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"La ira de Dios": ¿Cómo consiguió Kloster su venganza "perfecta"? Explicamos el final

La película argentina tiene un final más turbio de lo que se ve en pantalla y esto pasa por comprender unas pistas que nos dan durante la cinta. Aquí detallamos esas claves

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La película argentina «La ira de Dios» («The Wrath of God» para el mercado anglosajón) es una de las más vistas en Netflix y las razones son claras: la buena factura de la cinta y sobre todo un retorcido final que desconcertó a los espectadores.

Dirigida por Sebastián Schindel, la cinta es una adaptación de la novela de Guillermo Martínez La muerte lenta de Luciana B. El escritor, que nació en Bahía Blanca, es también matemático, un dato que no es menor en la cinta que vamos a analizar en las siguientes líneas.

La sinopsis de «La ira de Dios es la siguiente»: «Convencida de que las extrañas muertes de sus familiares fueron orquestadas por un novelista para quien trabajaba, Luciana recurre a un periodista para exponer su verdad». A continuación el tráiler.

¿Kloster es culpable de los asesinatos?

Lo es. No hay que darle mucho la vuelta a esto. La conversación que tiene Kloster (Diego Peretti) con Luciana (Macarena Achaga) en el teatro es clave y no da para otras elucubraciones. Básicamente, él le dice a ella que tiene la posibilidad de acabar con la cadena de muertes si toma una decisión final, es decir, el suicidio. Y eso termina sucediendo. A cambio del «sacrificio», el escritor promete que no le hará daño a la hermana menor, Valentina (Ornela D’elia).

¿Cómo se las arregló Kloster para asesinar a los familiares de Luciana?

El director de la película no tiene interés en mostrarnos cómo Kloster planea o ejecuta a los familiares de Luciana. Solo insinúa que tuvo que ver, poniendo al escritor en la escena del crimen. Así, lo vemos en el balneario, donde fallece ahogado Ramiro (Santiago Achaga). También tiene conocimiento de la tarta de hongos que los padres de su ayudante suelen comer. Incluso, Luciana le enseña a Kloster la diferencia entre un hongo venenoso y uno comestible.

Posteriormente, se sabe que Kloster intercambia correspondencia con sujetos que viven en la prisión y fanáticos de sus obras, que, como se dice en la película, son muy oscuras. Así, un convicto mata a golpes a Bruno (Pedro Merlo) y un hombre asiático inicia el incendio en el que fallece la madre de Luciana (Romina Pinto), que había sobrevivido a la comida envenenada. Este último victimario bien podría ser uno de los fanáticos de los libros de Kloster. De hecho, en los objetos recolectados en la escena del crimen hay un texto del exitoso autor.

¿Kloster quiere vengarse de toda la familia o solo de Luciana?

Esta es una pregunta que no es tan fácil de responder. En el diálogo final, que cierra el círculo entre el inicio de la cinta y lo que sucede en el auditorio, Kloster da a entender que si Luciana se hubiera suicidado al principio, la «deuda» por la muerte de la esposa e hija del escritor se hubiera saldado mucho antes. Pero eso no es tan cierto si recordamos varios pasajes de la película.

Kloster le dice a Luciana, al principio del largometraje, que para que se ejecute realmente la Ley de Talión («ojo por ojo»), las perdidas deben estar igualadas. De tal manera que la única manera de que Luciana, a ojos del villano de la historia, pudiese «pagar» el sufrimiento de su exjefe es perdiendo también a su familia.

¿Por qué hay referencias a la Biblia y Dios?

El nombre de la película es clave para entender el desenlace. La cinta no se basa tanto en el sufrimiento de Luciana, como reza el título original de la obra en que se basa el guion: La muerte lenta de Luciana B. Aquí lo importante es Kloster, quien se ve así mismo como un Dios. Es quien ejerce la justicia según su propio postulado. Esto queda confirmado en la presentación del último libro, Odile y Odette, el más exitoso según la crítica.

«Ojo por ojo, diente por diente. Vida por vida. La ley de Talión nos habla de la dimensión humana de la justicia que busca la equiparación al daño. En Odile y Odette, la venganza no es a escala humana, es a escala divina», dice Kloster. Luego hace un repaso de las leyes en la historia, desde el Código de Hammurabi hasta el pasaje de Caín y Abel. Para cerrar así: «Los textos bíblicos se refieren a la ira de Dios como la manifestación de la justicia divina. En esta nueva novela, la venganza, la justicia, es completa y es perfecta».

Es obvio que Kloster no está hablando solo de la novela sino de lo que está viviendo con Luciana. De hecho, antes, en una entrevista, se le preguntó que cómo había llegado a este nuevo estilo de escritura. Y él respondió que había encontrado «una nueva musa». Esa musa no es más que el deseo de venganza.

¿Hay un interés sexual en la hermana menor de Luciana?

Sin lugar a dudas lo hay. Valentina, para dolor de Luciana, ha desarrollado un interés por Kloster toda vez que la hermana mayor le prohíbe leer los textos de su exjefe. Y ya sabemos lo que sucede con la prohibiciones. De alguna manera, para poca fortuna de la protagonista, insertó la curiosidad en su hermana menor.

Luego, en la entrevista con el reportero Juan Minujín (Esteban Rey), Kloster lo echa diciéndole que está preparando una presentación para un grupo escolar. Esto es una referencia a Valentina que es una menor de edad.

Finalmente, en el encuentro durante la incineración de Luciana, queda establecido que Kloster tendría inclinaciones sexuales por Valentina, a quien tomó primero como una hija (el escritor dice que su pequeña tendría la misma edad si estuviera viva) y luego, al cumplir los 18 años (en una semana), como pareja. Así se consume la venganza «perfecta» del Dios Kloster: recobró lo que había perdido.

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