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La Guaira es también un destino gastronómico

Este estado costero es más que playas y los emprendedores gastronómicos trabajan diariamente por hacerlo ver. Dos de ellos organizaron un recorrido por el Día Mundial del Turismo como una manera de demostrarlo, pero son sus historias las que dan fuerza a sus palabras y objetivos

Raymar Velásquez y María José Dugarte
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Para la mayoría de los caraqueños, La Guaira solo es sinónimo de playa cercana. Encontrar algo más que hacer en la costa le podría resultar un descubrimiento. Lo cierto es que hay opciones más allá de una visita al mar o una salida-entrada a Venezuela. Quienes hacen vida en el estado no paran de repetirlo, y hablan con fundamento, en especial cuando se trata de gastronomía.

Un recorrido guiado por negocios gastronómicos, específicamente por Churuata Piarima y Cacao Siete, bastó para comprobarlo: en La Guaira hay personas que trabajan por rescatar su historia, hacer más atractiva su cinta marítima, y sobre todo explotar su turismo gastronómico.

Sus testimonios comprueban lo obvio. Se necesita trabajar mucho para cambiar la perspectiva sobre un destino turístico, pero, sobre todo, hay que tener ganas de brindar un servicio cargado de calidad humana. Uno de los destinos más especiales, en este sentido, es Churuata Piarima.

En Piarima, la carta se escribe en familia

En Las Salinas, camino hacia Chichiriviche de La Costa, hay una parada que, desde hace casi 50 años, se ha vuelto obligatoria: el restaurante Churuata Piarima. Para los que son de la zona, ese lugar no necesita presentación, pues es parte de la cultura y el atractivo turístico del lado oeste del Litoral Central.

La historia la cuentan sus propias paredes. Foto: María José Dugarte.

Las paredes de Churuata Piarima hablan de sus inicios, en el año 1948, y de su presente. Hay cientos de fotos con actores, cantantes y otras figuras públicas que demuestran la proyección que ha tenido el negocio durante años, pero los retratos más especiales detallan a la familia Balić, unos migrantes alemanes-croatas que llegaron a Venezuela escapando de la guerra y se asentaron en La Curva, un lugar que a finales de los años 40 no tenía luz ni agua por tubería.

Actores que han visitado el restaurante. Foto: María José Dugarte.

Dragan Balić, gerente general del restaurante e hijo de esos migrantes, cuenta que en Piarima el servicio comenzó con la venta de pescado frito en un puestico anexo a la casa donde creció con sus hermanos.

Dragan Balić. Foto: Raymar Velásquez@menucallejero

Todo lo que vendían era lo que su padre sacaba del mar. El señor Balić tenía buena técnica porque se dedicaba a la pesca antes de llegar a Venezuela. La diferencia es que en este país vio más abundancia y variedad de peces, entonces decidió aprovecharlo.

Un cayuquito y la faena de un día hacían siempre la diferencia. Casi siempre traía mucho pescado, por eso no bastó con tan solo venderlo frito. La familia Balić incluyó en su menú empanadas y jugos, sopas y cocadas, las cuales se volvieron muy populares.

Poco a poco construyeron su punto, pero el éxito no solo se relacionaba con ser los únicos en una vía casi desierta, sino en el esmero que le ponían a la cocina.

El alemán, el bote que sale de faena a buscar el pescado para la mesa en Piarima. Foto: María José Dugarte.

“Fue con el transcurso de los años que fuimos mejorando y creciendo (…) Venimos desde abajo, desde cero. Todo aquí está hecho por nosotros”, dice Dragan.

En Piarima hay mesas frente al inmenso mar de La Guaira. Foto: María José Dugarte.

Con el tiempo, la semilla del gusto por el trabajo dio frutos. Los espacios se ampliaron, pero la tragedia de Vargas fue lo que terminó por motivar la expansión total del negocio a lo que hoy es: un restaurante familiar a la orilla de un mar de aguas cristalinas.

