Historia

Fidel Castro, el seductor de políticos en Venezuela

Décadas de dictadura cubana hicieron mella en tierra firme. Tanto dio el cántaro hasta que lo logró: Fidel Castro se abrió paso en la política venezolana, con los cambios gubernamentales de la Cuarta y continuidad ideológica de la Quinta incluidos. Lo que comenzó el siglo pasado con una relación cordial terminó en fusión, dependencia y dominación, materializados en el socialismo del siglo XXI

Fotografía de portada: AP | Fotografías dentro del texto: AP y Vasco Szinetar
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Tres días de duelo decretó el Gobierno venezolano por la muerte del expresidente de Cuba, Fidel Castro, fallecido el 25 de noviembre. Tres días en los que se suspendieron conciertos ya pautados del Festival Suena Caracas 2016 y en los que el Ministerio de Relaciones Exteriores emitió un comunicado lamentando la pérdida de uno de los dictadores más emblemáticos de América Latina, la cabeza del régimen autocrático de mayor longevidad en el continente: “Tuvo Venezuela en Fidel Castro el más grande, solidario y afectuoso de los amigos; un maestro y un guía que diseñó, junto al Comandante Hugo Chávez, la nueva arquitectura de la integración regional, basada en la solidaridad, la complementariedad, el trato justo y la visión humana”, reza el texto publicado al día siguiente del deceso.

No sorprende el luto venezolano –en concordancia con el de Nicaragua, Perú, Bolivia, Argelia y Corea del Norte- luego de la cercanía más que evidente de las naciones del Caribe. Fidel Castro dejó huella patria, especialmente desde finales de los 90 y repotenciada con el gobierno del también fallecido expresidente Hugo Chávez. Sin embargo, el líder de la revolución cubana ha estado presente en la política exterior criolla desde mediados del siglo pasado, un año luego de la caída del régimen de Marcos Pérez Jiménez, cuando pisó por primera vez suelo venezolano. Con una revolución en marcha, Castro llega a Venezuela el 23 de enero de 1959, cuando lo recibieron más de 20 mil personas en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar. Fue el primer viaje al exterior luego del triunfo de la revolución cubana el primero de enero de ese mismo año.

Llegada-Fidel-a-Venezuela-1959

“Hay que unirse cada vez más, hay que estrechar cada vez más los lazos de pueblo a pueblo y a eso he venido a Venezuela, a traer un mensaje, no de casta o de grupo, sino un mensaje de pueblo a pueblo”, afirmó en el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela durante su estadía de dos días en la capital, cuando fue vitoreado. A pesar de las grandilocuencias de su discurso, el politólogo Guillermo Tell Aveledo afirma que “el gobierno de Caracas se mostró tímido a la hora de apoyarlo, en una especie de jugada con Estados Unidos con quien mantenía una relación estrecha y que rechazaba la visión antiimperialista de esta etapa de la revolución latinoamericana”.

Wolfgang-Larrazábal-y-Fidel-1959

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Desde entonces, Venezuela se perfilaba como un posible eje de la revolución de Castro, indica el abogado, político, exparlamentario y exguerrillero Américo Martín, quien afirma que el cubano “siempre tuvo su mirada en Venezuela para liderar y asentar su propia revolución, contraria a la doctrina de Rómulo Betancourt”. Se perfilaba al punto intentar invadir el país por las costas del estado Miranda, el 8 de mayo de 1967, cuando una docena de guerrilleros comunistas y espías cubanos desembarcaron en la playa de Machurucuto. Tres días después, el Ejército de Venezuela y la Guardia Nacional capturaron a dos combatientes que intentaba tumbar el gobierno de Raúl Leoni. El resto de los implicados falleció en el enfrentamiento. “Fue una etapa de gran tensión. Los vínculos del gobierno de Cuba con los sectores políticos de izquierda venezolanos estuvieron al margen del Gobierno en esa época”, explica el internacionalista Oscar Hernández Bernalette.

Fidel-y-Rómulo,-1959

La apertura se gestó de a poco con la llegada de Carlos Andrés Pérez a la Presidencia de Venezuela por primera vez en 1973. Hernández Bernalette explica que se generó una cordialidad inesperada, especialmente cuando “se pensaba que la relación sería tosca y dura por haber sido Ministro de Relaciones Interiores (1962-1963) y haberle dado duro a la guerrilla de izquierda. Surge una especie de relación de coexistencia a pesar de que Cuba mantenía su línea de exportación de la revolución bastante agresiva. Significó un gran empujón para Cuba”. Así se evidenció cuando Castro hizo presencia en las investiduras presidenciales de “El Gocho”.

