en neumonología y profesora universitaria.
«Es muy difícil predecir cual es el grupo más afectado. Si nos mantenemos dentro de la literatura es el grupo de la tercera edad. Sin embargo en la trascurrir de las semanas nosotros podemos evaluar el comportamiento del virus dentro de la población venezolana», explicó.
Aunque las condiciones de Venezuela no son las mejores, «esperemos que el virus mute, cambie, que nuestras condiciones climáticas nos favorezcan más que en otros países», agregó.
«El problema es que todos somos vulnerables», señala.
«Todo el mundo tiene que lavarse las manos, resguardarse, mantener las normas de higiene y la prevención, quedarse en casa. Cuando salgas tienes que tener realmente la necesidad de salir de casa. Que nos dejen a nosotros el trabajo de estar en la calle», agrega.
Lo más inteligente en Venezuela hoy es evitar a toda costa contagiarse de un enfermedad potencialmente letal entre los más vulnerables, aquellos que ya viven en alto riesgo.
Un sistema sanitario colapsado
El sistema público de salud ya está colapsado. Por aquí no hay cobertura de seguros privados en moneda local y el país sufre una pavorosa depresión económica.
Aunque una persona sana no sufra las consecuencias, sí puede contagiar a cualquiera de esos miles de pacientes crónicos, en alto riesgo. En Venezuela son comunes las enfermedades cardiovasculares, renales, desnutrición, cáncer, tuberculosis, diabetes, VIH/Sida.
Este cuadro hace más urgente que las personas atiendan las normas de prevención y confinamiento en sus casas, pues esa puede ser la única receta para miles de enfermos potenciales.
El sistema de salud de la empobrecida Venezuela es uno de los más precarios del continente y del Caribe, de acuerdo a datos históricos. Se compara con los peores de otras naciones del hemisferio, inclusive con los de países que históricamente eran los más pobres de Centroamérica y del Caribe.
Venezuela, además, padece la única hiperinflación del planeta. Sufre un deterioro general de su infraestructura y carencia general de servicios básicos, como agua, electricidad, gas de cocinar y combustibles para vehículos.
“Pero, basado en la información actualmente disponible y la experticia clínica, los adultos mayores y personas de cualquier edad que tengan serias condiciones médicas prevalentes podría estar en el más alto riesgo de enfermarse severamente del Covid-19”, advierte.
Esas condiciones de alto riesgo incluyen a personas mayores de 65 años y a quienes habiten en hogares de cuidado diario o de larga estancia.
También a quienes padecen otras condiciones de riesgo:
Personas con enfermedades pulmonares crónicas, o asma moderada y severa.
Con serias condiciones cardíacas.
Cuyo sistema inmunológico está comprometido, como pacientes de cáncer.
Personas de cualquier edad con obesidad severa (índice de masa corporal por encima de 40).
Con cualquier condición médica prevalente, particularmente si no está bien controlada, con diabetes, fallas renales, o enfermedades del hígado.
Mujeres embarazadas deben ser monitoreadas porque están expuestas a enfermedades virales severas, aunque hasta ahora la data respecto a la Covid-19 no ha mostrado un incremento del riesgo, señala el documento del Centro norteamericano.
“Muchas condiciones pueden provocar que las personas tengan comprometida su inmunidad. Esto incluye tratamientos de cáncer, fumar, con órganos trasplantados, trasplante de médula, deficiencias de inmunidad, condiciones de HIV o Sida pobremente controladas, con uso prolongado de corticoides y otras debilidades de inmunidad asociadas a medicaciones”, advierten estos científicos.
Datos implacables
En Venezuela, la llamada tercera edad no tiene ingresos suficientes (las pensiones y jubilaciones equivalen a 4 dólares por mes), ni acceso a un sistema de seguridad social, a clínicas privadas, ni siquiera a medicinas o alimentación sana.
Huérfanos de hijos y nietos
Unas 900.000 personas mayores quedaron como huérfanos por la diáspora, cuando sus familiares más jóvenes abandonaron el país para escapar de la peor crisis económica y social vivida por Venezuela desde la Guerra Federal, en el siglo 19.
También hay muchos mayores que quedaron como jefes de la familia de sus hijos ausentes.
El gasto público en salud como porcentaje del Producto Interno Bruto (suma total de riqueza que genera un país) es de 0,8% del PIB, el más bajo del hemisferio, junto con el de Haití.
Los venezolanos están entre la población que se va más obligada a gastar de su bolsillo para cubrir los gastos en salud, con un 40% del total en promedio.