César de pescado ahumado, fideuá de langosta…

En Churuata Piarima son especialistas en marisquería y pescados. No importa como lo pidas, seguramente te lo van a servir.

Para Dragan es un orgullo decir que sus platos son absolutamente propios: “Son pescados nuestros, producidos por nosotros. Tenemos platos exclusivos como la ensalada tipo César de pescado ahumado, chupe de langosta y fideuá de langosta”.

Plato de ceviche del restaurante Piarima. Foto: Raymar Velásquez@menucallejero

Los pescados que más llegan al restaurante son el mero, pargo, pez espada. Todos por la pesca de amigos y familiares de los Balić. Mientras que la marisquería la compran a productores locales de El Placer.

El mar recibe siempre a los comensales. Foto: María José Dugarte.

En Piarima, a diferencia de otros restaurantes, el concepto de la familiaridad y la tradición pesa en la sazón del menú.

Todos los platos los preparan sus propios dueños. Cuando se le pregunta a Dragan Balić la razón, responde: “Lo hacemos porque las cosas hay que hacerlas con amor, no por dinero. Cuando tú haces algo por dinero, las cosas no te quedan bien. Las cosas hay que sacarlas del corazón, entonces ahí le pones sabor, amor y color. Cuando contratas a alguien por sueldo no es lo mismo”.

La Guaira
Plato de pulpo grillado de Piarima. Foto: Raymar Velásquez@menucallejero

No obstante, eso no significa que en Piarima no existan trabajadores. Sí hay, son entre 18 y 25 personas, pero Balić los ve de manera diferente porque existe un vínculo que trasciende: “Son personas del pueblo y para ellos esto es parte de la familia. Ellos quieren esto como si fuera suyo y esa es la idea, darles sentido de pertenencia a los empleados”.

Iván Balić, hermano de Dragan, es quien recibe a todos los comensales en Piarima. Foto: María José Dugarte.

Dragan y su familia tienen sus objetivos claros cuando se habla del restaurante Churuata Piarima y su aporte en el turismo gastronómico de La Guaira: “Yo pienso que eso es darle alegría a la gente. Es demostrar que se pueden encontrar cosas buenas y bellas aquí en Venezuela”

Cacao Siete, para pisar varias veces el aeropuerto

En el área nacional del Aeropuerto Internacional de Maiquetía, justo sobre la puerta de embarque número siete, está Cacao Siete, un restaurante que se caracteriza por su menú de estilo caraqueño colonial.

Cacao Siete comenzó a funcionar en el aeropuerto en el año 2018. Su cofundadora, Merfran Mesones, cuenta que se enteraron de que había un espacio habilitado por casualidad y no dudaron en presentar la propuesta: “Queríamos que la gente pudiera crear aquí buenos momentos y tener una espera más confortable”.

Eso gustó, pero la aceptación se volvió una realidad por la buena mesa: “Teníamos un concepto que consistía en rescatar la cultura gastronómica nacional. Nos enfocamos en promocionar esos platos que comíamos desde pequeños, adaptados a nuestros tiempos”.

Esa tarea estuvo a cargo del chef Carlos Aguirre: “Él nos ayudó a diseñar todo el menú y le dio toques muy nuestros para realzar la personalidad de Cacao Siete”.

La Guaira

En el menú también hay platos andinos, orientales y caraqueños. Y de hecho, la preparación más andina es oriental: el pastel de chucho. «La gente de Caracas siempre regresa a comerlo”, dicen los mesoneros.

La Guaira

Un desayuno para un grupo amplio de personas puede incluir canastitas de plátano verde, arepas de plátano y chía, mini arepitas de reina pepiada, cestitas de cangrejo, y su famoso bowl de açaí (manaca) con granola hecha en casa

Merfran siempre destaca a sus visitantes una cosa: “Para ir a Cacao Siete no hace falta ser un viajero, solo las ganas de degustar una comida de buen sabor. Por eso estamos en el área externa, no tienes que tener un boarding pass para entrar. Este es un lugar para disfrutar el espacio”.

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