Fidel-y-Caldera-1959

Como este, se generan ‘contactos’ en las políticas internacionales de ambos gobiernos. De acuerdo con Aveledo, Pérez creía en la posibilidad de influir en una democratización de Cuba, “lo que derivó en una amistad entre países, aunque no logra la incorporación de la isla al Sistema Interamericano”. Es por ello que nace una relación más estrecha con los gobiernos adecos posteriores a 1970, que serían más amistosos con los movimientos de izquierda de América Latina, aclara el politólogo. Por ejemplo, en 1984 el electo Jaime Lusinchi invitó a su toma de posesión de la Presidencia de la República al sandinista Daniel Ortega.

Aveledo, en su Facebook, recordó una anécdota de la otra acera, del socialcristianismo:

Enero de 1989. Eduardo Fernández es el líder de oposición, y recibe una invitación personal desde la embajada cubana para reunirse con FIdel Castro en su venidera visita a Caracas, invitado de honor a la toma de posesión del Presidente Pérez. Se reúne Fernández con su grupo cercano para discutir qué hacer y cómo atender la convocatoria. Aunque asuntos eventuales de política bilateral y regional podrían ser discutidos, la preocupación central es no verse seducido por el carisma del personaje.

Luis Alberto Machado aconseja: «Fernández, cada vez que Castro diga algo, piense: «Es un asesino»; «Es un sátrapa»; «Es un tirano».- ¡Que no se le olvide, Fernández!».

Asiste Fernández al recién construido Eurobuilding, construido con capital español que pronto entraría a Cuba. Todo el hotel postrado para la comitiva, sin otros visitantes.

Castro lo recibe, con el personaje medido, y muy al día de la política venezolana: «Le dije a mi amigo Carlos Andrés que Ud. casi le gana»… «Ud. es uno de los venezolanos mejor preparados para ser presidente»… «Espero que sea Ud. nuevamente candidato de Copei en 1993, y evitemos los roces que tuvimos con el presidente Herrera Campins»… Fernandez, serio y distante, se aferraba al consejo de Machado («Es un asesino»; «Es un sátrapa»; «Es un tirano»…). Pero lo que no pudo evitar causar una carcajada descreída en Fernández fue la despedida del presidente cubano: «Lamenté la actitud del Dr. Caldera en la campaña. Un líder democrático no debe aferrarse así al poder».

Durante esa visita de 1989, al dictador se le hizo una cena de gala en Caracas con asistencia de buena parte de la clase política nacional, mientras que desde la Academia se firmaba un “Manifiesto de bienvenida a Fidel Castro” firmado por casi 1.000 intelectuales, profesores universitarios y gente de la cultura.

Toma-de-posesión-CAP-1989

Presidentes-1997

El santo nuevo

Hugo Chávez, con sus ínfulas de poder y su pensamiento izquierdoso, cambió el panorama cubano. Sus inclinaciones ideológicas y la apertura política significarían un giro de 180 grados para la pequeña nación que recién perdía el apoyo comunista del norte de Asia. Venezuela vino como anillo al dedo justo luego de la disolución de la Unión Soviética entre 1990 y 1991. “Al desaparecer, la revolución cubana estaba destinada al fracaso, porque la ayuda económica soviética fue total. Chávez hizo lo imposible para que sobreviviera”, argumenta Américo Martín.

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Para Aveledo, fue una apuesta que triunfó. Incluso, recuerda cuando Chávez –luego de liderar un golpe de Estado fallido- es recibido en Cuba el 14 de diciembre de 1994, siendo el primer país que lo recibe con honores de jefe de Estado, sin serlo. “Fue básicamente un enamoramiento lo que hubo entre Chávez y Castro. Nunca en nuestra historia habíamos estado tan prendados de un régimen o una política de Estado, nunca al grado que teníamos con Cuba”, explica el politólogo. La relación de los fallecidos la equipara con un padre y su hijo, tutor y tutelado, siempre extrapolada, con un Chávez “completamente seducido” y un Castro ávido de oportunidades. El abogado y político Martín complementa la conexión entre expresidentes con dos aspectos clave: “La posibilidad de perpetuarse en el poder desde la ideología de izquierda y la aplicación de un régimen de dominación de las instituciones públicas. Era una alianza que le convenía a Chávez, o eso creía, y sin la menor duda le convenía a Fidel”. La relación entre ambos mandatarios, como del cubano con otros gobernantes, es explorada en el libro Los hombres que erotizó Fidel, de Eleonora Bruzual y Luis José Uzcátegui.