Solo es superada por República Dominicana, con 44,6%, Ecuador, 40,5%, y México, 40,4%.
En cuanto a personal para luchar contra la epidemia, Venezuela solo disponía en 2018 (antes de la mayor diáspora) de 17,3 médicos por cada 1.000 habitantes, muy por debajo del promedio de toda América y el Caribe, de 23,1 por mil.
Sin vacunas ni medicinas
Mientras en el mundo investigadores todavía tratan de entender los riesgos potenciales de la Covid-19 y su impacto en la población en general, las cifras de Venezuela describen los riesgos mayores.
Solo el 60% de los niños menores de un año de edad habían sido vacunados en 2018 contra la difteria, tétanos y tos ferina (vacuna DTP3). En solo 20% de los municipios del país estuvo disponible esa vacuna, en sus tres dosis.
Esa es la cifra más baja en esta parte del mundo, después de Bolivia (14%) y Paraguay (13%).
Solo el 18% de los bebés fue inmunizado contra el rotavirus, una enfermedad potencialmente fatal que se propaga muy fácilmente en las familias, hospitales y guarderías infantiles.
Solo el 74% de los niños habían recibido en 2018 la vacuna triple (sarampión, rubeola, parotiditis). Ese es el mismo porcentaje que en Haití y son las cifras más bajas en toda América y el Caribe.
Grupos en alto riesgo
Solo el 7% de los niños venezolanos menores de un año fueron vacunados con la PCV3, que previene la gripe porcina en humanos. En el promedio de los países andinos la cobertura es del 72% y en Centroamérica 89%.
Solo el 53% de los bebés fueron vacunados contra la polio, la tasa más baja de toda la región, seguida de Haití, con 66%.
Los adultos hipertensos son otra parte de la población de alto riesgo para el coronavirus y para enfrentar las formas más violentas de la Covid-19.
Pues, según datos del 2015, cuando no había estallado la peor parte de la crisis venezolana, ya el 21,5% de los hombres y el 15,7% de las mujeres eran hipertensos.
Las cifras están ligeramente por encima del promedio de la zona andina para hombres y mujeres (19,9 y 15,2%, respectivamente).
La diabetes es otra condición prevalente peligrosa para después contraer el coronavirus.
Resulta que en 2014, el 9,9% de los hombres y el 9,0% de las mujeres en Venezuela tenían diabetes mellitus (glucosa alta, no necesariamente insulinodependientes).
Salas de emergencias ya saturadas
En los últimos cinco años se agudizó la escasez de medicinas en Venezuela.
Con la falta de insulina y sus altos precios, centenares de pacientes no pudieron mantener sus tratamientos de forma estable, según denuncias de pacientes y activistas organizados.
En esta colección de estadísticas nefastas, Venezuela presenta otra gran vulnerabilidad: es campeón en muertes por causas externas, lo que incluye homicidios y feminicidios, agresiones, suicidios y accidentes de tránsito.
Esto significa que el precario sistema de salud del país normalmente está bajo presión en sus salas de emergencia, más que ninguno otro de la región, en términos proporcionales, y en ausencia de desastres naturales o grandes accidentes.
Venezuela registra una tasa de 110,5 muertes por causas externas en promedio, apenas superada por Guyana, con 112,9, país vecino con 700.000 habitantes.
Pero en Venezuela, la cifra sube a 193,8 por cada 100.000 habitantes cuando se trata de hombres.
En total, en 2016 murieron por causas violentas casi 31.500 personas en el país.
Pero las salas de emergencias de Venezuela también suelen ser saturadas como consecuencias de accidentes de tránsito terrestre.
Con 69,4 hombres muertos por cada 100.000 habitantes y 12,8 mujeres, este es el país del hemisferio con más defunciones por estas causas, según los datos de 2016.
Primer lugar en homicidios
El coronavirus también le disputará tumbas a los homicidios.
En Venezuela en 2016 fueron asesinados 90,3 hombres por cada 100.000 habitantes y 6,7 mujeres, lo que supone la tasa más alta del hemisferio y una de las más altas del mundo en un país en tiempos de paz.
Venezuela también registra altas tasas de muertes por accidentes cerebros vasculares, enfermedades isquémicas del corazón y cáncer.
En cuanto a las enfermedades transmisibles, las estadísticas también son desalentadoras:
En 2018 fueron notificados 404.924 casos de malaria, el doble que Brasil (194.512) .
Pero el vecino del sur tiene casi 10 veces la población venezolana y vastos territorios tropicales donde esa enfermedad es endémica desde la Colonia.
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