Quintero señala que el Generalísimo Miranda apenas resalta su buena impresión por los arenques en Suecia, hace referencia a un impase en Suiza, en donde por poco es obligado a comer carne en día de Vigilia y las cuentas de un viaje a Génova, en las que queda plasmado que comió helado todos los días, sin embargo no habla de ello y nos toca imaginar si fueron de chocolate o pistacho.
“Siendo tan detallista en la descripción de tantas cosas, no se detiene a comentar la calidad de los platos que tiene ocasión de degustar en los innumerables y fastuosos banquetes a los cuales asiste a lo largo de todo su viaje, como –por ejemplo– deben haber sido los de la corte imperial rusa”. –Inés Quintero