Gente del oficio

La sorprendente historia de la cerveza Benitz

Desde la montaña de la Colonia Tovar hasta las calles del Jarillo, se siente el aroma de la cebada que sale de la fábrica Benitz, una cerveza con historia que trasciende imaginarios y si esta semana piensas ir para celebrar Oktoberfest, este es un must que no te puedes perder

Fotos: Oriana Milu | Agradecimientos: Colonia Tovar
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Desde la llegada a la planta de la Benitz, el aroma sale de cualquier esquina, da vueltas cual serpiente y llega a tu nariz de forma inevitable. Así es una de las cervezas artesanales más ricas de la Colonia Tovar aunque la cuestión de los sentidos vaya mucho más allá del olfato.

Lo interesante es que esta marca tiene mucho que contar, honra historias increíbles y sabores inconfundibles. Enrik Maldonado es uno de los oradores de estos cuentos verídicos y uno de los socios dentro del proyecto de la marca. Nacido en Caracas pero de padres alemanes, Enrik cuenta que todo fue en un abrir y cerrar de ojos eso de producir birras.

Se encontraban los cuatro socios de aquel entonces bebiendo, probando y disfrutando, aunque para sorpresa de pocos no sentían satisfacción plena al degustar bebida tan sencilla (pero tan compleja) como una cerveza, y entonces planificaron, soñaron y trajeron a la mesa la idea de hacer cervezas. Lo que parecía un sueño se convirtió en realidad, cada uno aportó 4.000 Bs y comenzaron a producir cervezas sin experiencia pero con muchas ganas de adquirirla.

«Y empezamos a leer, empezamos a estudiar, a buscar las posibilidades, conseguimos la materia prima. Teníamos un galpón, pero estaba totalmente abandonado y entonces empezamos a hacer este proyecto junto con mi socios Héctor Rutmann, Julio Bergman y Juan Adolfo»

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La razón por la que nombraron a su cerveza «Benitz» viene de la historia que trajo consigo el apellido de una de las primeras familias en el proyecto de la Colonia Tovar, que aunque no tienen nada que ver con el grupo actual, sí representa a Benitz como una marca pionera de la bebida en Venezuela.

¿Quiénes eran los Benitz?

Según el archivo histórico y genealógico todo comenzó  en 1843 cuando llegaron los hermanos Benitz: Theodor, Alexander, Karolina, Karl y Lugarda. Dos de ellos (Theodor y Karolina) decidieron elaborar ya estando en la Colonia, la primera cerveza de Venezuela apenas un mes después de su llegada, en mayo de 1843.

Por su parte, Alexander fue el que impulsó a sus hermanos y a otros alemanes a asentarse en la Colonia Tovar. Fue topógrafo y litógrafo y desde que llegó a la Colonia se erigió como un político con gran determinación dentro de las tomas de decisión en el pueblo. Entre los hermanos monopolizaron la fundada Colonia y apenas un mes después de la elaboración de la primera cerveza, Theodor, quien fuera fundador de la cerveza Benitz, falleció un 26 de junio gracias a unas lesiones sufridas por oponerse a las políticas de gobierno de su propio hermano Alexander.

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Benitz, además de ser el apellido de Alexander (un hombre “malo” y de carácter fuerte por haber matado a su propio hermano) es también el apellido de los hermanos que fabricaron la primera cerveza de Venezuela y eso la convierte en una marca especial con historia para los colonieros (y para la historia de la cerveza en Venezuela).

¿A qué sabe Benitz?

Se caracteriza por tener sabores menos amargos que el resto de las artesanales que conocemos y de hecho, la idea de hacer cervezas frescas siempre estará en el panorama para estos productores:

«Nosotros buscamos una cerveza artesanal que permita que la gente pueda tomarse un vaso, dos o tres… y para eso realizamos el producto con una lupulización muy equilibrada»

En estos momentos cuentan con cinco estilos y el aguardiente de ginebra. Tienen una rubia pale ale tropicalizada, una roja «Jokili Bierli» que es irish red ale, una brown semitostada, una flavored stout con cacao, una stout del Reino Unido y una de trigo y miel Weisbbier.

El producto estrella es la rubia que tiene seis grados de alcohol, es bastante afrutada y con aromas cítricos, con mucho más cuerpo que las industriales, por lo que se presenta como una cerveza artesanal de sabores especiales pero muy “tomable”. Asimismo ofrecen una Dubbel ale, que es de origen belga.

«Es una cerveza que solo podían hacer los monjes en Bélgica, es una cerveza de abadía. Nos atrevimos a hacerla porque queríamos hacer una cerveza roja»

Además, los chicos de Benitz, pertenecen a la asociación cultural de los Jokilis, una comunidad que representa a los arlequines que alegran el carnaval típico en torno a la tradición alemana. Por eso, crearon una cerveza  llamada Jokili, en honor al color que tanto usan estos arlequines: el rojo. Empezó como una edición especial pero ahora la siguen elaborando.

