La leche materna se crea a partir de los nutrientes, líquidos y las reservas que tenga la madre y su calidad va a depender de la salud de la mujer, de lo que está consumiendo, tóxicos ambientales, funcionamiento hormonal, pensamientos, agua que ingiere, sistema inmune, flora bacteriana y genética.
Los genes sólo influyen en 25 % en el desarrollo de la enfermedad o la salud, mientras que el ambiente lo hace en un 75 %. Dentro de lo que podemos controlar es lo que se come, por lo que, al hacer ciertos cambios en la alimentación, se pueden ver mejorías.
Por eso mamá, puedes tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:
Remover alimentos inflamatorios: Evita alimentos en tu dieta que pasan por la leche materna y causan o agravan los síntomas de tu bebé. Los alimentos que más comúnmente suelen causar reacciones adversas son cereales (trigo, centeno, cebada, avena, maíz y arroz), lácteos, azúcar, huevo, café. Si consumes diariamente alguno de los alimentos antes mencionados, prueba removerlos o disminuir su consumo.
Tener un diario de alimentación: viene unido al primer punto. Si llevas un diario donde anotas lo que consumiste y luego los síntomas que presenta tu bebé, desde hipo, o llanto, o cambio en las heces, podrás detectar más fácil los alimentos que no está tolerando bien y están causando malestar en tu bebé.
Reponer con alimentación natural lo más posible: vivimos en un mundo agitado, corriendo, que muchas veces no es posible comer comida natural, pero mientras más alimentos naturales incorpores, mejor leche formarás, que le caerá mejor a tu bebé.
La mayoría de los alimentos procesados están cargados de azúcar, lácteos, químicos, pesticidas, que afectan tu leche. Los alimentos naturales, como son los vegetales, frutas, tubérculos, nueces, leguminosas, pescados, pollos, aguacate, le van a dar los nutrientes para formar una leche de buena calidad que tu bebé necesita para crecer sanamente. Trata diariamente de incorporarlos.
Ir al baño todos los días: esto ayuda a botar las toxinas que creamos diariamente en los procesos metabólicos del cuerpo y las que ingerimos del medio ambiente. También ayuda a eliminar bacterias no beneficiosas contribuyendo todo esto a formar una leche de mejor calidad.
El bebé puede tomar probióticos: consultando primero con tu especialista, ya existen probioticos para lactantes. Busca un suplemento que contenga bifidus, bacterias y lactobacillus, mínimo de 5 billones. Estas bacterias ayudan a digerir mejor la comida y disminuir la inflamación a nivel intestinal. Se puede mezclar con leche materna.
Revisa la fórmula: si el bebé está consumiendo una fórmula que le causa cólicos podemos optar por una más hipoalergénica. Consulta con tu pediatra, pero hicimos un estudio de mercado y recomendamos que, en cuanto al contenido de carbohidratos, la formula contenga preferiblemente alguno de los siguientes: lactosa, maltodextrina, tapioca, corn syrup (jarabe de maíz), y que el contenido de proteínas sea de alguno(s) de los siguientes: whey protein hidrolizado (suero de leche hidrolizado), caseína hidrolizad, aminoácidos.
Clavos de olor, aceite de bebé o de almendras, alcohol y paciencia para dejarlo macerar 4 días, es todo lo que se necesita para hacer un repelente casero
Se suele culpar a la falta de fibra en la dieta y al alto consumo de comida ultraprocesada, pero definitivamente esta no es la única razón. Los oncólogos sospechan de cambios en la flora bacteriana pero aún no saben qué los causa
Sus propiedades como antiinflamatorio y antioxidante natural están científicamente comprobadas. Además, es un ingrediente versátil en la gastronomía. Hablamos con una experta sobre la dosis recomendada, beneficios y contraindicaciones y compartimos algunas recetas