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Desde entonces, las visitas de Castro a Venezuela se hicieron más frecuentes, igual las fotos y las apariciones públicas. El exministro Luis Miquilena, el creador del político Hugo Chávez que sustituyó al golpista, fue de los que vio crecer la semilla de la revolución cubana, en Venezuela y en los ojos del Primer Mandatario que condujo al poder por vía electoral. “Lo de Fidel fue ignominioso. Una vez estábamos los tres, Chávez, Fidel y yo, frente a la casa donde nació Chávez, en Sabaneta, y Fidel dijo: ‘Mira, Hugo, dentro de 500 años, a esta casita donde tú naciste vendrán en procesión todavía a rezar y rezar’. ¡Vagabundo! ¡Esa vaina no se la creía ni él! Pero había descubierto la vanidad del personaje y por esa vía se dedicó a beneficiarse con prebendas. Fidel quebró a Chávez a punta de halagos. Venezuela le ha dado más a Cuba que Rusia”, declaró en una entrevista concedida en 2013 al periodista Diego Arroyo Gil, publicada luego de su muerte en Runrun.es.

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Para el internacionalista Hernández Bernalette no existen dudas de que Castro “conquistó” a Chavez. Se apoya en los más de 150 acuerdos bilaterales que se firmaron durante los 16 años de gobierno chavista, en áreas como el sector salud: se calculaban cerca de 32.000 médicos cubanos trabajando en el país y más de 176.000 venezolanos habían sido atendidos en Cuba hasta la muerte del ‘líder intergaláctico’, además de las 676.000 personas operadas gracias a la colaboración con la isla, según reseñó El País de España. “Cuba comenzó a proveer servicios y bienes a Venezuela bajo el compromiso del suministro de crudo y derivados del petróleo. Era una gran oportunidad porque Cuba pasaba por una crisis económica, había perdido su teta fundamental de recursos al desligarse de la Unión Soviética”, afirma. Mama que encontró en Venezuela luego de la consolidación de Chávez en el poder. De acuerdo con El País de España, la ayuda económica venezolana alcanzó los 6 mil millones de dólares un año antes de la muerte de Chávez, en marzo de 2013, cifra exorbitante comparada con los intercambio comerciales en la era prechavista, que no superaban las decenas de millones de dólares. A ello, se le añade el suministro de más de 100.000 barriles de petróleo con un precio preferencial, tendencia afectada por el desplome de los precios del crudo a nivel internacional y el deterioro de la situación política y económica de Venezuela.

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“Existía una dependencia de Cuba con otros países de Latinoamérica, como Brasil y Uruguay, pero no tanta como la de Venezuela, no al extremo de repetir su modelo, de sacrificar su propio desarrollo”, se lamenta Martín. Para Aveledo, se abrieron las puertas absolutas desde 1999 a la influencia cubana. La influencia fue clara, evidente. Aún lo es, según el politólogo: “La autoridad que tiene un funcionario cubano en las oficinas públicas del país es tan grande todavía que no ha sido posible cambiar esa relación”, indica.

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La muerte del líder de la revolución cubana no significará una piedra en el camino para el mantenimiento de las relaciones bilaterales entre Cuba y Venezuela. Hernández Bernalette no lo percibe como un cambio importante, aunque descarta la creación de programas similares a los que se crearon durante el gobierno de Chávez por la falta de recursos –económicos de Venezuela y humanos de la isla. “Los escenarios de cambio de Cuba obligan a prestar mayor atención a sus realidades para superar limitaciones económicas. Venezuela, en la medida que siga apostando al régimen cubano, seguirá siendo monitoreada, en la medida que Venezuela lo quiera”.

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El presidente Nicolás Maduro, antes de asistir a los funerales de Estado en Cuba, afirmó que “es Fidel Castro el libertador de nuestros pueblos del siglo XX con proyección al siglo XXI”, mientras que en su cuenta Twitter escribió: “A tod@s l@s Revolucionari@s del Mundo nos toca seguir con su Legado y su Bandera de Independencia, de Socialismo, de Patria Humana”.

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