En 2012 se arrojaron a la basura 35 millones de toneladas de alimentos, dijo el viernes durante una conferencia de prensa en Washington Mathy Stanislaus, uno de los responsables de la EPA (Environmental Protection Agency), el organismo federal encargado de la protección ambiental.
Ese despilfarro representó 21% de los alimentos producidos, cosechados y comprados ese año, es decir una pérdida de 1.300 millones de dólares.
El funcionario inauguró una semana durante la cual se busca convencer a los ciudadanos para «comprar menos y donar» lo que no se consume a los bancos de alimentos y otras organizaciones caritativas, es decir a despilfarrar menos.
Los alimentos desechados representan el 21% de todos los residuos. No se trata solamente de alimentos que se pierden, cuando uno de cada seis estadounidenses vive en la pobreza, sino que además produce más metano, dañino para el ambiente, agregó el funcionario.