«Nosotros le patrocinamos gran parte de la cerveza que ellos toman en el carnaval y nos dejaron utilizar el nombre Jokili para fabricarla. También hicimos cervezas doradas, una vez hicimos una Golden ale, de siete grados que gustó muchísimo, estamos por repetirla y pronto vamos a hacer una negra, hasta tenemos la cebada lista para hacerla»

Otro de los recovecos de esta historia, es que este grupo de jóvenes hace algo que nadie más hace en Venezuela: destilan el alcohol de la cerveza y producen una bebida (parecida a un aguardiente) a base de esta bebida:

«Estas mismas cervezas se pasan por un alambique artesanal y producimos algo así como una ginebra a base de cerveza… puede quemar un poquito la garganta, pero se le sienten los aromas del lúpulo y los sabores de la cebada»

Esta especie de aguardiente de cerveza consta de 40 grados de alcohol y es muy similar a una bebida muy conocida en Alemania llamada Schnapps, aunque el aguardiente que hacen en la Benitz es solo a base de cerveza, contrario a la que venden en Alemania que es a base de frutas.

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Otro lugar en donde hacen esta bebida con la misma base es en Dogfish, ubicada en Estados Unidos, aunque aquí en Venezuela son los únicos.

Toda la historia suena muy bonita, pero la verdad es que cuando de hacer cervezas se trata, existen elementos que no pueden quedar por fuera a la hora de producir en un país como este. Suena  fácil pero no lo es, ya que para su elaboración se requiere de agua, cebada y lúpulo (y acero inoxidable, un terreno y muchas ganas de aprender y equivocarte) ingredientes que justamente responden a una crisis que afecta a todos por igual, y tal como ha sido el caso de muchos productores, estos componentes esenciales escasean de forma regular.

Lo que sí tienen a favor es que uno de los elementos mágicos (el agua)  funciona de forma ideal en las instalaciones de la planta y este elemento es uno de los secretos más importantes para hacer cerveza de buena calidad, tal como dice Enrik:

«El agua de esta fábrica es de pozo profundo. Nosotros no utilizamos agua de esas que vienen de hidrocentros, nosotros usamos agua de pozo y con eso es que se hace una buena cerveza. Bueno aquí en la Colonia el agua es de muy buena calidad»

Benitz tiene planes de llegar hasta los 1200 litros diarios en producción. Enrik y otros cerveceros desmienten que para hacer cerveza artesanal la producción tiene que ser pequeña y que por el contrario lo más importante de hacer cerveza artesanal es que no hayan controles computarizados ni automáticos, es decir, que la mano del hombre siempre esté presente en el proceso de fabricación del producto en casi todas sus facetas.

«A diferencia de una industrial que le lanzas los ingredientes por un lado y por el otro ya sale la paleta armada, etiquetada y todo listo»

Otro aspecto que tienen en su favor es que el solo hecho de pertenecer a la comunidad de la Colonia Tovar ya les agrega una segunda representación (incluso simbólica) de la cerveza como marca:

«Cuando piensas en un alemán piensas en cerveza. Digamos que es una de las ventajas de estar acá. No es lo mismo hacer una cerveza en Acarigua que en la Colonia Tovar y lo más seguro es que la gente prefiera la cerveza de la Colonia»

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Otro punto a favor en este reto es el clima de la ciudad coloniera, ya que al producir este tipo de cervezas se requiere de una alta fermentación y la temperatura que disfrutan se ajusta de forma perfecta para la realización de la misma.

Sin embargo, uno de los factores que siempre atraviesan estos tipos de emprendedores van de la mano con problemas para conseguir la materia prima, cuestiones burocráticas y de legislación. Ya que la legislación venezolana no contempla todavía la cerveza artesanal como un trabajo artesano (valga la redundancia) por lo que se han dado la tarea de enfrentar estos retos a través de astucia, valor y esfuerzo:

«Todos los retos los hemos ido enfrentando. Por ejemplo: la ley dice que para tú ser artesanal tienes que sembrar la materia prima en la zona y pues nosotros tenemos una siembra de cebada».

Las apuestas por construir una empresa fuerte son muchas y tienen pensado hacer una instalación únicamente para maltear (esto es un proceso fundamental de la fabricación cervecera) y así como tienen siembra de cebada, tienen que enfrentarse a los problemas de escasez de productos como el lúpulo, este último un producto que muy pocos venden en Venezuela.

Hoteles, posadas y restaurantes en la Colonia Tovar donde puedes conseguirla:

En otras zonas del país:

Y si deseas disfrutar de una experiencia más íntima del sabor de esta cerveza, nuestra recomendación es visitar directamente la planta de Benitz (en la Colonia Tovar), ya que los fines de semana y feriados abren al público en general para degustar una buenas “frías” directo del sifón.

COORDENADAS CERVECERAS:

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