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Boris Johnson regresa del coronavirus y pide paciencia

El confinamiento en Gran Bretaña se mantendrá al menos hasta el 7 de mayo, advirtió Boris Johnson. El primer ministro volvió al trabajo tras reponerse de la Covid-19, la enfermedad respiratoria provocada por el nuevo coronavirus. Advirtió el "riesgo de un segundo pico" de la epidemia si las medidas se relajan demasiado pronto o demasiado bruscamente. Llamó al país a "contener la impaciencia".

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Recuperado tras su convalecencia, el primer ministro británico Boris Johnson retomó el lunes las riendas del gobierno y de la controvertida gestión de la pandemia de coronavirus. Afirmó que el país «empezó a invertir la tendencia» pero debe «seguir adelante» con el confinamiento.

«Gracias a nuestra determinación nacional colectiva estamos a punto de lograr esa primera misión clara: evitar que nuestro servicio nacional de salud se vea abrumado de una manera que trágicamente hemos visto en otros lugares. Y así es como hemos empezado a invertir la tendencia», dijo en su primera aparición pública desde que salió del hospital del 12 de abril.

«Creo que llegamos ahora al final de la primera fase de este conflicto y estamos cerca del éxito», agregó.

Se presentó ante las cámaras de televisión situadas a toda prisa frente a la puerta de Downing Street cuando el ejecutivo anunció una comparecencia inesperada.

Sin embargo, Boris Johnson advirtió del «riesgo de un segundo pico» de la epidemia si las medidas se relajan demasiado pronto o demasiado bruscamente. Llamó al país a «contener la impaciencia».

De momento, afirmó, no está en condiciones de precisar «cuan rápido o despacio o incluso cuándo» se levantarán las medidas de confinamiento.

El encierro fue impuesto el 23 de marzo y prolongadas al menos hasta el 7 de mayo.

Duras críticas

El jefe del gobierno conservador, de 55 años, pasó diez días enfermo en su residencia oficial. Después estuvo una semana en un hospital londinense, incluido un complicado paso por cuidados intensivos. Pasó después su convalecencia en Chequers, residencia de campo de los primeros ministros británicos.

Al mismo tiempo su ejecutivo era duramente criticado por la prensa y la oposición por la gestión de la crisis sanitaria.

Con 20.732 fallecimiento registrados en hospitales, el Reino Unido se encuentra entre los países europeos más afectados. Pero el balance es real es aún mayor si se suman las muertes en las residencias de ancianos que no se contabilizan de manera oficial y ascienden a miles,según representantes del sector.

Sin embargo, el domingo las autoridades registraron 413 fallecimientos en las últimas 24 horas, el balance más bajo desde el 31 de marzo.

La semana pasada, como anticipo de su retorno a la actividad, Johnson había hablado por teléfono con el presidente estadounidense Donald Trump y la reina Isabel II.

«Impaciente» por reunirse con el jefe de gobierno, el recientemente elegido nuevo líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, le envió una carta reiterándole sus críticas.

 La peor recesión en «siglos»

Según Starmer se cometieron graves «errores» y el gobierno ha sido «demasiado lento», tanto en decidir y luego revisar el confinamiento como en la realización de tests y el suministro de equipos de protección al personal sanitario y a centros como las residencias de la tercera edad.

Sin embargo Londres adelantó que prevé poner en marcha una aplicación para rastrear los contactos de las personas que están enfermas o tienen síntomas y evitar así un repunte de la epidemia. Pro solo lo hará para cuando el número de casos de contagios haya disminuido significativamente.

Respecto a las consecuencias económicas, el Banco de Inglaterra advirtió el jueves que el país enfrentará la peor recesión desde «hace siglos».

Reiterando sin cesar que toma sus decisiones de acuerdo a los consejos de especialistas, el ejecutivo se vio inmerso el sábado en una polémica a causa de la presencia de Dominic Cummings, un muy controvertido asesor de Boris Johnson, en varias reuniones del comité científico que aconseja al gobierno.

Downing Street ha subrayado que los consejeros políticos no tienen «ningún papel» activo en este comité. Pero la oposición laborista afirma que este asunto hace desconfiar a los británicos de la independencia del equipo científico.

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